En el vibrante escenario de la política estadounidense, hay pocas cosas tan morbosamente entretenidas como observar cómo las decisiones de un nuevo presidente pueden cambiar radicalmente el rumbo de toda una industria. Y si el protagonista de esta historia es Donald Trump, con su estilo polarizador y controversias non-stop, entonces tenemos un guion digno de una telenovela. Aquí es donde entra Tesla, la icónica compañía de coches eléctricos liderada por Elon Musk, que parece estar bailando a su propio ritmo en medio del tumulto.
Un terremoto en la Casa Blanca
La llegada de Trump a la Casa Blanca ha sido recibida con una mezcla de fanaticada y angustia por parte de distintas industrias. Desde TSMC hasta Samsung, muchos han sentido la vibración: «¿Qué pasará con nuestros planes de expansión? ¿Sobreviviremos a esta nueva administración?». Y en medio de esta agitación, está Tesla, que parece no solo resistir, sino prosperar.
Imagínate esto: Trump, el magnate que lleva años vociferando en contra de los coches eléctricos, decide elegir a Elon Musk, el CEO de Tesla, para un puesto clave en su gobierno. ¡Ironía nivel experto! Mientras Trump criticaba ardientemente las subsidios a los vehículos eléctricos en sus discursos, Musk, por su parte, donaba millones a su campaña. ¿Es una jugada maestra o un juego arriesgado? ¿O quizás una combinación de ambos?
La postura de Trump sobre los coches eléctricos
Desde el comienzo de su campaña, Trump dejó claro que no es un fanático de los vehículos eléctricos. En discursos apasionados, tachó el impulso que la administración de Biden había dado a la electrificación como una «estafa verde». En cierta medida, tenía sus razones: pretendía revitalizar la industria automotriz estadounidense y reducir la dependencia de tecnologías… ¡adivinaste! ¡Chinas!
Pero, ¿qué significa esto para Tesla? Aquí es donde la trama se complica. Aunque Trump quiere acabar con los créditos fiscales de 7,500 dólares para la compra de coches eléctricos, resulta que, paradójicamente, eso podría beneficiarle a él. En un momento de la llamada de inversionistas, Musk comentó que la eliminación de estos subsidios «sería devastador para nuestros competidores». Pero, para Tesla, ¿sería «ligeramente» menos trágica la caída?
La compra de coches eléctricos se enfría
La inmediata respuesta de la industria automotriz ante esta amenaza fue como un balde de agua fría: los principales fabricantes de coches, incluyendo General Motors, Toyota, y Volkswagen, se unieron para pedirle a Trump que mantuviera los créditos fiscales. Sin ello, se estimaba que la demanda de coches eléctricos en Estados Unidos podría caer un 27%. Hablando sobre cifras que involucran dólares, ¿verías a Tesla caer en la bolsa si los incentivos desaparecieran?
Mientras tanto, la red de carga de Tesla, monumentalmente superior a la de sus competidores, crea una ventaja esencial. En un estado como California, donde el 50% de las ventas de coches eléctricos son de Tesla, el dueño de un Mustang eléctrico aún podría hacer cola para cargar en una estación rival. Eso sí, no dejen de recordar que los cargadores de Tesla son como Starbucks en las ciudades: hay uno en cada esquina.
Tesla y sus tentáculos en la política
Siguiendo la lógica de «mientras más grande, mejor», la compañía no solo se ha beneficiado de los subsidios. Recientemente, se reveló que aproximadamente el 14% de los fondos del programa NEVI (Infraestructura Nacional de Vehículos Eléctricos) se destinaron a Tesla. Así que, a pesar de la retórica agresiva de Musk contra los subsidios, parece que se siente más que cómodo recibiéndolos. ¡Interesante, verdad?
De hecho, Musk tuiteó una vez que eliminar los subsidios solo ayudaría a Tesla. Vamos, que es un poco como decir: «¿Manos arriba, quienes quieren defenderse de mí?», mientras la competencia queda mirando desde las gradas.
Ahora, la pregunta que nos queda por el camino es: ¿Tesla puede realmente seguir dominando el mercado sin asistencia financiera del gobierno? El analista de Wedbush, Dan Ives, cree que sí. Según él, «Tesla tiene una escala y un alcance que no tienen parangón en la industria». Pero claro, dependerá de cómo evolucione la competencia, particularmente entre los coches eléctricos chinos que están montando su propia ofensiva.
La carrera contra los coches eléctricos chinos
Frente a todo esto, hay un punto importante que considerar: la amenaza real es el competidor extranjero. Estamos hablando de coches eléctricos Made in China, que constantemente están innovando y tirando precios. Ives sostiene que sin subsidios ni tarifas, Tesla tendría la oportunidad de emerger como el actor dominante.
Sin embargo, los esfuerzos proteccionistas y los aranceles en contra de los coches chinos podrían ser un salvavidas para Tesla y sus rivales estadounidenses, pero no debemos subestimar la capacidad de reacción. Basta ver cómo han crecido las capacidades de las empresas chinas en los últimos años. Una típica historia de David contra Goliat, ¿no crees?
La situación actual del mercado
En un giro de eventos que Stephen King podría considerar escalofriante, los expertos comenzaron a cuestionar cómo la eliminación de subsidios podría afectar a las «Tres Grandes de Detroit». ¿Estarían estas gigantes del motor dejando de innovar, dejando a Tesla en el centro del escenario? Tal vez, pero también debemos considerar que podrían unirse, encontrar una nueva forma de sobrevivir y recuperar el terreno.
Mientras tanto, las acciones de automotrices estadounidenses subieron tras la victoria de Trump, mientras que las de marcas extranjeras como BMW o Mercedes se desplomaban. La razón detrás de todo esto no solo es política, sino la posibilidad de reducir la competencia y fortalecer a las marcas patrias. Pero claro, mientras el resto del mundo juega a la guerra, ¿quién se adapta y quién queda en la orilla?
Más allá de los coches eléctricos
Además de Tesla y los coches, hay que prestar atención a otros sectores con los que Trump tiene una gran confrontación. Por ejemplo, el programa «Chips and Science Art» que recibió críticas por parte de Trump tiene el potencial de crear una batida más feroz en la carrera por la dominación de los chips, algo crucial en la era de la tecnología. ¿Dará la administración actual la inyección que necesita la industria automotriz para seguir innovando?
Podría decirse que estamos ante un cruce de caminos: la influencia de Musk, las decisiones de un Trump alejado de los subsidios y la competencia internacional se entrelazan para formar un tapestry complejo y fascinante. ¿Estamos listos para el año 2025, cuando los coches eléctricos sean tan comunes como los teléfonos inteligentes?
Conclusiones: ¿quién gana y quién pierde?
Al final del día, mientras Trump adopta una postura hostil ante subsidios y divisas extranjeras, Tesla parece estar bailando al son de su propia música, incluso si la melodía se entrelaza con ciertas notas discordantes. Lo más intrigante de todo es que este escenario es potencialmente beneficioso para Tesla, que sigue creciendo. Pero, ¿a qué precio?
Mientras esperamos a ver cómo se desarrollan las cosas, no olvidemos que la política siempre está en constante cambio, y así también lo está la industria del automóvil. Así que, a ajustar los cinturones, porque el futuro se presenta lleno de giros inesperados, y estoy aquí por el viaje. ¿Te unes?