La educación siempre ha sido un sector dinámico, en constante evolución y adaptación a los tiempos. Sin embargo, lo que está ocurriendo en Santillana España, la conocida editorial de libros de texto, podría ser un síntoma de algo más profundo en el mercado educativo y laboral. En este artículo, analizaremos en profundidad la situación actual de Santillana, el impacto del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y lo que esta crisis significa para los trabajadores, la empresa y en última instancia, para el sistema educativo en España.

El contexto detrás del ERE de Santillana

Todo comenzó cuando Prisa, el grupo mediático, decidió vender Santillana España a la empresa finlandesa Sanoma por la impresionante suma de 465 millones de euros en 2020. Desde este punto, comenzó un proceso de transformación que, paradójicamente, está llevando a la editorial a una encrucijada que muchos no anticipaban.

¿Quién podría imaginar que una compañía con una trayectoria tan sólida en la educación, conocida por sus libros de texto que han apoyado a generaciones de estudiantes, se vería en la necesidad de despedir al 20% de su plantilla, es decir, alrededor de 90 personas? Aquí estamos, cuatro años después, y los ecos de la crisis resuenan en las puertas de las oficinas de Tres Cantos, donde los empleados se han concentrado para mostrar su desacuerdo con la medida.

La voz de los trabajadores

Sanoma no nos quiere” y “No al ERE en Santillana” son solo algunos de los lemas que los trabajadores han utilizado para expresar su descontento. Manuel Fernández Balanza, responsable del sector Papel, Gráficas y Fotografía de FSC-CCOO, ha declarado que estas concentraciones están teniendo un impacto significativo entre la plantilla. La incertidumbre ha hecho mella en el ánimo de trabajadores que se han sentido traicionados tras haber creído que la empresa había alcanzado un camino más estable después de implementar salidas incentivadas.

La gran pregunta aquí es: ¿Cuál es la lógica detrás de tal decisión en una empresa que supuestamente tiene beneficios? Sanoma justifica el ERE por razones organizativas y de producción, un argumento que los trabajadores, evidentemente, rechazan. En sus palabras, es una medida que no solo pone en riesgo a aquellos que podrían ser despedidos, sino que también cuestiona la viabilidad del futuro de la empresa y la calidad del contenido educativo que se seguirá ofreciendo.

Las emociones a flor de piel

Recuerdo un antiguo colega en el sector editorial que solía decir: “En la educación, todos estamos en la misma barca, y si un compañero se ahoga, todos sentimos el agua fría”. Esta frase se ha vuelto especialmente relevante en el caso de Santillana, donde muchos trabajadores tienen décadas de servicio a sus espaldas, y enfrentarse a la realidad de un despido a esta edad puede ser devastador.

Imagina que has dedicado toda tu vida profesional a una empresa, has educado a miles de estudiantes a través de tus libros, y de repente, te dicen que tu puesto ya no es necesario. No es solo un golpe a tu carrera, es también un desafío a tu identidad. La presión emocional es inmensa, y la incertidumbre se siente como un peso sobre los hombros de cada trabajador. Sería fácil caer en la desesperanza, pero la comunidad de Santillana está demostrando una notable resiliencia.

La búsqueda de soluciones sostenibles

La reunión del 16 de septiembre donde se anunció el ERE dejó a muchos boquiabiertos. Un jarro de agua fría, como bien lo definieron algunos empleados, ya que muchos pensaban que las medidas anteriores habían sido suficiente para mantener la estabilidad. Pero, como ocurre en muchos sectores, las decisiones empresariales suelen ser más complejas de lo que pensamos. A menudo, lo que parece una decisión fría y calculada desde la alta dirección carece de la empatía que requieren las circunstancias.

La próxima semana se prevén reuniones adicionales para intensificar las negociaciones sobre los detalles de los despidos, así como las condiciones que se presentarán. Sin embargo, ¿será suficiente? Las preguntas flotan en el aire: ¿Podrán ambas partes llegar a un acuerdo que beneficie a los trabajadores y a la sustentabilidad de Santillana? La historia nos dice que, a menudo, los compromisos son difíciles de alcanzar, especialmente cuando se enfrentan intereses económicos frente a la estabilidad de miles de familias.

Cambios en el sector editorial

Este despido colectivo no se produce en un vacío. De hecho, otras editoriales como SM también han implementado despidos, lo cual plantea un interrogante preocupante sobre la salud del sector editorial. El auge de la digitalización y el cambio en los hábitos de consumo educativo están afectando a las empresas tradicionales de maneras que jamás habríamos imaginado. Adicionalmente, la pandemia de COVID-19 aceleró aún más esta transformación, haciendo que la educación digital se convierta en una norma.

Así que aquí estamos, vivimos en un momento en que el contenido educativo, una vez considerado un producto de lujo, ahora es un elemento clave para la supervivencia de muchas empresas. ¿Cómo pueden adaptarse estas editoriales sin sacrificar a sus empleados? Es un rompecabezas complicado, y muchas voces en el sector deben ser escuchadas.

Reflexiones finales

En conclusión, la situación de Santillana España es un microcosmos de las luchas más amplias que enfrenta el sector educativo. Los cambios en el mundo de la educación requieren una reflexión profundizada, tanto por parte de las empresas como de los trabajadores y, en definitiva, de la sociedad en su conjunto.

La educación es más que libros; es una inversión en el futuro de nuestros niños y jóvenes. El ERE de Santillana plantea una pregunta difícil: ¿cómo podemos seguir asegurando que la educación de calidad continúe en una era de cambios tan acelerados y disruptivos? Los próximos días y semanas serán cruciales para determinar no solo el futuro de muchos empleados, sino también el papel de Santillana en la educación española.

Mientras tanto, el personal de Santillana sigue sus concentraciones, fortaleza en la adversidad y una unión digna de admirar. Y aunque el camino hacia la resolución puede ser arduo, es un claro recordatorio de que, en el fondo, el verdadero valor de una empresa se mide por la forma en que trata y protege a su gente.

Así que, ¿cuál es la mejor manera de avanzar? Quizás no tengamos todas las respuestas ahora, pero como dice un adagio popular: «El camino es mejor si lo recorres junto a aquellos que comparten tus pensamientos”. Y en este caso, ese camino debe ser construido colectivamente, con la esperanza de que la educación siga siendo una puerta abierta, no una que se cierra.