Parece que hace menos de un suspiro, Madrid se encontraba bañada por un torrente de solicitudes para conectarse a la red eléctrica. Un fenómeno que, si lo miras bien, suena a ciencia ficción, pero no, es tan real como la congestión que todos experimentamos en la M-30. Iberdrola, a través de su filial i-DE, decidió abrir las compuertas de su red eléctrica para satisfacer la demanda de los data centers, esos monstruos de consumo energético que, sin darnos cuenta, han pasado de ser una tendencia a una necesidad imperante.
En este artículo, vamos a diseccionar lo sucedido en este enredado panorama donde se confunden intereses, infraestructuras y, por supuesto, el bien común. Pero antes, déjame preguntarte: ¿alguna vez te has preguntado qué sucede detrás de las cortinas de la energía que consumes a diario? Si estás listo para sumergirte en este emocionante viaje (y, quién sabe, quizás reírte un poco en el camino), ¡sigue leyendo!
Madrid y su ansía eléctrica: el incremento sin precedentes
Como si fuese un oscuro cuento de terror, el año pasado, Madrid comenzó a sentirse como un adolescente en la pubertad: descontrolado e inundado de cambios. Este “tsunami” de solicitudes para conexión a la red eléctrica, la mayoría provenientes de data centers, puso a todos los actores del sector en un aprieto. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) no tardó en sacar la lupa y comenzar a investigar. La noticia era clara: i-DE había estado concediendo permisos de acceso a su red por encima de su capacidad planificada. Pero, ¿cómo llegó a suceder esto?
El rompecabezas de Iberdrola
Iberdrola no es cualquier compañía; es, de hecho, una de las gigantes de la energía en Europa. Cuando comenzó a recibir peticiones de varios data centers, decidió, un poco a la ligera, que iba a conceder esos permisos con la condición de que un nuevo transformador –una estructura que prometía aumentar la capacidad de la red– se construyera. Spoiler alert: el transformador nunca se construyó. Según el análisis de la CNMC, este calentón provocó que la capacidad comprometida en la región alcanzara nada menos que el 101,76% de su límite.
Si te estas preguntando por qué un simple transformador se convirtió en el villano de nuestra historia, imagina un restaurante que, debido al éxito de su menú del día, comienza a aceptar más reservas de las que puede manejar, esperando que se expanda la cocina. Sin embargo, la expansión nunca ocurre y, al final, los clientes (en este caso, los data centers) tienen que esperar más de lo esperado. ¡Qué desastre!
La ley y sus laberintos
Según la Ley del Sector Eléctrico de 2013, proporcionar acceso a la red sin contar con la capacidad necesaria es considerado una infracción muy grave. La CNMC descubrió que i-DE había permitido accesos pese a conocer que su infraestructura estaba saturada, lo que generó un gran revuelo. Esto se asemeja a un juego de Jenga: cada pieza que añades puede acabar derrumbándolo todo.
Iberdrola, en defensa de su narrativa, argumentó que sus esfuerzos estaban orientados a satisfacer la enorme demanda. Es como cuando todos tus amigos llegan a tu apartamento y tú decides hacer «un par de pizzas más» sin revisar si realmente tienes espacio en el horno.
Por otro lado, la CNMC apuntó a un doble rasero en la evaluación de proyectos. Mientras se otorgaban permisos al por mayor a los data centers, otros proyectos de almacenamiento fueron rechazados alegando la saturación de la red. ¿Arbitrariedad o falta de planificación? Esa es la pregunta del millón.
Un fenómeno creciente: la locura de los data centers
Los data centers son considerados verdaderos sumideros de energía. Antes, se registraban solicitudes de conexión que sumaban aproximadamente 760 MW en 2021. La proyección a 2023 es nada menos que abrumadora: ¡más de 10.000 MW! Como si la red eléctrica de Madrid fuese un buffet libre donde todos quieren llenarse, pero la cocina no tiene suficiente comida para satisfacer a los comensales.
Y aquí es donde el dilema se vuelve interesante. ¿Cuántas de estas peticiones son realmente viables? Las proyecciones sugieren que solo una cuarta parte de las solicitudes corresponden a proyectos que realmente verán la luz. Es como si los data centers estuvieran haciendo una gran fiesta y solo un cuarto de los invitados realmente se presentaran.
Divisiones entre gigantes de la energía
La situación no fue menos confusa para Naturgy, la otra distribuidora que opera en Madrid. A medida que las peticiones crecían como espuma, Naturgy optó por frenar la concesión de nuevos permisos en espera de auditorías más exhaustivas por parte de la Red Eléctrica. Esto nos hace recordar esa situación en la que uno de tus amigos se da cuenta de que ha llegado a una fiesta con demasiados aperitivos: suena a que la solución es detener la comida en una redada de emergencia.
¿Y qué hay de la Comunidad de Madrid? Aquí entra el político en este drama energético. Aunque se solicitaron 19 nuevas intervenciones en la red, la verdad es que no se incluyeron en la última revisión de planificación. Una jugada inesperada, ¿verdad?
Reflexiones finales: ¿construyendo para el futuro?
Mientras escribo esto, no puedo evitar pensar en la cantidad de veces que hemos escuchado que “la energía es el futuro”. Pero, ¿es que estamos realmente preparados para este futuro? La congestión de las redes eléctricas à la Madrid nos muestra que hay una clara desconexión entre las necesidades inmediatas de los consumidores y la planificación que se requiere para servir esas necesidades.
Al final, las redes eléctricas son una infraestructura crítica, y un mal movimiento puede significar el colapso total. Iberdrola, con sus amigos los data centers, necesitará repensar su enfoque sobre cómo manejar los permisos de acceso, sobre todo si se quiere evitar dejar a una ciudad entera en la oscuridad. Y tú, querido lector, ¿qué opinas de esta jungla energética? ¿Es el futuro brillante, o crees que necesitamos un enfoque más reflexivo sobre cómo utilizamos nuestros recursos?
Como diría el sabio: “Las energías renovables son el futuro, pero, ¿estamos preparados para manejar el presente?” Es una conversación que apenas comienza. ¿Y dónde estarás tú cuando todo esto suceda? Espero que estés bien alimentado y con una buena conexión a Internet. ¡Hasta la próxima!