Si hay algo que nos recuerda que la historia siempre tiene un lado oscuro, es la reciente saga judicial que rodea al Grupo Empresarial Tompla. ¿Quién diría que lo que empezó como una simple fabricación de sobres para cartas acabaría siendo un episodio de prácticas ilegales que se extendieron durante 33 años? Sí, leíste bien: ¡treinta y tres años! Desde las primeras elecciones democráticas en España hasta 2010, este grupo no solo fabricaba sobres, sino que manipulaba el mercado. ¿No es para llorar y reír al mismo tiempo?

En este artículo, vamos a desentrañar no solo los detalles de este escándalo, sino también su impacto en el presente y el futuro del grupo. Así que, cómodamente sentado, prepare su hoja y lápiz porque este escrito puede ser más emocionante que una novela de suspense.

La historia sombría de un cártel

Para poner las cosas en contexto, hablemos de cómo comenzó todo. Imagínate España en los años 80, donde la democracia empezaba a florecer y la participación ciudadana iba en aumento. En medio de ese clima, el Grupo Empresarial Tompla se estaba formando bajo condiciones más que dudosas. La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNC) descubrió que durante las décadas del 80 y 90, varias empresas, incluido Tompla, formaron un cártel para manipular precios en el mercado de sobres. ¿Un cártel? Sí, como esos que ves en las películas de mafiosos, pero en lugar de tráfico de drogas, se trataba de… sobres para cartas. ¿Parece una película de comedia, verdad?

El cártel de sobres permitió que distintas compañías acordaran precios por encima del mercado, perjudicando a partidos políticos y organizaciones que necesitaban estos insumos. Las consecuencias fueron devastadoras, y no solo para el bolsillo de los afectados. ¿Puede haber algo más sombrío que jugar con la democracia de un país a través de la manipulación de un producto tan simple, pero vital? Pero mejor regresemos al presente para ver cómo Tompla está lidiando con su legado.

Las indemnizaciones millonarias: ¿el final de una era o solo el principio?

El tiempo avanza, y lo que antes era una montaña de acusaciones ha derivado en indemnizaciones millonarias que han recaído sobre Tompla. En sus cuentas de 2023, la empresa ha dotado provisiones sorprendentes de 14 millones de euros. ¿Los motivos? Las condenas por las reclamaciones de sus principales “clientes”, que en este caso son partidos políticos como el PSOE y el PP. ¡Vaya giro del destino! ¿Quién diría que esos mismos sobres que ayudaban a enviar votos ahora se convertirían en razones para hacer cola en los tribunales?

La historia continúa con el hecho de que Tompla ha recibido, solo en 2023, cinco demandas adicionales. ¡Eso sí que es estar en el ojo del huracán! Mientras algunos advierten que muchas de estas reclamaciones están prescritas y podrían no prosperar, la situación es completamente incierta. En este juego de ajedrez financiero, cada movimiento cuenta, y la presión está más al máximo. ¿Cuántos sobres se necesitarán para cubrir todo esto?

El conflicto judicial: de un partido a otro

La primera sentencia a favor del PSOE apareció en marzo de 2021, estableciendo que Tompla debía indemnizar al partido por los sobreprecios pagados por esas dañinas prácticas. En un mundo ideal, esos sobres debieron ser utilizados para gloriosos mensajes políticos, pero terminaron siendo un dolor de cabeza millonario. Según el PSOE, los daños eran superiores a 8 millones de euros. ¡Y eso es solo la punta del iceberg!

Por otro lado, el PP también se unió a la causa y logró, recientemente, que un juez estimara parcialmente su demanda por más de 10 millones de euros. ¿Cómo puede ser que los mismos sobres que una vez facilitaron el debate electoral ahora sirvan para financiar batallas legales? El escenario no podría ser más irónico.

¿Qué pasa con las demandas de izquierda?

Hasta aquí, parece que las grandes formaciones políticas llevan la batuta en esta sinfonía de juicios. Pero, oh, querido lector, no olvidemos cómo los más pequeños también se atrevieron a entrar en la danza. Izquierda Unida (IU), el PCE y otros partidos menores se sintieron obligados a demandar también, pero su travesía fue bastante menos afortunada. Su demanda fue desestimada por “falta de legitimación”. Aqui hay algo que resuena con todos nosotros: a veces, las injusticias son más crueles con los más débiles, ¿no crees?

La verdadera situación financiera de Tompla

Ahora bien, reservarse unas cuantas cifras nos hará entender mejor la magnitud de lo que estamos tratando aquí. En 2023, Tompla facturó 302 millones de euros, un aumento del 8.7% respecto al año anterior. ¡Eso es un buen número! Y se debe, en gran parte, a los procesos electorales que se llevaron a cabo en España. ¡Qué irónico! Estos sobres, que alguna vez costaron más de lo que debían, ahora impulsan las finanzas del grupo.

A pesar de la tormenta legal, el grupo aseguró un resultado de explotación de 20,1 millones de euros. ¿Será que la producción de sobres es aún más resistente de lo que parece? Y, como suele suceder en el mundo empresarial, Tompla tiene un nuevo presidente en su timón: Antonio Borrachero Bonilla, proveniente de una familia con historia en seguros y fútbol. ¿No estás ahora también intrigado por esta conexión?

Del papel al futuro: mirando hacia adelante

Más del 63% de los ingresos de Tompla provienen de fuera de España actualmente, lo que indica un intento de internacionalización post-cártel y, ¿quién sabe? Tal vez un intento de limpiar su imagen a nivel local. Dado que la actividad de fabricación de sobres ha disminuido, la apuesta hacia las etiquetas autoadhesivas parece ser la nueva dirección de negocio. De hecho, en 2023, esta nueva línea representó más de la mitad de lo que facturó la compañía.

Este cambio en el negocio puede sonar como una brillante estrategia de diversificación, pero también plantea una pregunta: ¿pueden realmente dejar atrás el oscuro legado del pasado y ser una empresa responsable en el sector? La preocupación es real, sobre todo con un historial que abruma.

Conclusión: el futuro incierto de Tompla

Al examinar todo esto, una pregunta clave resuena en mi mente: ¿puede una empresa liberarse realmente de sus cadenas pasadas? Mientras Tompla lucha por avanzar, su legado de manipulación y corrupción representa un recordatorio de cómo el poder y la codicia pueden desviar a cualquier compañía del camino correcto. Y, como suele ocurrir en estas historias, el tiempo dirá si Tompla emerge de las cenizas o si se desploma bajo el peso de su propio pasado.

Un consejo para los que están pensando en entrar en el mundo empresarial: ¡asegúrense de que sus sobres sean solo para cartas y no para jugar sucio! Queda mucho por aprender de esta historia, y la manera en que empresas como Tompla manejan su pasado podría dar lecciones valiosas a otros.

Esperemos que, en un futuro no muy lejano, la historia de Tompla se convierta en un recordatorio de lo que debe evitarse, más que un ejemplo de lo que se puede alcanzar. La vida continúa, pero el eco del pasado siempre estará allí para recordarnos que, incluso en las prácticas más comunes, la avaricia puede llevarnos a los entornos más oscuros.