El archipiélago balear, con sus islas de Mallorca, Menorca, Eivissa y Formentera, ha sido durante mucho tiempo un paraíso turístico en el Mediterráneo. Sin embargo, en los últimos años, se ha hecho evidente que el turismo, aunque vital, también plantea desafíos significativos en términos de sostenibilidad y equilibrio socioeconómico. Recientemente, Palma acogió la jornada titulada «Economía balear: turismo y mucho más», un evento que culminó en interesantes reflexiones sobre el futuro de la economía balear y los retos que enfrenta.
Un panorama tentador pero complejo
La economía de Baleares representa, sorprendentemente, el 45 por ciento del PIB del archipiélago. ¿Pero cómo se traduce esto en cada una de las islas? En la jornada económica celebrada, Ignacio Escolar, director de elDiario.es, dio inicio al encuentro con un mensaje claro: “Hablemos de turismo, pero también de sostenibilidad, innovación y descarbonización.” Al escuchar esto, no pude evitar recordar mis propias vacaciones en Mallorca hace unos años. Sí, las playas son increíbles, pero conforme pasaban los días y veía la afluencia masiva de turistas, comenzaron a surgir dudas sobre el impacto ecológico y social de tal afluencia.
Rosario Sánchez, secretaria de Estado de Turismo, enfatizó la importancia de una mirada transversal ante estos desafíos, aludiendo a la sostenibilidad en su triple vertiente: económica, medioambiental y social. Como alguien que ha pasado por las aglomeraciones turísticas en España, sé que este enfoque es crucial. Pero, ¿cómo se consigue? La respuesta no es sencilla.
El turismo como motor de cambio
La intervención de la secretaria fue clara al referirse a cómo el turismo no debe ser visto como un problema, sino como un sector que puede ser gestionado. A lo largo de la jornada, el mensaje se repitió una y otra vez: el turismo debe diversificarse más allá del sol y la playa. “Tenemos grandes desafíos: el cambio climático y la desigualdad,” recalcó. ¿Alguna vez te has parado a pensar cómo sería la vida en un destino turístico que brindara oportunidades a sus residentes y, a la vez, mantuviera su belleza natural?
El alcalde de Palma, Jaime Martínez, se unió a esta conversación afirmando que “la actividad turística debe ser planteada a través del prisma de la diversidad.” Y es que una ciudad puede ofrecer mucho más que playas. La cultura, la gastronomía y el patrimonio son aspectos que pueden atraer a visitantes, ayudando a equilibrar la economía local sin sobrecargar los recursos naturales.
De la tradición a la innovación: el tejido empresarial
Pasar de la mera dependencia turística a una economía más diversificada es un camino que necesita una colaboración sólida entre el tecido empresarial y el gobierno. Durante la primera mesa de la jornada, se exploraron estas conexiones. José Antonio Rosselló de CAEB advirtió que, de la misma forma que un barco puede chocar entre sí, el turismo y la economía deben navegar en armonía. Y claro, mientras escuchaba, pensé en la última vez que traté de usar un GPS en una isla… nada más frustante que perderse con mapa en mano.
Además, Silvia Delgado, directora de la Agencia de Desarrollo Regional de las Illes Balears, destacó la necesidad de “hacer que la industria y los servicios mejoren.” El desafío está en que el turismo sirva como palanca para otros sectores, desde la agricultura hasta la tecnología. Imagina un futuro en el que puedas disfrutar de un vino local mientras admiras vistas panorámicas sin el temor de que esa vista desaparezca.
Necesidades en tiempos de cambio
El cambio climático está comenzando a cobrarse la atención de todos los involucrados. Martín Ribas, director general de Endesa en Balears, dio un llamado a la acción sobre la dependencia excesiva de los combustibles fósiles. Es un recordatorio de que debemos educarnos, adaptarnos y, sobre todo, actuar. Recuerdo una frase de mi abuela: “No hay que esperar a que la lluvia caiga, hay que construir un río.” En otras palabras, la proactividad es clave.
La responsabilidad social como eje central
En la segunda mesa sobre responsabilidad social, la conversación se centró en cómo todos los sectores productivos están comenzando a integrarse a un modelo más sostenible. Clara del Moral, directora del Consell de Mallorca, destacó que “el turista cada vez demanda más productos locales.” La sensibilización del consumidor ha crecido. Pero, ¿es suficiente esta demanda para hacer un cambio real? Según Maribel Rodríguez de Women Leading Tourism, “la innovación ha venido para quedarse.” Un punto positivo que convierte al turismo en el espacio donde puede surgir el cambio social.
Recordando mis propias experiencias en varios países, puedo afirmar que los turistas valoran y buscan ese «algo más» en su viaje, y es alentador ver a las empresas locales adaptarse a esta demanda. Pero, ¿realmente estamos listos como comunidad para adaptar nuestras instituciones a esas expectativas?
Movilidad y descarbonización: un camino por recorrer
Una de las sesiones más esperadas fue la de movilidad y descarbonización. Ah, la movilidad. Es un tema que en cualquier lugar del mundo provoca desavenencias, pero que es absolutamente esencial para Baleares. José Luis Mateo, conseller de Mobilitat, planteó una pregunta: “¿Hasta qué punto somos responsables de nuestras decisiones de movilidad?” Así es, no solo se trata de lo que hacen las administraciones, sino también de nuestras propias decisiones.
La idea de transformar Palma en una ciudad verde es ambiciosa, y habría que ver cómo se aplican los planes a largo plazo. Pero a lo mejor, deberíamos empezar por evitar el tráfico en las horas pico, tal y como sugiere Macarena Rodríguez de Ético, quien también propuso la flexibilidad laboral como una solución. Y si no, tal vez deberíamos considerar tener un tren que conecte las islas más eficientemente. Eso sería un avance monumental.
La circularidad y las energías renovables
Finalmente, la conversación se centró en la circularidad y cómo otras islas, como las italianas, están haciendo grandes avances. La responsable de Ético, Laura Garrido, hizo un llamado a mirar hacia el futuro. La sostenibilidad no debe verse solo como un desafío, sino como oportunidad. Después de todo, hasta el más pequeño de los cambios puede tener un gran impacto. Recuerdo cómo, al inicio de la pandemia, muchas personas comenzaron a reciclar más en casa. Quizás el miedo nos empujó, pero el resultado fue educar a toda una generación.
Pero, ¿estamos realmente preparados para aplicar esos cambios? Pedro Juan Planas, director de la Agencia de Estrategia Turística de las Illes Balears, destacó la importancia de los fondos Next Generation. ¿Podremos aprovecharlos adecuadamente? La burocracia es siempre un reto, pero no puede ser un obstáculo insalvable.
La próxima generación en la balanza
La jornada cerró con un discurso reflexivo del conseller de Turismo, José Marcial Rodríguez, en el que se centró en la necesidad de educar tanto a turistas como a residentes sobre la importancia de gestionar el turismo. La sensibilización es vital, no solo para proteger nuestros recursos sino también para asegurar que la convivencia entre locales y turistas sea armoniosa.
La economía balear se enfrenta a grandes retos, pero también a grandes oportunidades. Si logramos navegar con inteligencia y creatividad, este archipiélago tiene el potencial de ser un ejemplo de turismo sostenible y cohesión social. Está claro que el futuro nos exige ser proactivos, ser responsables y entender que cada pequeño paso cuenta. Después de todo, como diría un conocido refrán, “el que no arriesga, no gana.” ¿Estamos listos para el desafío?