En la década de los 80, pocos habrían imaginado que el «vintage» se convertiría en un término de moda. Regresando a esos días, recuerdo que lo único «vintage» que conocía era una chaqueta que le robé a mi hermano mayor y que, a decir verdad, había visto mejores días. Pero aquí estamos, en el año 2023, viendo cómo las empresas de renombre, como Inditex, Ikea, y Decathlon, han abrazado el concepto de la economía circular y la compraventa de productos de segunda mano. No solo se trata de una nueva tendencia, sino que se está convirtiendo en una forma inteligente de hacer negocios y, posiblemente, en un salvavidas en tiempos de inflación. Así que ajústense los cinturones, porque hoy vamos a explorar este fascinante fenómeno.

De un hobby a una estrategia de negocio

¿Alguna vez te has preguntado por qué, de repente, tanta gente está comprando y vendiendo cosas que ya no necesita? Puede que hayas escuchado de aplicaciones como Wallapop o Vinted, que han hecho que las ventas de segunda mano sean tan populares como un nuevo lanzamiento de animación de Disney.

Si me permites, me gusta pensar que estamos en una especie de renacimiento del «hágalo usted mismo». Antes, arreglábamos cosas hasta que las hacíamos funcionar de nuevo, pero hoy, lo que queremos es la sensación de conseguir una gangas y darle otra oportunidad a lo que para otros puede ser un simple objeto en su trastero. ¿Te suena familiar?

Las multinacionales no son ajenas a esta tendencia. Inditex, por ejemplo, ha lanzado su plataforma Zara Pre-Owned. Desde reparar prendas hasta vender artículos de segunda mano, Zara se ha sumado al carro de la sostenibilidad. Pero, y aquí va mi duda retórica, ¿es esto realmente un acto altruista o simplemente una estrategia bien calculada para aprovecharse de una tendencia que está en auge?

La estrategia de la economía circular

Para muchas empresas, la implementación de la economía circular no es solo un camino hacia la sostenibilidad, sino también una vía para mantener o incrementar sus ingresos. Decathlon, por ejemplo, ha implementado un sistema en sus tiendas donde puedes vender artículos usados. «Si está limpio y en buen estado, te lo compramos». ¿Te imaginas estar en un espacio donde la gente intercambia bicicletas mientras tú decides si el plato de surf de tu primo realmente necesita un nuevo hogar?

Por otro lado, Ikea, esa meca de los muebles que a muchos nos ha hecho construir piezas de forma casi artística, ha lanzado su plataforma preowned en toda España. No solo puedes comprar, sino también donar tus muebles. Cuando me enteré de este servicio, solo podía pensar en los millones de estanterías Billies que probablemente estén esperando una segunda oportunidad.

Según Ikea, durante su prueba piloto en Madrid, tuvieron casi 120,000 visitas, y resulta que la mayoría de la audiencia eran millennials. ¿Nos sentimos viejos al considerar que esos chicos es quienes están liderando el cambio hacia lo sostenible? Quizá, la próxima vez que veas una estantería Malm, pienses dos veces antes de desecharla.

Un negocio en crecimiento

Ahora, hablemos de números, algo que emocionaría hasta a tu profesor de matemáticas. En un informe de Bloomberg, se reveló que la venta de productos de segunda mano alcanzó la impresionante cifra de 170,000 millones de euros en 2022. Y se espera que para 2027, la industria repunte a 336,000 millones de euros. Eso es más que suficiente para comprar un par de estanterías adicionales de Ikea.

¿Y qué decir de Amazon? A medida que las ventas de segunda mano crecieron, su informe reveló que en el Reino Unido vendieron alrededor de cuatro millones de artículos usados solo en 2023. Las cifras no mienten, y cuando el dinero habla, todos escuchan.

Marcas que están liderando el cambio

Siempre he creído que la competencia a menudo lleva a la mejora. Las empresas están empezando a mirar lo que hacen otras y a adaptarse. Zalando, H&M, y Decathlon son solo algunas de las marcas que rápidamente han adoptado modelos de negocio en torno a productos de segunda mano. Vinted, la plataforma lituana que comenzó modestamente, ahora está valorada en casi 5,000 millones de euros. ¡Y yo que pensaba que mis viejas camisetas solo valían unos euros en el rastrillo!

Nadie puede discutir que este cambio está generando ingresos, además de que satisface una creciente demanda de productos sostenibles. Sin embargo, me pregunto, ¿realmente se preocupan por el medio ambiente o simplemente están buscando una nueva forma de mantenerse en la cima? La línea es delgada y, hasta cierto punto, es comprensible querer rentabilidad en un momento en que la inflación acecha.

Una oportunidad para el consumidor

Como consumidores, tenemos que preguntarnos: ¿qué significa esto para nosotros? Por un lado, ahora tenemos acceso a productos de calidad a precios más asequibles. Un ejemplo claro es la bicicleta plegable de Decathlon. Mientras que una nueva cuesta 330 euros, la utilizada puede costar solo 280 euros. Suena como una ganga, ¿verdad?

Sin embargo, con esta nueva corriente de segunda mano, también está surgiendo una preocupación: ¿la calidad de estos productos es realmente buena? Aquí es donde entra el término «no contractual». Confieso que he tenido experiencias en compras de segunda mano que, digamos, no resultaron como esperaba. Solo puedo imaginarme la sorpresa cuando abrí una caja de algo que parecía una buena compra, pero que, en realidad, era un rompecabezas sin piezas.

El futuro de la economía circular

Lo que parece claro es que la economía circular y la venta de productos de segunda mano han llegado para quedarse. Cada día más marcas abandonan la idea de que solo hay un ciclo de vida para los productos. La sostenibilidad se ha convertido en una palabra clave en el vocabulario empresarial, y este compromiso es algo que los consumidores, en su mayoría, valoramos.

Desde una perspectiva más personal, también tengo que reconocer los beneficios de participar en esta tendencia. Te ahorras dinero, contribuyes a un planeta más saludable y, por qué no, encuentras algunos tesoros ocultos en el camino. Te animo a que lo intentes la próxima vez que tengas ganas de comprar algo. Quizá podría ser el principio de adquirir una chaqueta original de los 80 que, con un poco de suerte, estaría en perfecto estado.

Antes de terminar, me quiero hacer eco de una pregunta: con todos estos cambios, ¿qué rumbo tomará nuestra capacidad de consumo y nuestra relación con las marcas en el futuro? Sin duda, queda mucho por explorar. Pero hasta que lleguemos allí, tengo que decirlo: el mundo de la segunda mano es una aventura que vale la pena vivir.

Y tú, ¿te animas a comprar de segunda mano? ¡Puede que encuentres ese tesoro que siempre has buscado!