En los últimos meses, el debate sobre la condonación de la deuda de las comunidades autónomas (CCAA) ha cobrado un protagonismo indiscutible en la agenda política y económica de España. Como alguien que ha estado siguiendo de cerca las peripecias financieras de nuestro país y que, quizás como tú, ha sentido un ligero escalofrío cada vez que escucha la palabra «déficit», me gustaría desglosar esta cuestión a fondo. Así que, ponte cómodo, prepara esa tacita de café y veamos qué está ocurriendo.

La AIReF y sus recomendaciones: Un comité que no se queda callado

Recientemente, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha emitido un comunicado que ha puesto el dedo en la llaga. En una reunión que tuvo lugar el miércoles, su presidenta, Cristina Herrero, hizo hincapié en que, si bien no existe una norma que obligue a ello, la condonación de la deuda debería estar acompañada de alguna forma de condicionalidad. ¿Por qué? Ah, la eterna lucha entre el bien y el mal, o en este caso, entre el endeudamiento y la responsabilidad fiscal.

El argumento principal de la AIReF es que las quitas de deuda no pueden ser un cheque en blanco. Según afirman, los «problemas de azar moral» que rodean a este tipo de operaciones requieren algún tipo de control para asegurar que las comunidades no sigan acumulando deudas a futuro. Es curioso cómo el dinero parece tener su propia moralidad, ¿verdad? Cambia todo a nuestro alrededor, pero el comportamiento humano sigue siendo, en gran medida, el mismo.

Un vistazo a las cifras

Es difícil hablar de condonación sin mencionar cifras. Durante 2024, las administraciones públicas han superado la regla de gasto del 2.6%, alcanzando un alarmante 5.3%. En el ámbito autonómico, se prevé que el crecimiento de la regla de gasto esté en torno al 7% durante el siguiente año. Siempre me pregunto: ¿qué pasaría si, en lugar de gastar como si no hubiera mañana, nos tomáramos un tiempo para planificar?

La tortilla se da la vuelta: ¿por qué necesitamos condicionalidad?

La AIReF ha dejado claro que la condonación de la deuda debe tener condiciones para que no se convierta en un bache recurrente en la carretera de la estabilidad fiscal. Pero, ¿quién decide cuáles son esas condiciones? En teoría, deberían ser equitativas y tener en cuenta la situación de cada comunidad autónoma. Pero, en la práctica, esto parece un juego de adivinanza complicado.

Además, han criticado el enfoque que se está utilizando para calcular la quita que le corresponde a cada región. Algunos de nosotros hemos tenido esa experiencia incómoda de hacer un cálculo y, al final, encontrar que las matemáticas no cuadran. “Parece un enfoque muy parcial”, afirman. Y tú, lector, ¿alguna vez te has sentido subestimado en un examen de matemáticas?

Un sistema de financiación que cruje

Uno de los puntos más candentes es que la AIReF no se contenta solo con señalar los problemas en la propuesta actual. Critica también la necesidad del Fondo de Liquidez Autonómico, que parece ser como ese amigo que siempre está dispuesto a prestarte dinero, incluso cuando sabes que no deberías pedirlo. Este fondo seguirá existiendo y seguirá financiando déficits. Así que, ¿es la condonación de deuda una solución o solo una escapatoria?

Cristina Herrero menciona que no tiene sentido perdonar deudas si no se garantiza que no se va a seguir acumulando deuda en el futuro. Es como si alguien decidiera dejar de pagar sus deudas porque, al final, siempre puede encontrar otra tarjeta de crédito. ¡Es un círculo vicioso que todos conocemos demasiado bien!

Las comunidades autónomas y su camino a los mercados

Otro aspecto que la AIReF considera pertinente es la necesidad de que las comunidades autónomas vuelvan a los mercados. De acuerdo con ellos, esto puede ser beneficioso por la disciplina que estos imponen. Lo que me gustaría preguntar es: ¿de verdad necesitamos que nos impongan disciplina? A veces lo que necesitamos es simplemente un poco de buen juicio.

La AIReF también aboga por recuperar la cláusula de «no bailout». Este término suena mucho más complicado de lo que realmente es, pero en esencia significa que las comunidades no deberían poder contar con que el gobierno central las rescate una y otra vez. ¿No has comentado alguna vez con tus amigos que no deberíamos ser tan permisivos con el comportamiento irresponsable? Aunque en este caso, el «amigo irresponsable» es un conjunto de comunidades autónomas.

La condonación de deuda: ¿qué implica realmente?

Como un buen amigo que ha sido invitado a una fiesta de postres y sabe que no debería comer más tarta, los estados también deben ser conscientes de sus decisiones financieras. La propuesta actual implica que, a medida que las comunidades vayan condonando deudas, habrá transferencias de capital del Estado a las autonomías, que se registrarán como aumento de ingresos para estas últimas. Es como si un festín de cumpleaños se celebrara cada vez que se perdona deuda, pero, al mismo tiempo, la cuenta sale del presupuesto general del Estado. ¿Qué tal si al final la fiesta no es tan divertida como pensabas?

En total, se habla de 83.000 millones de euros en condonaciones. Esa es una cifra que, sinceramente, podría comprarte una buena casa… o varias, dependiendo de dónde estés mirando. Sin embargo, esta transferencia podría afectar la capacidad de gasto del Estado en los años en que se realicen las condonaciones. Aquí es donde la cosa se complica. Mientras las comunidades celebran, el resto del país podría estar diciendo: «Espera un momento, ¿y nosotros qué vamos a hacer ahora?»

Un escenario para el futuro: ¿hacia dónde vamos?

Así, llegamos a una pregunta crucial: ¿qué podemos esperar del futuro? La AIReF sugiere que es necesario abordar la reforma del sistema de financiación autonómico. En un mundo ideal, esto podría felicitar a todas las partes involucradas. Pero en nuestra realidad a menudo caótica, esto suena más a una promesa de campaña que a un plan de acción concreto.

Además, el sistema actual lleva arrastrando problemas desde hace años. Si no se aborda, corremos el riesgo de que la condonación de deuda sea solo un remedio temporal para lo que es, ante todo, un problema crónico. Importante, ¿no crees?

La responsabilidad es de todos

En resumen, esta discusión sobre la deuda y la condonación en las comunidades autónomas es mucho más que números y cifras. Es sobre nuestra responsabilidad como ciudadanos y como votantes. Quizás lo más importante que deberíamos preguntarnos es: ¿qué tipo de futuro queremos construir?.

Es cierto que las medidas extraordinarias pueden ser necesarias de vez en cuando, pero ¿no sería más sensato optar por soluciones que aborden los problemas de raíz, en lugar de simplemente poner parches? Tal vez, solo tal vez, deberíamos considerar un enfoque más meticuloso y atento hacia el gasto público, la deuda y la responsabilidad fiscal. Al final del día, somos nosotros quienes vivimos con las consecuencias de nuestras decisiones. ¿Listo para reflexionar?