En el actual escenario europeo, donde las burocracias nacionales a menudo parecen más laberintos que caminos, surge una propuesta que ha empezado a ganar tracción: el ‘estado 28’. Pero, ¿qué significa esto exactamente? ¿Estamos realmente al borde de una revolución administrativa en la Unión Europea (UE)? Acompáñame en este viaje donde exploraremos el futuro que nos propone el exministro italiano Enrico Letta y cómo España está adaptando esta idea para su propio contexto.

Orígenes de la propuesta del ‘estado 28’

Para comprender la propuesta, primero debemos desmenuzar lo que significa el ‘estado 28’. En su esencia, se trata de un marco regulatorio que permitiría a las empresas operar con mayor flexibilidad en cualquier país miembro de la UE, sin las habituales trabas burocráticas que tanto nos frustran. Imagina la escena: decides abrir un café en Barcelona y, de repente, te encuentras atrapado en una maraña de normativas locales que requieren de más tiempo del que espera tu tostadora para calentar unas rebanadas de pan.

La propuesta fue introducida por Enrico Letta, actual presidente del Instituto Jacques Delors, quien argumentó que este «estado ficticio» permitiría que las empresas actúen «libremente». En otras palabras, sería como abrir la ventana de tu oficina en un día de primavera: fresco, sonoro y, sobre todo, sin las restricciones del aire acondicionado.

Dentro de esta misma línea, el Ministro de Economía español, Carlos Cuerpo, ha presentado un enfoque adaptado a las necesidades de las 17 Comunidades Autónomas de España. Al igual que un chef que adapta una receta a partir de ingredientes locales, Cuerpo busca optimizar la forma en que las empresas pueden operar en todo el país bajo un conjunto de regulaciones más ligeras.

La búsqueda por la simplificación administrativa

Todos hemos escuchado anécdotas de las odiseas burocráticas que enfrentan quienes desean iniciar un negocio en España. Desde largos formularios hasta esperas eternas en las oficinas, el sueño de emprender puede convertirse rápidamente en pesadilla. Así que, si Cuerpo prometió un «régimen 20» que reduzca la heterogeneidad normativa entre comunidades, el tema se vuelve apasionante.

Cuerpo destacó que el objetivo del gobierno es simplificar el proceso regulatorio. Pero, me pregunto, ¿es esto un sueño demasiado ambicioso? En reuniones con representantes de comunidades autónomas y de la Cámara de Comercio, se abordarán las características mínimas necesarias para que las empresas contribuyan a este «nuevo marco». Hablando de esto, ¿te imaginas poder operar en todas las comunidades con un solo conjunto de reglas? Sería como tener una contraseña maestra para acceder a todos los clubes más exclusivos de la ciudad.

Un enfoque orientado hacia la acción

La propuesta de Cuerpo no es solo un concepto atractivo, sino que ya se están realizando pasos concretos hacia su implementación. En las primeras reuniones de la ‘Conferencia sectorial para la mejora regulatoria y el clima de negocios’, se definieron prioridades en los sectores de comercio, hostelería, transporte, educación y construcción de infraestructuras.

Y aquí es donde entra en juego la gestión de los fondos europeos, especialmente el Plan de Recuperación. Se trata de una gran oportunidad para mejorar el marco regulatorio, ¿no? ¿Quién no querría invertir en proyectos que no solo generan empleo, sino que también impulsan la economía?

Jugar a los «detectives» regulatorios

Lo que se ha acordado es identificar ámbitos de mejora sectorial, lo cual me recuerda a aquellos juegos de mesa en los que tenemos que descubrir qué es lo que no funciona, ¡pero sin el estrés de la competencia! La realidad es que, para un empresario, no hay nada más desesperante que no saber si tus trámites están más perdidos que un calcetín en una lavadora.

De acuerdo con Cuerpo, se están buscando “soluciones regulatorias” y esto puede incluir cosas tan variadas como adoptando diferentes ordenanzas tipo o incluso modificaciones normativas que renueven el ecosistema empresarial. Honestamente, esto suena como música para mis oídos y, seguro, de muchos emprendedores que conocen de primera mano la guerra de papel que es iniciar un negocio.

La importancia del trabajo en conjunto

La implementación de la nueva Ordenanza tipo para actividades minoristas y de prestación de servicios es un ejemplo de cómo se pueden optimizar las normativas del sector. Esto permitirá una mejor eficiencia en el uso de recursos públicos, lo que se traduce en un menor costo para los empresarios y mayor transparencia. Aquí es donde el dicho «la unión hace la fuerza» se vuelve más relevante que nunca.

Necesidad de más flexibilidad en tiempos de crisis

La reciente pandemia de COVID-19 nos ha enseñado a todos que la adaptabilidad es clave. Aquellos negocios que pudieron reinventarse rápidamente y cambiar de rumbo han salido victoriosos. En este sentido, la propuesta del estado 28 podría ser la solución a la rigidez que enfrentan tantos empresarios.

Personalmente, conocí a un amigo que abrió un pequeño restaurante justo antes de que la pandemia azotara nuestro país. Los numerosos trámites y regulaciones le hicieron perder meses en su apertura, y cuando finalmente abrió, su negocio enfrentó restricciones severas. ¡Imagínate la frustración! Si algo nos ha enseñado esta crisis es que necesitamos ser más versátiles que nunca, y el estado 28 podría ser precisamente el catalizador de esa transformación.

Vislumbrando un régimen peninsular

Uno de los destinos a largo plazo que se han trazado es la posibilidad de expandir este marco regulatorio a Portugal. Según Cuerpo, esta colaboración podría llevar a la creación de un «régimen peninsular» que no solo beneficie a las comunidades autónomas, sino también a los vecinos ibéricos. ¿Acaso no sería fantástico abrir un café en Lisboa sin preocuparse por diferencias normativas?

Esta idea de cooperación internacional puede sonar romántica, ¡pero también es extremadamente práctica! En un mundo donde los negocios son cada vez más globales, esta sinergia podría estimular la economía de ambas naciones.

Reflexionando sobre el futuro

El camino por recorrer es largo y está lleno de desafíos, pero también de oportunidades. La propuesta del ‘estado 28’ es un paso hacia un modelo económico más eficiente y adaptado a las realidades del siglo XXI. Necesitamos no solo soñar con un futuro con menos regulaciones, sino también actuar. La economía necesita esta oxigenación, especialmente mientras navegamos por aguas turbulentas.

Así que, en este tejido de desafíos y oportunidades, ¿estás listo para embarcarte en esta jornada hacia un futuro más flexible y prometedor? La realidad es que estamos en un momento crucial y, como se dice habitualmente, «quien no arriesga, no gana».

En conclusión, el estado 28 podría no ser el fin de las dificultades burocráticas, pero definitivamente es un paso en la dirección correcta. ¿Estamos preparados para aprovechar esta oportunidad? ¡Solo el tiempo lo dirá! Pero al menos, mientras tanto, podemos seguir disfrutando de esa taza de café que tanto amamos, ya sea en Barcelona o Lisboa.


Espero que este artículo no solo esté alineado con tus expectativas, sino que también proporcione una visión clara y entretenida de la propuesta del ‘estado 28’ y su impacto potencial en el futuro empresarial de Europa.