A lo largo de la historia, las promesas políticas han viajado entre la retórica persuasiva y el mundo de la fantasía. Recientemente, Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, ha reavivado su famosa promesa de llevar a cabo «la mayor deportación de la historia». Pero más allá del sonido atronador de estos eslóganes, ¿qué implicaciones tienen realmente estas afirmaciones sobre la economía y la sociedad estadounidenses? Al abordar temas serios como la inmigración, siempre intentamos ser claros, pero hoy nos daremos permiso para explorar con un poco más de humor y reflexión personal. ¡Vamos allá!

¿Qué propone Trump?

Primero lo primero: el Proyecto 2025. Este documento es como un potpourri de promesas emocionantes mezcladas con un toque de miedo y un par de referencias a un estado policial. La imagen que pinta es bastante sombría: campos de internamiento y la policía local asociándose con el ejército para abordar el «problema». Pero aquí hay un detalle clave: Trump nunca ha aclarado realmente cómo implementaría este vasto plan de deportación, lo que hace que suene más como un concepto de ciencia ficción que como un programa político viable. ¿Eso no se siente un poco inquietante?

Ahora, si echamos un vistazo a las cifras que Trump y su equipo mencionan, hay un número mágico en la mezcla: 11 millones. Esa es la cifra oficial de inmigrantes indocumentados en el país. Sin embargo, Trump considera que este número podría elevase hasta 20 millones. Entonces, ¿cuánto costaría llevar a cabo esta misión épica? Según un estudio de 2015 de American Action Forum, un think-tank de «centroderecha», el costo por persona podría ascender a unos 18,214 dólares (una cifra que, ajustada a la inflación, se traduce a unos 24,094 dólares). Esto significaría que el costo total de deportar a 11 millones de personas rondaría los 265,000 millones de dólares. ¡Eso es suficiente para comprar un par de cosas en Amazon! Ah, no, espera, ¿cuánto costarán las entregas con un servicio de inmigración en marcha?

Un vistazo a los números

Si tomamos la cifra más extrema de Trump y su posible candidato vicepresidencial, J.D. Vance, el costo de la deportación se dispararía a 481,000 millones de dólares. Para poner esto en perspectiva, consideremos que el presupuesto de ICE (Inmigración y Control de Aduanas) y CBP (Aduanas y Protección Fronteriza) en 2024 fue de casi 30,000 millones de dólares. ¿Cómo transformamos eso en acciones, y cómo le decimos a la gente que esto es una agenda responsable?

Una de las estadísticas que resulta más impactante es que, en 2023, ICE reportó haber deportado a 142,580 personas, gastando más de 420 millones de dólares en el proceso. Al multiplicar esa cifra por el total estimado de 11 millones de inmigrantes indocumentados, llegamos a un costo de aproximadamente 33,000 millones de dólares. Pero este cálculo no tiene en cuenta la construcción de campos de internamiento ni la necesidad de transportar a esas personas. ¿Es este tipo de ‘inversión’ lo que queremos en la economía? La pregunta se siente casi retórica, pero necesitamos enfrentarnos a ella.

Consecuencias en el mercado laboral

Si se expulsara a un 4.5% de la fuerza laboral, las repercusiones serían devastadoras. 7.1 millones de trabajadores indocumentados contribuyen al tejido de la economía estadounidense. De perder a estos inmigrantes de manera masiva, sectores clave como la construcción, la hostelería y los servicios se verían severamente afectados. Por ejemplo, se estima que la construcción perdería alrededor de 1.5 millones de trabajadores, lo que generaría un aumento en los costos de construcción. ¡Hola, precios de vivienda inaccesibles!

Lo que es fascinante (y un poco aterrador) es que por cada millón de trabajadores indocumentados que dejamos ir, se estima que 88,000 puestos de trabajo de estadounidenses podrían desaparecer. Así que, si tomamos los 7.1 millones de trabajadores indocumentados, ¡pueden adivinar! Esto podría traducirse en casi un millón de ciudadanos estadounidenses más sin trabajo.

¿Pero, y la inflación?

Un programa de deportación masiva no solo perturbaría el mercado laboral; también podría avivar las llamas de la inflación. Cuando los empleadores enfrentan una escasez de mano de obra, a menudo se ven obligados a aumentar los salarios para atraer a nuevos empleados o experimentar una caída en la productividad. Esta dinámica ha sido evidente en el escenario post-pandemia, donde la escasez de mano de obra ha llevado a muchas empresas a subir precios.

Si nos imaginamos la economía sin una parte significativa de la mano de obra, el impacto en la inflación podría ser monumental. Con empresas luchando por llenar puestos de trabajo, los costos laborales podrían aumentar drásticamente. El National Bureau of Economic Research estima que si se expulsan 7.1 millones de migrantes indocumentados, esto podría traducirse en un aumento generalizado de los precios en diversas industrias.

La imagen de un país sin migrantes

Pintar un cuadro de un país sin migrantes es lo que hace que toda esta cuestión sea un tanto surrealista. Trump y sus partidarios pueden imaginarse un país más seguro y próspero si se expulsa a todos los indocumentados. Pero, ¿realmente es así? La realidad es que la ignorancia sobre el impacto positivo de los inmigrantes en la sociedad es alarmante. Menos inmigrantes significaría menos diversidad, menos innovación y, a la larga, un efecto profundamente negativo en la economía.

Es como si Trump se hubiera encontrado con la idea del ‘sueño americano’ mientras miraba a través de un espejo de aumento. Sí, hay desafíos relacionados con la inmigración, pero pensar que deportar a millones de personas va a resolver el problema es tan lógico como pensar que eliminar el café solucionará mis problemas de insomnio.

Reflexiones finales: ¿Es un sueño realmente profundo?

Así que aquí estamos, tratando de entender cómo podrían desarrollarse estas propuestas de deportación masiva. Para ser realistas, es difícil imaginar un camino claro hacia adelante sin considerar las múltiples variables en juego. Al final del día, la economía es mucho más grande que Trump, es mucho más grande que cualquier administración, y sobre todo, es mucho más complicada de lo que se puede transmitir en un discurso electoral.

Más que un simple plan logístico, esto plantea preguntas serias sobre la identidad y los valores de Estados Unidos como nación. ¿Queremos construir puentes o muros? ¿Y realmente estamos dispuestos a cargarnos de deudas con una visión tan distorsionada del progreso?

Si está pensando que podría haber una manera mejor de abordar este asunto, ¡no está solo! La clave está en un enfoque equilibrado y humano. En un mundo donde la economía depende tanto de los trabajadores migrantes, sería un error monumental cerrarle las puertas a aquellas personas que aportan tanto a la sociedad y a la economía.

Así que, la próxima vez que escuches una promesa grandilocuente, recuerda reflexionar, preguntar y, sobre todo, buscar entender. ¡Hasta la próxima, lectores!