La problemática de la vivienda es un tema candente en Galicia, al igual que en muchas otras partes del mundo. Si has estado prestando atención a las noticias, seguramente te habrás dado cuenta de que la falta de viviendas asequibles es el quebradero de cabeza de muchos ciudadanos. Hoy exploraremos las complejidades de esta crisis, el impacto que tiene en la población y, lo que es más importante, ¿qué se está haciendo para solucionarlo?

¿De dónde venimos? Un vistazo a la historia reciente

A menudo me pregunto cómo hemos llegado aquí, a esta montaña rusa emocional que es el mercado de la vivienda. Los ecos de la crisis de 2008 aún resuenan en nuestras calles, y si te detienes un momento a reflexionar, quizás también te acuerdes de ese amigo que, tras haber soñado con comprar su propio hogar, terminó habitando un pequeño piso compartido con tres compañeros de la universidad (sí, ese amigo que ahora se queja de que nunca puede encontrar el control remoto de la televisión).

La crisis económica de hace más de una década provocó un cambio drástico en la construcción de viviendas, sobre todo en el ámbito de la vivienda protegida. Tal vez recuerdes cómo las promesas de ayuda gubernamental a los promotores se desvanecieron, llevando a una disminución de la oferta de viviendas asequibles. Mientras tanto, la inflación ha hecho que los precios se disparen. Si en aquel entonces tu realidad era un alquiler accesible, hoy probablemente te sientas más como un protagonista de una serie en la que no puedes pagar el alquiler y estás a un paso de mudarte a una furgoneta.

La actual situación de la vivienda en Galicia

Estrategias del gobierno gallego

En respuesta a esta creciente crisis, el gobierno gallego ha comenzado a implementar estrategias como la construcción de 25,000 nuevas viviendas y la ejecución de otras 4,000 viviendas que ya están en marcha. A través del Instituto Galego de Vivenda e Solo, se están promoviendo varias iniciativas que buscan abordar la grave falta de vivienda. No es que el gobierno esté haciendo «un intento», sino que hay un plan estratégico bien definido (y no, no es el mismo que el de tus vacaciones soñadas que nunca llegan a realizarse).

Se prevé que esta construcción no solo aborde la escasez, sino que también esté acompañada de una protección indefinida para las viviendas de promoción pública. ¿Acaso esto no suena como una conversación sincera entre el gobierno y los ciudadanos?

El papel de los concellos

Una de las preguntas más intrigantes que surgieron durante las discusiones sobre la vivienda fue, «¿por qué los concellos no tienen un papel más protagónico en la promoción de la vivienda?» Aparentemente, la Ley de Bases de la Administración Local establece que tienen competencias en esta área. ¿No te parece un poco absurdo que, con todas estas competencias, los concellos se queden de brazos cruzados mientras la crisis de la vivienda se convierte en un tema de conversación en cada cena familiar?

La buena noticia es que hay ejemplos de ayuntamientos que están tomando la iniciativa. Por ejemplo, en Vigo y La Coruña, están desarrollando proyectos para la construcción de viviendas de promoción pública, aunque a un ritmo que podría describirse, digamos, como «más lento que ver crecer la hierba».

Nuevas oportunidades: viviendas compartidas

Mientras tanto, algunas iniciativas innovadoras están surgiendo en las grandes ciudades gallegas. Santiago está promoviendo un proyecto de viviendas compartidas para jóvenes, donde se establecen zonas comunes y alquileres asequibles por un plazo máximo de tres años. ¿Acaso esto no suena como una escena de una película indie en la que jóvenes de distintas procedencias viven bajo un mismo techo y se enfrentan a la vida con los conflictos típicos de una comedia moderna?

Sin embargo, creo que todos podemos sentir un poco de empatía por esos jóvenes que desean emanciparse, pero ven que la vida real es más complicada que hacer un «match» en una aplicación de citas. La idea de vivir con extraños podría traer recuerdos de tu primer año en la universidad, cuando te diste cuenta de que no tenías ni idea de cómo lavar tus propios platos.

La transformación de bajos comerciales en viviendas

Uno de los desafíos en la reconversión de locales comerciales a viviendas ha generado debatidos. Durante el último año, se han adoptado normas para facilitar este proceso, con la esperanza de que se agilice la transición de estos espacios. Imagínate que tienes un viejo local que una vez fue una tienda de antigüedades y ahora, por fin, se puede convertir en un acogedor apartamento. ¡Menos mal que esas sillas de madera de hace 100 años no acabarán en el vertedero!

A partir de 2025, una normativa excepcional permitirá a los ayuntamientos habilitar conversiones de locales comerciales sin necesidad de modificar el planeamiento urbano. Esto podría ser un cambio de juego, aunque será interesante seguir de cerca cómo se ejecuta esta medida en la práctica. Las esperanzas son altas, pero ¿quién no ha visto cómo una buena intención puede quedarse en el papel?

La controvertida ‘zona tensionada’

Si los problemas de vivienda no fueran lo suficientemente complicados, la llegada de la categoría de «zona tensionada» añadió otra capa de confusión. En Galicia, el Ejecutivo ha mostrado su resistencia a esta etiqueta, considerando que la intervención en el mercado podría causar más daño que beneficio. Ciertamente, la última vez que escuchamos que se creó una «zona tensionada», muchos de nosotros imaginamos un lugar lleno de banderas y barricadas, pero eso no es exactamente lo que está pasando aquí.

Un aspecto que llama la atención es que, a pesar de la falta de demanda en áreas rurales, la mayoría de la presión se siente en las grandes ciudades. ¿De verdad esa casa de campo perdida en el monte es un problema serio, mientras que la mayoría de los jóvenes se amontonan en pequeñas habitaciones de estudio en el centro de la ciudad?

Incentivando a los propietarios

Uno de los grandes incógnitas en torno a la vivienda vacía es: ¿cómo lograr que los propietarios las pongan en el mercado? Algunos podrían pensar que la clave está en eliminar los obstáculos legales y facilitar el proceso para alquiler. Así, la Xunta de Galicia ha concebido una línea de ayudas que asegura a los propietarios un seguro por impago de rentas, entre otras cosas. ¡Genial! Pero si ofrecieran un caprichoso 20% de descuento en el precio del café de la esquina, diríamos que eso podría llamarse un verdadero incentivo.

La ley de vivienda estatal

En un giro irónico de los acontecimientos, muchos opinan que la ley estatal de vivienda está haciendo más daño que bien por las inseguridades que genera entre los propietarios. En palabras de algunos, «no existe tal cosa como una vivienda vacía, solo casas que están esperando ser amadas». Sin embargo, parece que la mayoría de estos propietarios están en un dilema existencial, teniendo que decidir entre poner su propiedad en alquiler o dejarla vacía.

Conclusiones: un camino por delante

La crisis de vivienda en Galicia es un tema multifacético que requiere un enfoque comprensivo y colaborativo entre el gobierno, los concellos y los ciudadanos. Al final del día, todos deseamos un hogar al que podamos llamar nuestro, un espacio donde poder disfrutar de la vida, hacer cenas familiares y quizás, si tenemos suerte, no gastar más de la mitad de nuestro salario en el alquiler.

El camino no será fácil ni rápido, pero si se implementan las políticas adecuadas y se da voz a las inquietudes de los ciudadanos, tal vez podamos ver la luz al final del túnel. Y, con suerte, también podremos reencontrar el control remoto de la televisión en el proceso.

Así que queda la pregunta: ¿estás preparado para desempeñar tu papel en la solución de la crisis de vivienda o te quedarás en el sofá de la pasividad?