El mundo de los negocios está en constante evolución, como un río que nunca deja de fluir. Cada año, surgen nuevas caras, nuevas ideas y, por supuesto, nuevos desafíos. Sin embargo, hay líderes que, como piedras en el río, logran mantenerse firmes y navegantes de la corriente. Josu Jon Imaz, CEO de Repsol, es uno de esos líderes. Este 2023 se cumplen diez años desde que asumió las riendas de la compañía, y su impacto es, sin duda, significativo. En este artículo, exploraremos su trayectoria, sus reflexiones y lo que se puede aprender de su liderazgo en el panorama empresarial actual.
Una década de cambios en el sector energético
Para muchos, una década puede parecer un período breve. Pero en el mundo del sector energético, diez años son equivalentes a varios ciclos de cambio. Cuando Imaz asumió el cargo en 2013, el mundo estaba todavía lidiando con las impresionantes consecuencias de la crisis financiera global de 2008. Las empresas estaban en modo de supervivencia, y el sector energético no fue la excepción.
Recuerdo una conversación con un amigo que trabaja en el sector del petróleo. Me decía que en esos años, las empresas competían por sobrevivir, y cada decisión parecía tener un peso monumental. La tecnología y la sostenibilidad empezaban a ganar terreno, y los líderes enfrentaban un dilema: ¿adapto mi modelo de negocio o me aferro a lo que siempre ha funcionado? Josu Jon Imaz eligió el camino menos transitado.
De la crisis a la transición energética
Bajo la dirección de Imaz, Repsol ha mostrado un compromiso notable hacia la transición energética. En su reciente declaración sobre su liderazgo, relacionado con los diez años en la empresa, mencionó: “La vida te sitúa en algunos momentos abajo o arriba; hay que relativizar, porque todo es temporal y, además, no es lo importante”. Estas palabras resuenan no solo como un lema de vida privada, sino como un mantra empresarial en un momento en que muchas compañías buscan su identidad en un mundo que favorece la sostenibilidad.
La transición de Repsol hacia energías más limpias ha sido emblemática. De hecho, el compromiso de la empresa para avanzar hacia un modelo de negocio más sostenible ha convertido a la compañía en un referente. ¿Pero cómo se logra exactamente ese cambio en un gigante como Repsol? Aquí es donde la estrategia de Imaz ha sido crucial.
Innovación y sostenibilidad: una combinación ganadora
Es indiscutible que la innovación es el motor que impulsará los cambios en la sociedad contemporánea. Josu Jon Imaz ha entendido esto a la perfección. Durante su mandato, Repsol ha invertido en tecnologías emergentes, como la captura de carbono y la producción de hidrógeno renovable, que ya comienzan a dar frutos.
Recuerdo la primera vez que escuché sobre el hidrógeno verde en una conferencia. La idea de producir energía a partir del agua me pareció sacada de una película de ciencia ficción. Pero aquí estamos, en 2023, y líderes como Imaz están haciendo que ese futuro sea una realidad. Dicho esto, todavía hay quienes dudan de estas nuevas tecnologías. ¿Son realmente viables a gran escala? La respuesta es, en parte, un trabajo en progreso, pero también un testimonio de que el cambio no solo es posible, sino necesario.
Enfrentar la oposición con humor
No todo ha sido un camino de rosas para Imaz y su equipo. Como en cualquier industria en transformación, siempre hay críticos y escépticos que argumentan que los planes de sostenibilidad son demasiado ambiciosos o poco realistas. Sin embargo, Imaz mantiene su enfoque con un sorprendente sentido del humor.
Una vez, en una entrevista, se le preguntó sobre las críticas que enfrentaba. Con una sonrisa, respondió: “Prefiero ser un optimista que un pesimista, porque al final del día, ¡los pesimistas parecen tener más enfermedades!”.
Este tipo de enfoque no solo desarma las críticas, sino que también muestra que la autoconfianza y una actitud positiva pueden ser herramientas poderosas para enfrentarse a los desafíos que la vida y los negocios presentan.
La importancia del liderazgo empático
Aparte de la innovación, uno de los rasgos más admirables de Imaz es su enfoque en el liderazgo empático. En una época en que muchas empresas luchan por mantener elevados los niveles de moral y compromiso de sus empleados, el estilo de liderazgo de Imaz es fresco y relevante. Sabe que las empresas no son solo números y balances, sino que están compuestas por personas con sueños, temores y aspiraciones.
En una charla inspiradora a empleados, Imaz mencionó: “Todo lo que hacemos es por y para la gente, y eso incluye a nuestros clientes, empleados y comunidades”. Estas palabras no son solo un discurso vacío; son la base de su filosofía empresarial. Me recuerda a una ocasión en la que un antiguo jefe me dijo que un buen líder no solo dirige, sino que también escucha. Y vaya que he aprendido esa lección.
La necesidad de adaptarse
Ahora, en el contexto actual, donde las empresas enfrentan retos sin precedentes debido a la crisis climática y la presión social para hacer un cambio, la capacidad de adaptarse se convierte en un imperativo. Las empresas que no se adapten, simplemente, quedarán atrás. Y eso, amigos, es algo serio.
Bajo el liderazgo de Imaz, Repsol ha mostrado una flexibilidad admirable. Sin embargo, no todos los días son buenos. Hay momentos de duda y creatividad estancada. En esos días, a menudo me pregunto: “¿Realmente estoy en el camino correcto?” A todos nos sucede, ¡incluso a los grandes CEOs!
Referencias actuales y la mirada hacia el futuro
Hablando de adaptarse, otro punto relevante es cómo la industria energética se está viendo influenciada por la política global. La reciente cumbre sobre el clima en Egipto y las distintas conferencias sobre sostenibilidad han hecho que muchas empresas, incluida Repsol, reconsideren sus estrategias energéticas. En este sentido, la visión de Imaz es invaluada. Es un recordatorio de que el futuro energético dependerá de la colaboración entre naciones, sector público y privado.
Las cifras que se manejan en estas conferencias son escalofriantes: es necesario invertir millones de euros para alcanzar un futuro más verde. Pero, ¿dónde empezamos? Aquí es donde está la magia: comenzamos en casa. Las decisiones que tomemos en nuestras propias comunidades pueden tener un impacto colosal. Si todos hacemos nuestra parte, el cambio no es solo posible, ¡es inevitable!
Aprender de los fracasos
Un buen líder no teme hablar de sus fracasos, algo que Imaz ha demostrado ser un gran defensor. En un entorno donde se magnifica el éxito, es refrescante escuchar a alguien hablar abiertamente de los tropiezos. Esto no solo lo convierte en un líder más accesible, sino que también ayuda a crear una cultura empresarial donde el miedo a fallar no es un obstáculo, sino una oportunidad de aprendizaje.
Pienso en veces en que he fracasado; como aquella vez que presenté un proyecto que pensé que brillaría y fue recibido con un silencio sepulcral. ¡Qué incómodo! Responder a esa situación puede ser un verdadero reto, pero al igual que Imaz, aprendí que los fracasos son lecciones disfrazadas.
Conclusiones: el camino hacia adelante
Mirando hacia atrás, es indudable que la década de Imaz al frente de Repsol ha estado marcada por desafíos, aprendizajes y un enfoque en la sostenibilidad que es refrescante en un mundo empresarial a menudo egoísta. Su manera de liderar ha demostrado que es posible innovar, ser empático, y al mismo tiempo, mantener una empresa rentable.
A medida que nos enfrentamos a las exigencias y expectativas de un futuro incierto, el legado de Imaz servirá como faro para otros líderes. Después de todo, como él ha dicho, “todo es temporal”. Así que, mientras se contempla el futuro, recordemos que la adaptabilidad, la sostenibilidad y la empatía son no solo palabras de moda, sino atributos esenciales en el liderazgo contemporáneo.
¿Y tú, qué lecciones has aprendido de tus fracasos? ¿Cómo puedes implementar un enfoque más empático en tu entorno laboral? Estas son preguntas que valen la pena considerar mientras navegamos este emocionante y desafiante viaje que es el mundo de los negocios. Al final del día, todos somos parte del río, y nuestras acciones pueden ayudar a moldearlo hacia un futuro más sostenible.