Cuando escuchamos la inolvidable frase de Pet Shop Boys en su clásico «Rent», “I love you, you pay my rent”, es difícil no sentir que, aunque hayan pasado más de tres décadas, el significado de esas letras todavía resuena con fuerza en nuestra sociedad actual. Si en 1987 la idea de depender de alguien para pagar el alquiler era un tema poco explorado, hoy ha evolucionado hasta convertirse en un verdadero trauma para muchas personas. Así que, levanta la mano si alguna vez has intentado buscar un piso solo para encontrarte con precios que harían temblar a un sedicioso o a un millonario de Wall Street.

Y es que los años han pasado, pero la voz de la música ha comenzado a reflejar la angustiosa crisis de la vivienda que habitamos. Lo que antes era un simple dolor de cabeza, ahora ha mutado en un problema profundamente arraigado en nuestras vidas. ¿Cómo es posible que el acceso a un hogar, un derecho humano básico, se haya convertido en un lujo al que solo unos pocos pueden aspirar?

Como bien apuntan los integrantes de Biznaga, si queremos hablar de la sociedad contemporánea, debemos hablar de vivienda. Y aquí es donde la música juega un papel esencial.

Crisis habitacional: el monstruo bajo la cama

No es solo un tema de alquileres que se disparan en las grandes ciudades, ni de los “zulos” (pequeños espacios habitables que son un insulto al sentido común) que se ofrecen a precios exorbitantes. Es un verdadero laberinto del que muchos no logran salir. El relato de hoy en día es uno de estrés constante, angustia y la sensación de estar paralizado por un sistema que no da tregua.

Las jóvenes de Las Nenas describen esta inmoansiedad de manera tan vívida que parece que están narrando la vida de cualquiera de nosotros. En una de sus canciones, expresan: “No computo como estudiante / para alquilar tu piso repugnante”. Quien haya intentado buscar un alquiler con un sueldo decente seguramente ha sentido ese mismo desánimo.

Pero, ¿qué significa realmente esa inmoansiedad? Estamos hablando de una ansiedad constante por la inseguridad inmobiliaria: ¿me echarán mañana? ¿Podré seguir pagando? Es como vivir en una película de terror pero, en lugar de monstruos, hay agentes inmobiliarios y contratos de arrendamiento. Espeluznante, ¿cierto?

La voz de la revolución musical

Las bandas de hoy en día están tomando el pulso de la situación. Músicos como Corte!, Kokoshca y Las Bistecs (ahora conocidas como SVSTO) están plasmando en sus letras la frustración de una generación que ha experimentado el desempleo, la precariedad laboral y la incapacidad de acceder a un hogar digno. Y sí, quizás ellos son los poetas modernos, y su guitarra, su bandera de lucha.

Un buen ejemplo de esto es el segundo sencillo de Kokoshca, que habla de la turistificación como una plaga que arrasa con lo que fue un hogar y lo convierte en un capricho del turismo. En su canción, nos muestran cómo este fenómeno no solo destierra a los vecinos, sino que también termina por destruir la esencia de un barrio. ¿Alguna vez has visitado una ciudad y has sentido que estaba más mezclada de turistas que de locales? Es un sentimiento agridulce porque, por un lado, tú eres parte de la economía que alimenta, pero, por otro, ¿qué ha pasado con la comunidad que vivía ahí?

Las letras como un mecanismo de resistencia

Con letras ingeniosas y a menudo humorísticas, estos músicos logran conectar con un público que, como nosotros, se siente frustrado y agobiado. Biznaga, por ejemplo, tiene una canción llamada “Futuro sobre plano” que retrata perfectamente la especulación inmobiliaria, un tema que no parece que vaya a desvanecerse en el corto plazo. ¿Alguna vez te has preguntado por qué es tan normal que los precios de los pisos suban como la espuma mientras los salarios se queda igual? Ahí lo tienes, un misterio del capitalismo que sigue sin respuesta.

También está la reflexión de Gonzalo Barbero de Corte!, quien acuña su propia frase célebre: “La propiedad impide que otros tengan una vida digna”. Es un grito desesperado que resuena con tantos entre nosotros. Nos lleva a cuestionar nuestro sistema, a reflexionar si realmente estamos preparados para vivir en una economía que solo le da importancia a la propiedad privada.

Trabajo y precariedad: el círculo vicioso

Si además de la vivienda, hablamos del trabajo, es evidente que la lucha se complica. Las Nenas lo expresan en su tema “Muerte laboral”, donde destilan una crítica mordaz sobre lo absurdo de tener grados y másters y ganarse la vida con sueldos de miseria. ¿Te suena familiar? ¿Alguna vez sentiste que tu educación no te sirvió más que para hacer que tu dinero se escurriera entre tus dedos y tu sueño de vida se desvaneciera?

La precarización del trabajo es otro de los grandes temas contemporáneos y, si puedes relacionarlo con el acceso a la vivienda, irrita aún más. Cada vez más personas se encuentran trabajando “en lo que sea” solo para poder pagar un alquiler que a menudo no se corresponde con su habilidad ni con su esfuerzo. En eso estamos, equilibrando una cuerda floja.

Como bien señala Barbero: “Hay un miedo atroz a meter las narices en la propiedad privada, sobre todo cuando esa propiedad impide que otros tengan una vida digna”. Y, ¿sabes qué? Cierto es. La mayoría de nosotros hemos vivido situaciones parecidas donde nuestra salud mental se ve afectada cuando decidimos priorizar un alquiler por encima de nuestra estabilidad emocional.

La música como resistencia y reflejo

Lo que resulta inspirador es que, a pesar de la frustración y la dificultad, estas bandas optan por crear y escribir sobre lo que les molesta. En lugar de sucumbir al nihilismo, encuentran un hilo de esperanza a través de la música. Con las letras de las bandas contemporáneas, experimentamos una especie de catarsis colectiva. Nos reímos, lloramos, y nos unimos en la lucha a través del arte. Y no estamos solos.

Como nos cuentan las integrantes de Las Nenas, su música busca “convencer a los convencidos”, un grito casi irónico en tiempos donde la apatía puede ser abrumadora. Pero también hay una propuesta compartida por todas estas bandas de empoderar comenzando desde la sinceridad. ¡No se puede ser feliz solo sobreviviendo!

Quizás, en medio de esta tormenta habitacional y laboral, la música se convierte en un refugio y en una forma de resistencia. Nos recuerda lo que es vivir en tiempos inciertos, llenándonos de esperanzas por un mañana mejor, aunque los precios de los alquileres sigan desorbitados.

Una llamada a la acción

Al final, el mensaje es claro: necesitamos un cambio. Si bien la música puede parecer un mero entretenimiento, a menudo las letras se convierten en un llamado a la acción, en un eco de las frustraciones y aspiraciones de una generación.

Lo que nos traen Biznaga, Las Nenas, Kokoshca y Corte! es un recordatorio de que la lucha por un hogar y una vida digna es una lucha colectiva. Al final del día, todos estamos en este barco flotante llamado “sociedad” y, como suele decirse, es mejor remar juntos que ahogarnos en el caos.

Así que, la próxima vez que escuches una de estas canciones, detente un momento. Cierra los ojos. ¿Qué ves? ¿No es acaso un reflejo de nosotros mismos? La lucha continúa, y a través de la música, nos encontramos, lloramos y, sobre todo, nos reímos de lo absurdo. ¡Vamos a ponerle voz a esta revolución! 🎶