En la clasificación de problemas globales, la crisis demográfica de Japón es como un elefante en la habitación que todos intentan ignorar. Como dice el dicho, «si la vida te da limones, haz limonada», pero, ¿qué pasa cuando la vida te da pocos limones y muchos problemas? Efectivamente, Japón está enfrentando un reto monumental en cuanto a su población. Mientras tanto, Hiroshi Yoshida, un profesor de economía en la Universidad de Tohoku, ha hecho sonar las alarmas con predicciones que parecen sacadas de una novela de ciencia ficción. En este artículo, nos sumergiremos en el impactante panorama que nos presenta Yoshida y exploraremos las implicaciones de este fenómeno en la vida diaria de los japoneses.

Antecedentes: una película que se vuelve real

Recuerdo la primera vez que vi Hijos de los hombres en el 2007. La trama presenta un mundo distópico donde la humanidad se enfrenta a una sociedad sin niños, y me quedé pensando durante semanas: «¿Podría alguna vez ser así?». Veinticinco años después, Japón se encuentra en una situación que, aunque no idéntica, sí evoca inquietudes similares. La tasa de natalidad en el país ha caído a un mínimo histórico de 1.2 hijos por mujer, y en Tokio, la cifra ha descendido por primera vez por debajo de 1, situándose en 0.99. Un dato aterrador, si me lo preguntas.

¿Cómo llegamos a este punto? Bueno, la baja tasa de matrimonios es uno de los factores más relevantes. Según el censo de 2020, el 28% de los hombres y el 17.8% de las mujeres mayores de 50 años nunca se han casado. En comparación con las cifras de 1990, esto es un golpe bajo: solo el 5.6% de los hombres y el 4.3% de las mujeres permanecían solteros hace tres décadas. ¿Quizás estamos viviendo en la era de Tinder? Tal vez, pero la diversión de deslizar a la derecha tampoco parece estar dando los resultados esperados en términos de matrimonios.

Las predicciones impactantes de Hiroshi Yoshida

Ahora, volviendo a Yoshida, él ha añadido más leña al fuego de la preocupación demográfica de Japón. Según sus estimaciones, si la situación continúa como hasta ahora, para el 5 de enero del año 2720, solo habrá un niño menor de 14 años en todo el país. ¡Sí, lo has oído bien! No es una errata. Esto se calcula en un modelo que ha ido revisando anualmente desde 2012, donde ha observado una disminución constante en la población infantil que, de continuar, se traducirá en una especie de «Sato-ización». Básicamente, si sigue así, todos los ciudadanos llevarán el apellido más común de Japón, Sato.

Con esta crisis, hay mucho en juego: identidad, cultura e incluso funcionalidad en la vida cotidiana. Imagina tener que identificarte solo por tu nombre de pila o un número, no suena muy divertido, ¿verdad? Pero aquí está la gran pregunta: ¿realmente se puede revertir esta tendencia?

El papel del gobierno y la sociedad

El gobierno japonés no está parado en este asunto. De hecho, se han ideado varias estrategias para incitar a la población a casarse y tener más hijos. Una de ellas es el uso de aplicaciones de citas, que se han vuelto increíblemente populares entre los jóvenes. Una de cada cuatro parejas menores de 40 años que se casaron el año pasado conocieron a través de estas plataformas. ¡Un aplauso para la tecnología! Y como si esto no fuera lo suficientemente innovador, el Gobierno Metropolitano de Tokio lanzó su propia app de citas en 2023 para facilitar el acceso a potenciales parejas.

Pero, ¿realmente estas estrategias serán suficientes para revertir una crisis que lleva años en desarrollo? Aquí es donde entra en juego la urgencia del momento. Yoshida advierte que sin una combinación efectiva de incentivos, cambios culturales y políticas sociales inclusivas, Japón podría enfrentarse a una severa crisis de sostenibilidad. Es como si estuvieran tratando de llenar un barco con un balde en vez de arreglar las fugas.

Consecuencias de una población envejecida

Esto nos lleva a otro factor crítico: el envejecimiento de la población. La población japonesa se está convirtiendo en la «abuela del mundo», lo que plantea serios retos económicos y sociales. La fuerza laboral en declive se traduce en una creciente carga para las generaciones futuras. Imagina que tus hijos tienen que cuidar de ti y, además, de tu bisabuelo. ¿Te imaginas la cantidad de disculpas que tendrían que hacer en una reunión familiar? «Lo siento, no se puede comer pastel, hay que cuidar de la herencia de los Sato».

La economía también se ve afectada. Sin suficientes jóvenes, los mercados laborales se ven alterados, y esto puede llevar a un círculo vicioso de reducción en la productividad y aumento de la carga sobre el sistema de bienestar social. En palabras simples, más mayores y menos jóvenes significan menos ingresos de impuestos y más gastos en pensiones y salud.

¿Qué se puede hacer?

A este punto, la pregunta clave es: ¿qué se puede hacer? Es un reto monumental, pero no imposible. Algunos expertos sugieren que es crucial repensar el concepto de la familia y abrirse a nuevas estructuras que pueden incluir a solteros y familias extendidas. También, se necesitan más políticas inclusivas que ayuden a las mujeres a equilibrar trabajo y familia. Luego de todo, muchas mujeres abandonan la idea de ser madre porque no ven posibilidades de una buena calidad de vida mientras equilibran sus carreras.

Esto nos lleva a una reflexión más profunda: el futuro de Japón no solo depende de las políticas del gobierno, sino también de cómo la sociedad en su conjunto decide abordar estos cambios. La cultura de trabajo en Japón ha sido tradicionalmente intensa, y una vida familiar puede parecer inalcanzable para muchos. Si algo me ha enseñado mi corta experiencia en la vida laboral, es que el equilibrio entre trabajar y vivir no es solo fundamental para la salud mental, ¡sino también para aumentar la natalidad!

Reflexiones finales: el eco de un futuro incierto

Ahora, como lector, es posible que sientas una mezcla de frustración, preocupación y, quizás, un poco de humor al pensar en cómo un país que fue una vez un faro de avances tecnológicos y culturales se enfrenta ahora a una crisis de esta magnitud. Denle un giro, y quizás lo que vemos es una llamada de atención para todos nosotros, no solo para Japón.

Si este escenario distópico nos enseña algo, es que la preocupación por el futuro de nuestra población afecta a todos los países, aunque en diferentes formas. Entonces, ¿cómo podemos estar más unidos en la respiración del futuro? Es posible que tengamos que aprender de la situación de Japón y asegurarnos de que cada país encuentre su propio equilibrio entre natalidad y sostenibilidad.

Finalmente, espero que este artículo no solo haya sido informativo, sino también una chispa para que reflexionemos sobre el futuro que queremos construir. Después de todo, en la vida, como en el cine, el guion se puede reescribir. ¿Te atreves a ser parte de esa historia?