El pasado 27 de diciembre de 2024, Cantabria dio un paso inesperado en el ámbito político y comunicativo al formalizar la compra del edificio que una vez albergó al periódico Alerta. La operación, que costó 4,5 millones de euros, ha suscitado todo tipo de opiniones y reflexiones, tanto en el ámbito local como a nivel nacional. Este artículo aspira a desglosar no solo los detalles de la transacción sino también a abordar su significado dentro del contexto político actual y su relevancia histórica.

¿Por qué comprar un edificio de un periódico histórico?

Al principio, el sentido de la adquisición de un edificio de un periódico que ha tenido un pasado turbulento puede parecer un capricho. Pero, como bien se menciona en la noticia, el Gobierno de Cantabria, bajo la dirección de María José Sáenz de Buruaga, argumenta que la decisión está fundamentada por la necesidad de la Imprenta Regional. ¿Pero es realmente necesario un antiguo edificio de prensa para este propósito?

Uno podría pensar que sí. En medio de una crisis de medios de comunicación y de la percepción de una verdad distorsionada, el acceso a instalaciones que permitan la impresión y distribución de información es crucial. Además, la compra de un edificio así implica un simbolismo que va más allá del mero uso físico. Se trata de un acto que podría ser visto como un intento de rescatar la historia, o al menos de tomar control sobre la narrativa informativa de la región.

Una operación rápida y urgente

La velocidad con la que se llevó a cabo la compra es otro aspecto intrigante. En un plazo de solo 16 días, el Gobierno pasó de la valoración a formalizar la compra. ¡Eso no se ve todos los días! Para un proceso administrativo, esto es equivalente a que un gato persiga a un perro. Normalmente, las transacciones de esta envergadura requieren una serie de pasos, revisiones y todo tipo de burocracias. La rapidez de la operación ha dejado a muchos preguntándose si realmente había un sentido de urgencia o si, en cambio, se actuó impulsivamente.

Uno de los criterios utilizados para justificar la compra fue la «singularidad» del edificio y su idoneidad. Pero, ¿es realmente tan singular? Quizás somos demasiado románticos con respecto a lo que debería ser un edificio de prensa, especialmente uno que fue visto como un bastión de una ideología particular en la dictadura.

El contexto del edificio de Alerta

Ahora bien, el edificio de Alerta no es solo ladrillos y cemento. Con sus 6,000 metros cuadrados, se divide en tres plantas que alguna vez albergaron rotativas, talleres y el ajetreo de la distribución. Si bien es fácil burlarse de los periodistas por el exceso de café y las temporadas de estrés, también es cierto que este edificio fue el hogar de muchas historias; algunas divertidas, otras tristes, y muchas que, de una forma u otra, han dejado huella en la historia de Cantabria.

La sólida estructura del edificio incluye áreas de carga para furgonetas y un garage considerable. ¿Que mejor que un lugar con espacio suficiente para que los coches oficiales no pasen la noche en la calle? Lo admito, esto me hace sonreír un poco, pero también muestra una faceta más práctica de la política: cuándo las prioridades se alinean con la necesidad de un espacio.

Implicaciones políticas de la compraventa

Cualquier tema relacionado con el Partido Popular y su asociación con el periodismo en España no está exento de controversia. La historia del periódico Alerta no es simplemente un relato de la prensa, sino que también se entrelaza con la historia política de la región. Antes, se le consideraba un apoyo en momentos difíciles para el Partido, y ahora su pequeña historia podría tener un nuevo capítulo con las instituciones públicas en el centro.

Es comprensible que algunas voces críticas se levantaran cuando se conoció la transacción. Después de todo, la compra está enmarcada en un contexto de rescate de instituciones en problemas financieros. En una era en la que se habla tanto de la transparencia y la rendición de cuentas de los gobiernos, esta adquisición ha suscitado preguntas sobre la legitimidad y la ética del uso de dinero público.

El impacto financiero de la operación

Aunque la operación ha sido defendida por el potencial de ahorro en alquileres y otros gastos, se plantea la pregunta: ¿realmente valdrá la pena? Cuando miro hacia atrás en mis propias experiencias laborales, miradas retrospectivas casi siempre presentan dos caras. Muchas veces, un ahorro a corto plazo se traduce en costos ocultos a largo plazo.

Y hablemos de la Cámara de Comercio de Cantabria, que también ha establecido su propia operación de venta bien en marcha. Por cinco millones de euros, el gobierno está adquiriendo una propiedad que debería servir como sede para la Consejería de Economía. ¿Podría ser que, en este juego de dominó, la región se vea obligada a pagar más de la cuenta por los espacios adecuados?

Conclusión: reescribiendo la historia a través de la compra

En definitiva, la compra del edificio de Alerta por parte del Gobierno de Cantabria no es simplemente sobre un inmueble. Se trata de la oportunidad de reescribir una narrativa que ha quedado atrapada en el tiempo, de retomar el papel informativo en un espacio aún lleno de ecos de su pasado.

Sin embargo, el entorno es complejo y, como lo demuestra la rapidez de la operación y los sentimientos encontrados que la rodean, se trata, quizás, de una decisión más basada en la conveniencia política que en las necesidades de la población.

Y al final del día, ¿no es eso lo que siempre se pone en la balanza? Entre el ahorro y la historia, entre el poder político y la voz del pueblo, la respuesta a estas preguntas podría seguir afectando a Cantabria por años venideros. La veracidad y la transparencia en la política son una conversación interminable, una mezcla de risas, lágrimas y, por supuesto, un buen café de oficina para mantenerlo todo en marcha. ¿No es curioso cómo a veces la burocracia puede parecerse tanto a una buena novela de intriga?