En un mundo donde las relaciones internacionales parecen más volátiles que nunca, mirar hacia el Atlántico y entender cómo España se posiciona frente a los Estados Unidos se vuelve una tarea esencial. Recientemente, Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio Americana en España, tuvo el honor de ser el único representante empresarial español invitado a la toma de posesión del presidente Donald Trump. Pero, ¿qué significa esto realmente para la economía española y su futuro?
¿Un honor o una condena?
Cuando escuché sobre la invitación a Jamie Malet, no pude evitar pensar en lo que había detrás de este honor. ¿Un desfile de poder y dinero? ¿Una oportunidad para hacer networking? O, como lo señalarían algunos, una forma de tomar el pulso a la nueva administración desde la primera fila. ¿Acaso no recordamos las reacciones en redes sociales cuando el mandatario estadounidense asumió el cargo la primera vez? Era como si la vorágine política se trasladara desde las tribunas de la historia a la primera línea del cine de Hollywood, con todos nosotros como espectadores incrédulos.
Malet nos da una perspectiva diferente: “Represento a más de 250 empresas que han mostrado un fuerte compromiso con las relaciones transatlánticas”. ¡Eso suena bien y suena profesional! Pero, ¿realmente hay un interés tangible para las empresas españolas en este nuevo orden mundial?
¿Cuáles son las expectativas?
Entrevistado antes de volar a Davos, Malet comparte que el nuevo gobierno de Trump tiene un enfoque más eficaz y bien definido. Pero espera un desafío significativo: “Estados Unidos se siente debilitado ante potencias que no respetan las reglas del juego.” Aquí es donde empieza el juego político-táctico. Y nosotros, como consumidores y trabajadores, debemos estar muy atentos a cómo se despliegan estas estrategias.
Imaginen a un grupo de empresarios de Silicon Valley, con una copa de vino (claro, ¡bien filtrado!) hablando con confidentes sobre cómo navegar estos mares inciertos. Esa cena en el Building Museum con nombres como Elon Musk y Jeff Bezos no puedo evitar que me haga sentir un poco pequeño. Pero, por otro lado, me hace pensar: si ellos están en la conversación, ¿por qué no nosotros?
El papel de España en la nueva agenda de Trump
La relación con Estados Unidos, según Malet, ha ido evolucionando a lo largo de las décadas. Desde que los estados americanos empezaron a invertir en España en los años 60, hemos ido escalando posiciones en el mapa de inversores. Hoy, España se posiciona como el décimo mayor inversor en EE.UU. ¿Acaso no es sorprendente cómo un país que alguna vez estaba al borde de la recesión económica se ha sentado en la mesa de los grandes?
Sí, es cierto que los aranceles anunciados por Trump son una preocupación. Pero la diferencia aquí es que, a pesar de cierto déficit comercial, el flujo de inversiones podría compensar esos efectos negativos. Eso suena a un clásico juego de ajedrez donde cada movimiento importa y no se puede jugar sólo por el intercambio de piezas menores. Si bien el comercio entre los países es importante, la inversión es el rey (y no, no me refiero al Rey de España, aunque también tiene su papel en esta historia).
España como hub de energía y tecnología
Malet menciona una gran oportunidad para España en un proceso de reorganización de las cadenas de valor, posicionándose en sectores clave como la energía sostenible y la inteligencia artificial. Teóricamente, eso suena genial, ¿verdad? Pero ¿cuántas veces hemos escuchado promesas similares que nunca fueron más allá de las palabras?
En mi experiencia, he visto que las buenas intenciones a menudo quedan enterradas en la burocracia y la inacción. Sin embargo, aquí hay un rayo de esperanza. La Cámara ha publicado un informe concreto con propuestas para duplicar el peso de la industria en 10 años. Así que, mientras cruzamos los dedos para que esto no sea solo un sueño en un informe, empezamos a vislumbrar que podríamos estar en el camino correcto.
La burocracia y la carga fiscal
Hablando de burocracia, Malet apoya la idea de que España debe revisar sus políticas de gasto. ¿Y qué significa eso para nosotros, trabajadores y consumidores? ¿Menos impuestos? Aquí la conexión es directa. Si el gobierno español pudiera reducir los impuestos y abrir las puertas a las inversiones, entonces podríamos estar ante un entorno más dinámico. ¿Quién no quiere vivir en un país donde la burocracia es menos densa y donde las oportunidades abundan?
Por otro lado, la comparación con la administración de Trump no deja de ser interesante. Hay que recordar que, si bien el estilo del ex-presidente pudo haber sido controvertido, el enfoque en la desregulación puede ser un camino pronto a seguir por otros gobiernos. Quizás, incluso, el nuestro.
La energía nuclear: ¿un paso atrás o un paso adelante?
¿Y qué pasa con la energía nuclear? Para algunos, la idea de prolongar la vida útil de estas plantas puede parecer un salto hacia el pasado. Pero, ¿acaso no debemos mirar el presente? La combinación de energía nuclear con renovables y biocombustibles puede ser una solución viable en este contexto de transición energética que estamos viviendo.
Vivimos en tiempos donde las opciones son multi-plural (sí, estoy intentando hacer un juego de palabras aquí). Lo crucial es que todas las energías deben ser parte de la conversación. ¿No sería bueno que España liderara este debate y pudiera estar a la cabeza de la transformación energética global?
Relaciones diplomáticas: más allá del ideario político
Malet no parece preocupado por las tensiones diplomáticas que puedan surgir tras las críticas al presidente del Gobierno español sobre Trump. Después de todo, las relaciones entre los países deben trascender las diferencias ideológicas. Como él dice, “hay muchos intereses comunes». Y aquí también caen en la mesa esos lazos históricos que deben recordar la importancia de mantener una buena relación. ¿No escapamos un poco del pasado al mejorar el futuro juntos?
El Rey como símbolo de unidad
La modernidad y estabilidad institucional que representa el Rey de España se vuelve relevante en esta nueva etapa. En un contexto donde la historia nos recuerda constantemente nuestras interacciones, la figura del Rey puede ser una herramienta poderosa para fortalecer nuestras relaciones en esta nueva era de incertidumbre.
Estamos a puertas de celebrar el 250 aniversario de la Declaración de Independencia de EE.UU., donde España desempeñó un papel crucial. Este aniversario puede ser el escenario perfecto para revitalizar nuestros lazos históricos y de amistad. ¡Que se preparen aquellos que dicen que el vino tinto español no sabe a gloria!
Conclusiones finales: oportunidades y desafíos
Así que, después de navegar por este océano de incertidumbres con Jaime Malet como capitán, me siento algo esperanzado. Esta nueva era de Trump, con sus idiosincrasias y todo, puede representar una oportunidad dorada para España. Pero hay un camino por recorrer y que debe ser trazado cuidadosamente.
Ahora que hemos llegado al final de este viaje, la pregunta es: ¿Estamos preparados para enfrentar estos desafíos y aprovechar las oportunidades que se nos presentan? La pelota está en nuestro tejado, y, como suelen decir, cuando la vida te da limones… ¡haz limonada! O mejor aún, ¡inventa una nueva bebida!
La única certeza es que, al final del día, somos nosotros los que debemos recoger las piezas de esta intrincada danza entre España y Estados Unidos, y asegurarnos de bailar con gracia.