El FC Barcelona, un club que ha brillado en el panorama del fútbol mundial, se enfrenta a un momento crítico. La próxima Asamblea de Socios Compromisarios, programada para el 19 de octubre, promete ser todo menos una simple reunión. Con pérdidas de 91 millones de euros y críticas sobre la gestión financiera, la situación del club está en el ojo del huracán. Pero, ¿qué está realmente en juego en esta asamblea tan esperada?
La tormenta perfecta: un panorama económico desolador
El auditor, Grant Thornton, no ha tenido piedad al presentar su informe. Según su análisis, el impacto negativo del Barça Studios (ahora conocido como Barça Media) debería haber sido mucho más significativo en las cuentas del club. Imagínate ser parte de una reunión donde todos esperan escuchar posibles soluciones, y lo único que llega es un sombrío diagnostico financiero. ¡Menuda fiesta! La situación parece ser un cóctel explosivo de malas decisiones, promesas incumplidas y una gestión que dejaría a cualquier economista con el corazón en la mano.
Personalmente, recuerdo una vez en la que fui a una reunión de trabajo, donde todos los miembros del equipo esperábamos que se discutieran mejoras e innovaciones. En cambio, acabamos con más problemas y menos soluciones. La frustración que sentí en ese momento es comparable a lo que deben estar sintiendo los socios del Barça.
Pero regresando a nuestro tema: los socios compromisarios tienen la responsabilidad de aprobar los resultados financieros del pasado ejercicio y el presupuesto actual. ¿Pero realmente tienen todas las herramientas necesarias para tomar decisiones tan críticas? En la última asamblea, tan solo un 14.46% de los socios se presentaron. Esa cifra es casi tan baja como tratar de encontrar un buen café a las 2 a.m. en un bar de carretera. Una locura, ¿no?
La promesa de una asamblea híbrida: ¿palabras vacías?
En medio de esta tempestad, el presidente del Barça, Joan Laporta, se ha comprometido a hacer de esta asamblea un evento presencial o al menos híbrido. Sin embargo, las palabras son solo promesas vacías si no se llevan a cabo. Como le ocurre a quien, tras un desastroso partido de fútbol, promete no volver a fallar en los penales… y al siguiente partido, ¡boom! Nuevamente falla.
Jaume Gaspart, un ex presidente del Barça, ha advertido sobre la falta de garantías democráticas en la asamblea telemática. Por su parte, Llopis, uno de los socios críticos, ha acusado a Laporta de mentir. En un mundo donde las palabras tienen peso, el hecho de que se haya discutido un formato híbrido y se haya revertido a lo anterior no es un buen indicativo de la transparencia y la confianza.
Aquí hay algo con lo que muchos de nosotros podemos relacionarnos. Cuántas veces hemos asistido a reuniones donde los líderes prometen cierta acción, solo para dejar que el tiempo actúe y esas promesas se desvanecen. A veces, parece que el “chico de la promesa” nunca cambia, sin importar la industria.
La crítica de Llopis: ¿tiene razón?
Llopis es otro personaje en esta historia, un economista que no se ha guardado nada a la hora de criticar la gestión financiera del club. Su afirmación de que el Barça necesita nuevos inversores o de lo contrario no podrá salir del mar de deudas es un grito de alerta. “Barça Studios no vale nada o casi nada”, dice con franqueza.
Pero me pregunto: ¿cuántos de nosotros hemos tenido un amigo que continuamente trata de convencernos de algo que sabemos que no es cierto? Es un juego psicológico. Por un lado, quieres creer en las posibilidades de un futuro brillante, pero en el fondo, conoces las verdades profundas que no se pueden ocultar. Y él mismo está convencido de que el auditor fue justo en su evaluación. Lo que se está jugando no solo es la estabilidad económica del club, sino también el interés y la participación de los socios en el futuro.
Esto me recuerda a una discusión acalorada que tuve una vez sobre la viabilidad de una pequeña empresa que estaba a punto de invertir. Al final, tenía que enfrentar la dura verdad: el entusiasmo no paga las cuentas.
El choque con la auditoría: ¿un rayo en la tormenta?
En este encuentro de visiones alternativas, el Barça ha diferido del criterio del auditor. Mientras que el auditor parece indicar que hay un claro deterioro financiero, el club se aferra a su propio análisis, buscando un horizonte luminoso con un plan de negocios establecido.
¿Les suena familiar? En mis años de trabajo, he visto a empresas caer en la trampa de no querer escuchar los veredictos de los auditores por temor a enfrentar la realidad. Es como cuando uno está parado frente a un volcán en erupción y, en lugar de huir, decides quedarte ahí afirmando “no, todo estará bien”.
A pesar de la presión, el club continúa manteniendo su posición, garantizando que tiene motivos para confiar en el valor actual de Barça Media. Pero, ¿es la esperanza lo que se necesita en un momento como este?
Un interés creciente por la democracia interna
A medida que la crítica interna crece, parece que un nuevo ecosistema de grupos opositores y candidatos emergentes al próximo ciclo electoral está surgiendo. Este fenómeno podría ser una respuesta directa a la falta de participación de los socios en las decisiones. 644 socios presentes de 4,451 convocados es un número que habla por sí mismo.
La pregunta aquí es: ¿qué pasará si esta asamblea se convierte en un mero «paripé» como lo sugiere Llopis? Es triste pensar que las decisiones importantes se tomen en menos de un ambiente participativo que permita dar voz a los verdaderos intereses de los que aman al Barça.
Recuerdo una vez haber formado parte de una comunidad donde se debatía la dirección de ciertos proyectos. Como en el Barça, había una desilusión ante la falta de participación, pero al final, esos debates fueron lo que ayudó a dar forma a una visión compartida. Tal vez los socios del Barça necesitan recordar que, juntos, tienen la fuerza para demandar cambios.
Encrucijada del futuro: ¿hacia dónde va el Barça?
Desde el caso Negreira hasta las imputaciones de expresidentes, el panorama es más sombrío que un día nublado en el norte de Europa. Ante todo este contexto, podríamos preguntarnos: ¿qué rumbo tomará el Barça? ¿Será capaz de rehacerse y recuperar su grandeza o pasará a ser una sombra de lo que una vez fue?
Todo esto es fundamental no solo para el club, sino también para los millones de aficionados que ven al Barça como una representación de sus esperanzas, sueños y, digamos, una forma de mantener viva la llama de la pasión por el fútbol. Sin embargo, los tiempos difíciles suelen servir como el mejor maestro.
Así, es posible que la próxima asamblea no solo sea una reunión más; podría convertirse en el punto de inflexión que definirá el futuro del club. ¿Están los socios listos para levantarse y luchar por ese futuro?
En resumen, la Asamblea del 19 de octubre está configurada para ser un evento definitorio. Con el futuro del Barça en la mesa, la pregunta que prevalece es: ¿podrán los socios hacer que su voz se escuche, o se perderá en la confusión? En el deporte, como en la vida, a veces necesitamos una buena dosis de valentía y solidaridad para enfrentar los desafíos que nos depara el destino.
Así que, amigos, si el Barça va a pasar por esta tormenta, lo mejor que podemos hacer es ¿mantener nuestro espíritu optimista y nuestros sockets en la corriente? Porque quien sabe, quizás la próxima asamblea no solo sea una reunión de cuentas numeradas, sino un auténtico grito de esperanza y unidad. ⚽