El mundo de los videojuegos está lleno de luces y sombras. Mientras que muchos disfrutamos horas de entretenimiento inmersos en juegos como Candy Crush, a veces las historias detrás de estos títulos son más complicadas de lo que se puede imaginar. En un giro inesperado de eventos, King, la empresa detrás de este popular juego, ha anunciado un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que afecta a 47 personas de su sede en Barcelona. Más del 7% de su plantilla se ve envuelta en una situación que, a primera vista, parece ir en contracorriente de los beneficios récord de la compañía.
La situación actual: despidos y reestructuración
La noticia del ERE no ha caído bien en el sector. Celia Villalobos, famosa exdiputada por su relación con Candy Crush, ha decidido crear su propio equipo de eSports. Pero, ¿quién puede disfrutar de la competencia si otros son despedidos? La preocupación se instala entre los trabajadores, quienes se sienten atrapados entre el avance tecnológico y las decisiones corporativas.
Desde octubre de 2023, cuando Microsoft adquirió a King, la empresa ha empezado a implementar cambios significativos. Según el sindicato CGT, este despido colectivo es solo la punta del iceberg de un plan más amplio. Se habla de la intención de desmantelar departamentos enteros en las oficinas de Barcelona y subcontratar estos trabajos a otras empresas, principalmente en países como India. ¿Acaso estamos ante un fenómeno que ya hemos visto antes? La subcontratación ha sido un tema caliente en el mundo laboral, y ver cómo se repite la historia siempre causa un poco de agrupamiento en la garganta.
El papel de los sindicatos y la respuesta de los empleados
La CGT ha denunciado que los empleados que están siendo despedidos han tenido que formar a sus reemplazos, quienes no solo son menos experimentados, sino que también provienen de empresas subcontratadas. La situación es nada menos que paradójica: mientras King beneficia de enormes ingresos gracias a «Candy Crush Saga», que ha superado los 20.000 millones de dólares en ingresos desde su lanzamiento, despide empleados cruciales en su operación.
¿Es esto realmente un movimiento estratégico, o es simplemente un paso hacia la deshumanización del trabajo creativo? No hay mucho espacio para la retórica en un lugar donde la presión comercial supera el bienestar humano. Sin embargo, la historia de King no es la única en su tipo dentro de la industria tecnológica. A medida que Microsoft continua con sus planes de adelgazar su división de videojuegos, la incertidumbre se cierne sobre otros empleados. En total, se han anunciado despidos de aproximadamente 2.550 empleados este año. ¡Hablemos de un ambiente de trabajo estable, eh!
Beneficios récord, pero a costa de los empleados
Lo insólito de esta situación es que King está disfrutando de cifras envidiables. Con 2.000 millones de dólares tasados en ingresos para Microsoft, la división de videojuegos está lejos de ser un barco a la deriva. Y aquí es donde entra la pregunta del millón: ¿puede una empresa que disfruta de beneficios récord sentirse justificada al despedir empleados? Es un dilema que ha traído a la luz el eterno debate sobre la ética empresarial.
¿Acaso perder a 47 empleados en medio de la prosperidad no suena más a una jugada fría y calculada, que a una necesidad real del negocio? Los empleados de King han demostrado su compromiso y dedicación, y aquí vienen sus jefes, cortando cabezas como si fueran hojas de papel. Sin embargo, este tipo de decisiones a menudo se basan en la lógica fría del balance y no en una visión humana del éxito empresarial.
Una historia personal: el dilema del empleado
Recuerdo un momento, no muy lejano, en que un amigo mío, apasionado del diseño de juegos, también fue víctima de una reestructuración. La empresa la amaba y había dedicado su corazón y alma a un proyecto que finalmente fue cancelado en favor de una estrategia más económica. Aquella experiencia fue un recordatorio de que en esta era de tantos avances tecnológicos, lo que importa no siempre es el talento, sino cuán bien se alinean las aspiraciones del talento con las necesidades del negocio.
La tristeza y el enojo se combinan, creando una tormenta de emociones. Y aquí estamos, con una jugada similar por parte de King, donde los empleados a los que se les pide que formen a sus sustitutos probablemente no verán una pizca del éxito monetario generado por su trabajo.
La responsabilidad social de las grandes corporaciones
Dicho esto, ¿no deberían las grandes corporaciones como King y Microsoft tener una responsabilidad social mayor? La respuesta es un rotundo «sí». Los beneficios económicos no pueden ser el único objetivo; la calidad de vida de los empleados debería estar en la ecuación. Las grandes empresas están formadas por personas, y esas personas forman una comunidad. Despedir empleados en un momento de ganancias estelares podría considerarse una traición a esa comunidad.
En un mundo ideal, la adaptación es clave, pero hay maneras de manejar esa adaptación con gracia y respeto. En lugar de un ERE, quizás una revisión de roles o salarios podría ser una solución mejor para ambas partes.
El punto de vista de Microsoft
Desde la perspectiva de Microsoft, la situación se vuelve más compleja. La compra de Activision Blizzard King fue un movimiento estratégico para posicionarse aún más en la carrera tecnológica y de videojuegos. Pero, ¿es realmente sostenible a largo plazo si se sacrifica la satisfacción y la lealtad de los empleados en el altar del incremento en los ingresos?
Hay quienes argumentan que la innovación debe ir acompañada de la responsabilidad. Y mientras Phil Spencer, el CEO de Xbox y Xbox Game Studios, continúa con su misión de incluir más diversidad y creatividad en sus juegos, es vital que no se pierda de vista el lado humano de estas historias. La moral del equipo diametralmente afecta la calidad del producto final.
Reflexiones finales: ¿qué nos dicta el futuro?
El futuro de King y sus empleados es incierto, pero esta historia es un recordatorio de que, en última instancia, esos números en un balance son creados por individuos apasionados y dedicados. Mientras que algunos disfrutarán jugando a «Candy Crush», otros enfrentarán días difíciles que pueden conducir a una búsqueda de nuevas oportunidades.
La pregunta que nos queda es: ¿estamos dispuestos a sacrificar nuestros valores humanos por un éxito temporal? Como consumidores, tenemos el poder de apoyar a las empresas que actúan éticamente y rechazar a aquellas que no lo hacen. Incluso en el mundo de los videojuegos, donde la creatividad y la innovación son fundamentales, la manera en que se tratan a los empleados debe ser parte de la conversación.
Es un cuento que se repite, pero tal vez sea hora de escribir un nuevo capítulo, tanto para King como para nosotros, los consumidores. ¡Reflexionemos, riamos (o lloremos), pero nunca dejemos de cuestionar lo que está detrás del brillo de nuestros videojuegos favoritos!