La realidad es que vivimos tiempos de incertidumbre. Miedos antiguos se mezclan con temores nuevos, generando una tempestiva confusión. ¿Te has dado cuenta de cómo el mundo ha cambiado en las últimas décadas? Antes, los mitos que nos mantenían unidos parecían tan sólidos. Desde el sueño americano hasta la promesa de que «el trabajo duro trae recompensa», estos relatos moldearon nuestra existencia. Sin embargo, en el presente, algo ha dado un vuelco: ya no sabemos qué creernos. ¿Cómo llegamos aquí? Vamos a desmenuzar esta cuestión juntos.

La fábula del crecimiento perpetuo: de Adam Smith a la modernidad

Desde el famoso libro de Adam Smith, «La riqueza de las naciones», la humanidad ha creído en un relato que prometía crecimiento infinito a través de la productividad. ¿Recuerdas cuando el trabajo en una línea de producción era el camino hacia una vida digna? En el mundo industrial, esa historia resonaba con fuerza. Imagínate en el siglo XVIII, donde la revolución industrial estaba a la vuelta de la esquina. Todo parecía posible, y las fábricas se convirtieron en templos de la promesa de un futuro brillante.

El sueño era sencillo: con esfuerzo y dedicación, cualquiera podría tener una mejor vida. ¿A quién no le han dicho alguna vez «la suerte no existe, solo el trabajo duro»? Esa narrativa se hizo tan omnipresente que se convirtió en una religión laica. Trabajar duro era la clave para abrir las puertas del éxito. A través del esfuerzo, los pobres podían alcanzar el estatus de clase media, y así, la ilusión se alimentó durante siglos.

Pero, ¿y ahora?

El cuento de hadas del crecimiento continuo se ha 👻 desvanecido. La realidad es que, desde alrededor del año 2000, la productividad ha estado estancada en muchas economías avanzadas. Es como un mago que prometió trucos eternos pero que, al final de la función, se quedó sin pañuelos para sacar de la chistera. La famosa «mano invisible del mercado» parece haber perdido sus poderes mágicos.

Impacto en la sociedad actual: el vacío de significado

Hoy en día, la narrativa del esfuerzo se siente como una broma cruel. ¿Cuántas veces has escuchado a alguien decir «si trabajas duro, lo lograrás» mientras veías cómo sus esfuerzos son ignorados en un mundo de despidos y precariedad? Muchos están trabajando tan duro como pueden, pero el valor que antes otorgaba el trabajo ha perdido brillo. Las historias de éxito están quedando atrás, y eso trae consigo una frustración generalizada, especialmente entre los jóvenes.

La pregunta es: ¿qué hacer con todo esto? Si la narrativa del esfuerzo ha fracasado, necesitamos urgentemente encontrar un nuevo relato que nos una y nos permita comprender nuestras vidas.

La crisis de la identidad y la búsqueda de un nuevo mito

Encontrar nuestro lugar en este mundo cambiante es esencial. Sin un nuevo mito, la sociedad se enfrenta al peligro de tribalizarse. ¿Te has fijado en cómo, ante la falta de un relato universal, la gente gravita hacia identidades cada vez más específicas? Cada individuo busca su tribu: ya sea en el veganismo, en movimientos políticos extremos o en estilos de vida excluyentes, todos queremos un sentido de identidad y pertenencia.

Es comprensible. En un mundo donde las certezas se desmoronan, es más fácil unirse a la primera comunidad que te haga sentir especial y único. Pero, ¿realmente nos lleva eso a un lugar mejor? La respuesta es un rotundo no. Esto solo intensifica la división. En lugar de unirnos, nos encontramos más alejados.

La necesidad de equidad: ¿quién se queda con el pastel?

La historia del esfuerzo trae consigo la inequidad. Solo porque uno trabaje duro, no significa que obtenga una recompensa justa. Es probable que haya escuchado sobre cómo los trabajos bien remunerados están disminuyendo. Mientras algunos cursos universitarios siguen siendo extremadamente selectivos, la mayoría se siente impotente. ¿Y quién se lleva el pastel? Generalmente, aquellos que ya tienen un acceso privilegiado debido a sus contactos o antecedentes.

Volviendo a la esencia: un nuevo relato para el siglo XXI

Necesitamos un nuevo relato que integre a todos en la sociedad. En lugar de seguir alimentando la narrativa del esfuerzo, deberíamos empezar a valorar las contribuciones que van más allá del trabajo diario: exploración, creatividad, aprendizaje continuo y colaboración.

Tal vez debamos empezar a vernos no solo como trabajadores, sino como seres humanos integrales, con experiencias, emociones y deseos diversos.

¿Hacia dónde nos dirigimos?

Nos encontramos en un punto de inflexión. ¿Que vamos a elegir? ¿Continuar en la senda del resentimiento y la división o unirnos bajo un nuevo mito que valore a todos los miembros de la sociedad? Un nuevo relato podría mirar hacia el futuro con esperanza: con ciudades sostenibles, trabajo flexible, igualdad social y bienestar.

La búsqueda de un nuevo mito universal

Busquemos un mito que no solo explique el mundo, sino que también ofrezca espacio para todos. La historia muestra que las sociedades que logran adaptarse suelen sobrevivir las tormentas. Un nuevo relato debería centrarse en la comunidad, en cómo el bienestar individual se entrelaza con el colectivo. Tal vez no necesitamos recuperar a un dios o un mito antiguo, sino crear uno nuevo que invite a la inclusión y la solidaridad.

Conclusión: es hora de reescribir nuestra historia

A medida que nos adentramos en el siglo XXI, el «fruto del esfuerzo» y el «crecimiento perpetuo» ya no nos sostienen. Necesitamos nuevas historias que abarquen la diversidad de nuestra existencia. Imaginemos un futuro donde cada individuo pueda explorar sus pasiones y contribuir al bien común de manera significativa, no solo a través del trabajo.

Así que, ¿estás listo para unirte a esta aventura de redescubrimiento? La realidad es que todos estamos en ella, buscando respuestas en un mundo confuso. Juntos tenemos la oportunidad de construir un nuevo mito que valore cada historia, cada voz y cada contribución. Después de todo, la humanidad ha demostrado ser resiliente. ¿Por qué no ahora?