El pasado miembro crucial de la historia de la economía española, Ignacio Rivera, presidente del Instituto de la Empresa Familiar (IEF) y del icónico Grupo Estrella Galicia, se alzó con voz firme durante la clausura del XXVII Congreso de la Empresa Familiar. En un contexto donde las empresas familiares enfrentan retos significativos, su mensaje resonó. Pero, en lugar de fustigar a los responsables políticos, su llamado fue a la contención. ¿Pero realmente estamos ante un momento de reflexión constructiva? Vamos a desglosarlo.
Un urgente recordatorio sobre la competitividad
Antes de que nos adentramos en la política, queremos situarnos en el escenario. Imaginen un grupo de cientos de empresarios, canas y trajes de marca por doquier, en una sala que palpita con la tensión del mercado. Todos están allí para escuchar a líderes de la industria, y de repente, Rivera lanza una bomba: “Los avances medioambientales, salariales y fiscales tienen un límite”. Se podría pensar que es una frase de un economista frustrado. Pero, en realidad, es un eco de una realidad que muchos sienten: cuando el barco navega por aguas turbulentas, cada ola puede ser crítica.
Rivera enfatizó que “no nos pasemos de rosca”, un recordatorio casi paternal de que, aunque los ideales son loables, también deberían estar en armonía con la sostenibilidad y la marcha de las empresas. ¿Alguna vez has tratado de equilibrar las expectativas de tu jefe con los plazos imposibles? Imagínate lo que deben sentir en la cúspide de la economía en medio de conflictos bélicos y un continente europeo tambaleándose.
La necesidad de un consenso político
A medida que Rivera hablaba, se podía sentir el consenso surgiendo en la sala. Mencionó que había “afinidades” en los discursos de otros líderes, como Alberto Núñez Feijóo y el ministro de Industria, Jordi Hereu. ¿No les resulta curioso que en un congreso de empresarios, la clave no parezca tanto ser el beneficio económico inmediato, sino el diálogo?
Después de todo, la historia nos ha enseñado que los desacuerdos políticos pueden llevar a crisis como si fueran a una cena familiar con el tema de política como plato principal. A todos nos ha tocado experimentar esos momentos incómodos. Sería lindo pensar que, con un poco de cooperación, podríamos crear un espacio más atractivo para que todos crezcan, incluyendo empresas, empleados y, claro, familias.
Reflexiones del Rey: ¿la voz de la razón?
Durante el evento, la presencia del Rey Felipe VI fue notable. “Las empresas familiares sois el motor que mueve nuestra economía”, afirmó él. En una época donde muchos cuestionan la relevancia de la realeza, el rey también realizó un llamado a adaptarse y diferenciarse, un mantra que no solo se aplica a las empresas, sino a todos nosotros en nuestro día a día. ¿Cuántos de nosotros hemos tenido que innovar en la forma de hacer la compra, en días de confinamiento severo? Adaptarse es parte de nuestra naturaleza.
Ese respaldo de la figura real no se dio gratuitamente. En un momento donde se busca fomentar la confianza en las instituciones, escuchar un mensaje así desde la alta esfera puede tener un efecto artrítico positivo. Pero, ¿es suficiente para balancear la balanza de la acción política?
Ignacio Juliá y la búsqueda de un entorno favorable
El nuevo consejero delegado del Banco Santander en España, Ignacio Juliá, se hizo eco del espíritu de Rivera: “La economía española lleva ya cuatro años consecutivos creciendo por encima de la media de la UE”. Más allá de la fanfarria, se hizo evidente que el crecimiento no es solo cuestión de números. Es también sobre la estrategia detrás de ellos.
Juliá resaltó la necesidad de un marco regulatorio que favorezca la inversión y la innovación. Como si estuviera hablando de una buena receta para un arroz con pollo, Juliá enumeró los ingredientes necesarios: eliminar obstáculos regulatorios, un sistema judicial más ágil y un impulso a la I+D+i. En medio de tantos desafíos, parece que una simple mejora legislativa podría tener un impacto positivo en el crecimiento económico.
La disciplina que ofrecen los bancos
Con las palabras de Juliá en mente, es interesante preguntarse: ¿cómo podemos asegurarnos de que los bancos realmente apoyen esas transformaciones necesarias? Hay una sensación de que muchas veces el dinero está disponible, pero no siempre se utiliza de forma adecuada. Todos disfrutamos de la pizza con doble de queso, pero no siempre es la opción más saludable. Y así, debemos cuestionar si estamos eligiendo correctamente nuestras prioridades económicas.
Fondos europeos: la realidad detrás de la ilusión
El eterno debate sobre los fondos europeos también se hizo presente en el congreso. Con frases como “debemos ser ambiciosos en la ejecución”, se puso en relieve una crítica común en estos tiempos. ¿Por qué los fondos no fluyen como deberían? ¿Es el sistema demasiado engorroso, o simplemente debemos aprender a jugar mejor nuestras cartas?
Cada uno de esos fondos representa una oportunidad, pero si no llega a quienes realmente pueden darles el uso adecuado, es como intentar llenar un vaso con una manguera rota. Lo que se necesita es una forma de asegurar que esos recursos se utilicen para generar un verdadero cambio transformador en la economía.
La empatía en tiempos difíciles
En un entorno complicado como el actual, donde la competitividad se ve estrechamente ligada a adaptaciones y innovaciones, la empatía emerge como un valor esencial. Las empresas, especialmente las familiares, a menudo son el corazón de las comunidades. Todos hemos escuchado historias sobre cómo el pequeño negocio de un barrio ha mantenido a familias a flote durante épocas inciertas. Esos son los cimientos sobre los cuales se construye la economía.
La ironía es que las pymes, que son responsables de la mayoría de los empleos en España y en muchas partes del mundo, tendrán que lidiar con un sistema que, a menudo, no se adapta con la misma rapidez que ellos. Y aquí es donde nuestra responsabilidad como consumidores también juega un papel crucial. Cuando apoyamos a las pequeñas empresas, hacemos mucho más que simplemente favorecer la economía: apoyamos a comunidades enteras.
Mirando hacia el futuro
Así que, tras todo lo discutido en este congreso, ¿qué podemos llevarnos a casa? La necesidad de un consenso en la política, un entorno regulatorio más amigable, y un compromiso renovado hacia las empresas familiares que, al final del día, son las que dan vida a nuestra economía y a la sociedad.
La combinación de esfuerzos políticos y económicos puede ser eso que, quizás, hemos estado buscando: la verdadera solución para crear un entorno más sostenible y próspero. Después de todo, la estabilidad económica es un fenómeno que no solo importa a los números, sino que también afecta nuestro día a día. Y ahora resulta ser más claro que nunca que, para navegar por tiempos turbulentos, necesitamos más que solo palabras; necesitamos acciones decididas y un compromiso genuino.
¿Estás listo para unirte a este viaje de transformación? La próxima vez que pases por un establecimiento local, recuerda: en cada compra estás contribuyendo al tejido económico de tu comunidad. Así que, ¿por qué no hacer de esa compra algo memorable? ¡Salud por las empresas familiares y por un futuro lleno de oportunidades!