La comunidad europea está viviendo un momento decisivo en lo que respecta a la defensa y seguridad. Si alguna vez había dudas sobre la necesidad de una inversión substantiva en estos aspectos, la reciente administración Trump ha dejado claro que el viejo orden no puede mantenerse por sí solo. De hecho, el sentimiento de urgencia respecto al incremento del gasto militar se ha multiplicado en el continente, y honestamente, no es para menos. Cuando un gigante como Estados Unidos decide, de una manera algo frívola, retirarse del tablero, la pregunta es: ¿qué queda para Europa?
El órdago de Trump y el futuro incierto
El reciente anuncio del expresidente estadounidense Donald Trump sugiriendo que podría dejar de ser el «paraguas de seguridad» para Europa ha suscitado una oleada de reacciones en las capitales europeas. Se percibe una sensación de inseguridad creciente: ¿está Europa lista para caminar sin la protección estadounidense? Es una pregunta que ha estado rondando por mucho tiempo, pero que ahora cobra una nueva relevancia. Europa lleva años debatiendo sobre su autonomía en defensa, mientras que las decisiones concretas brillan por su ausencia.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha anunciado un Libro Blanco de la Defensa que verá la luz el próximo 19 de marzo. Pero, ¿será suficiente? La realidad es que Europa se enfrenta a un dilema monumental: necesita financiar sus necesidades de defensa, pero ¿de dónde sacará el dinero?
¿Medio billón de euros para la defensa?
Según estimaciones de la Comisión Europea, se necesitarían aproximadamente 500.000 millones de euros en la próxima década para reforzar la seguridad del continente. Sin embargo, en este momento, las opiniones son divergentes. Think tanks como Bruegel sostienen que el aumento anual debe ser de unos 250.000 millones de euros, mientras que la prestigiosa agencia S&P señala que la cifra debería acercarse a los 833.000 millones de euros anuales para alcanzar el objetivo del 5% del PIB en gasto de defensa planteado por Trump. Sin duda, estos números pueden dar dolor de cabeza a cualquier ministro de finanzas.
La brecha entre los países del norte y del sur
Es evidente que en el seno de Europa existe una división notable respecto a cómo se debería abordar el incremento del gasto en defensa. Por un lado, tenemos a países del norte como Alemania, Holanda y Austria que se muestran escépticos ante la emisión de deuda conjunta para financiar estas necesidades. En el bando opuesto, están España y varios países del sur que apoyan firmemente esta solución.
Imaginemos un almuerzo de trabajo entre los líderes europeos. Cada uno con una agenda distinta, y mientras algunos piden austeridad, otros piden una defensa robusta. Nada como una buena comida para discutir lo que realmente importa… ¡y siempre termina en un debate acalorado! La realidad es que si Europa realmente quiere actuar como un bloque unido, debe aprender a combinar diferentes intereses y necesidades.
Las ciudades europeas y sus demandas
Cada vez más, ciudades como Barcelona están dando un paso adelante, pidiendo que la inversión en vivienda no compute para deuda, lo que resalta el dilema europeo. En épocas de cambio, no es solo la defensa lo que requiere atención, sino también las necesidades sociales de los ciudadanos. Pero, ¿cómo equilibrar una creciente inversión militar con las necesidades de vivienda, educación y salud? Es un acto de malabarismo que pocos logran realizar con éxito.
La necesidad de una mayor coordinación
El mensaje común en la mayoría de las capitales es que no se trata simplemente de gastar más, sino de gastar mejor. Decir que Pedro Sánchez ha repetido esto sería, probablemente, un eufemismo. Otro asunto es si realmente se logrará. Espero que esto no se convierta en una especie de reto de “¿quién gasta más?”, porque si es así, entonces el verdadero ganador será el país que logre estrujar el presupuesto.
La paciencia de la política europea
¿Qué hacemos entonces mientras el tiempo transcurre y se avecina una nueva crisis? La solución no es esperar a que entre en vigor el Marco Financiero Plurianual para el período 2028-2034. La comisión de Bruselas parece tener una idea clara: cambiar las normas de disciplina fiscal para permitir a los estados incrementar su gasto. En otras palabras, ¡aumentemos la varita mágica de la deuda!
Los eurobonos
La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, ha abierto la puerta a la emisión de eurobonos. Su propuesta consiste en usar los fondos no gastados de Next Generation para cubrir requerimientos de defensa. Esto podría sonar genial en teoría, pero en la práctica, no es tan sencillo. Los matices políticos en este tema pueden ser tan complejos como un rompecabezas de mil piezas.
No obstante, mientras algunos países del sur apoyan la emisión de eurobonos, otros más reacios siguen siendo escépticos, lo que nos lleva a un trasfondo de tensión digna de una novela policíaca.
Los riesgos de un endeudamiento excesivo
La preocupación por una nueva crisis por alta deuda soberana está en el aire, y no es para menos. Hablar de más deuda es como añadir Mantequilla de Cacahuate a la dieta: una cucharada podría estar bien, pero si no tenemos cuidado, podríamos acabar con una crisis. Friedrich Merz, candidato de la CDU, no ha dudado en señalar que debemos ser prudentes y mantener a raya las deudas. ¿Acaso no hemos aprendido nada de la historia?
Y en medio de todo esto, los datos de los think tanks apuntan en dos direcciones: la necesidad de aumentar el gasto en defensa debe hacerse de forma responsable, equilibrando las cuentas sin llevarnos a una nueva crisis. Aquí nos encontramos ante un dilema similar al de escalar una montaña; cada paso debe ser medido cuidadosa y estratégicamente.
El papel del Banco Europeo de Inversiones
Mientras Europa lidia con sus diferencias, el Banco Europeo de Inversiones (BEI), presidido por Nadia Calviño, también se ve bajo presión. La comunidad ha decidido que el BEI debe aumentar su impulso hacia proyectos de seguridad y defensa. Pero, mientras el BEI cambió sus normas internas para facilitar la inversión en proyectos de “doble uso”, las cifras son aún muy bajas.
La cantidad de 1.000 millones que se destina en 2024, aunque se espera que se duplique en 2025, no se acerca a las cifras necesarias para abordar el papel de defender a Europa frente a amenazas externas.
La cumbre de líderes
A finales de enero, 19 líderes de la UE, incluyendo a Sánchez, dirigieron una carta a Calviño. Es un poco como cuando pides a alguien que lleve la cuenta en un almuerzo, e intentas dividirla equitativamente entre todos. ¿Pero qué pasa si algunos solo piden agua? Al final, todos quieren una mayor participación del BEI, pero ¿es posible obtenerlo sin un consenso más amplio?
Conclusiones: ¿un futuro incierto?
Es evidente que Europa se enfrenta a un futuro incierto y lleno de desafíos. Con la creciente presión para aumentar el gasto en defensa frente a un panorama internacional cambiante, habrá que navegar por un complejo paisaje político y económico. La coordinación, la responsabilidad fiscal, y la voluntad de colaboración serán esenciales si Europa quiere no solo sobrevivir, sino prosperar en este nuevo contexto global.
Y, ¿qué pasará si encontramos el equilibrio correcto? Quizás, con una defensa robusta, una mejora en la seguridad y la atención a las necesidades sociales, podamos aspirar a un futuro donde la seguridad y el bienestar de los ciudadanos vayan de la mano. Pero, por ahora, ¡mantengamos los dedos cruzados!