El metaverso. ¡Ah, qué nombre tan futurista! ¿Os acordáis cuando todos hablaban del metaverso como si fuera la nueva frontera del trabajo, el lugar donde la realidad y lo virtual se dan la mano en una brillante danza tecnológica? Fue en el 2021. Las grandes compañías de tecnología, encabezadas por el omnipresente Meta (anteriormente conocido como Facebook), no escatimaron en entusiasmo al hablarnos de esta nueva dimensión donde podríamos trabajar, relacionarnos y socializar desde la comodidad de nuestros hogares. Ahora parece que estamos extasiados en una placebo-lenta caída libre. Entonces, la pregunta es: ¿dónde estamos hoy en día respecto al metaverso y hacia dónde vamos?
Un sueño desvanecido: del entusiasmo a la desilusión
Recuerdo esa época con cierta nostalgia. En plena pandemia, las videoconferencias se convirtieron en nuestro pan de cada día. «Pronto estaremos en la metaoficina», decía un amigo mientras se ajustaba su webcam con un tono entre emocionado y escéptico. Suena casi poético, pero la realidad es que, a medida que las empresas comenzaron a explorar el metaverso, empezaron a replantearse la viabilidad de sus inversiones. Entre despidos masivos en gigantes como Disney y Alibaba, el entusiasmo por la metaoficina se esfumó como el humo de un buen café después de un largo día de trabajo.
Pero, ¿acaso el metaverso está muerto? No tan rápido. Para algunos, todavía hay vida en él, aunque de una forma más matizada y específica.
Retroceso en las promesas del metaverso
Miguel Pereira, presidente ejecutivo de la consultora creativa Darwin & Verne, nos recuerda que el «entusiasmo inicial por los metaversos de oficina se ha moderado, pero no ha desaparecido». ¡Vaya mensaje más esperanzador después de que el sueño metaversal se encuentre en una especie de coma inducido! Según su análisis, las empresas se están alejando de las complejidades del metaverso y están volviendo a soluciones más prácticas y accesibles como Zoom o Google Meet.
Esto plantea una reflexión válida: en nuestro entorno actual, donde cada segundo cuenta, ¿realmente queremos malgastar tiempo tratando de averiguar cómo hacer que nuestros avatares luzcan como nosotros en el trabajo? La respuesta, seguramente, es un resounding “no”.
La tecnología aún está en pañales
No sé ustedes, pero yo soy un firme creyente del dicho «mientras más simple, mejor». En el caso del metaverso, la tecnología realmente necesita un poco más de madurez. Las prometedoras metareuniones, donde podríamos sentir la presencia física de nuestros compañeros a través de avatares expresivos, suenan ideales, pero la realidad muestra que no todos están tan entusiasmados con esta idea.
Zuckerberg, el gran visionario detrás de Meta, admitió hace poco que «hoy aún no estamos ahí» en términos de experiencias inmersivas satisfactorias. Sin embargo, y aquí viene el chiste: mientras él intenta reunirnos a través de un trozo de código y unas gafas VR carísimas, Microsoft ha decidido darle una vuelta de tuerca a las reuniones en Teams y está introduciendo funciones de interpretación mediante inteligencia artificial (IA). ¡Toma eso, metaverso!
Costos: ¿el mayor obstáculo?
¿Alguna vez has intentado comprar unas gafas de realidad virtual? ¡Hablando de precios que asustan! Según Pereira, el costo de crear entornos inmersivos de calidad es bastante elevado y, por tanto, sigue siendo un lujo para muchas empresas. Y, seamos honestos, en un mundo donde cada centavo cuenta, las empresas prefieren usar recursos para algo más accesible y útil.
La realidad es que el metaverso ha sufrido un golpe bajo en términos de apuesta. La visión de una experiencia laboral sin fronteras está más viva en nuestras fantasías que en la cruda realidad de los números. La pregunta persiste: ¿Estamos realmente listos para sumergirnos en un entorno donde la tecnología requiere una inversión que podría compararse con la compra de un coche nuevo?
La cara positiva del metaverso
A pesar de su desvanecimiento en la esfera laboral, el metaverso no se ha ido a ninguna parte y sigue encontrando su lugar en otros usos. Si bien no está generando entusiasmo como antes, este concepto ha dado un giro hacia aplicaciones más específicas en sectores como la formación, el entrenamiento y la experiencia de cliente.
Por ejemplo, Accenture ha tomado la iniciativa y ha implementado entornos inmersivos para integrar a nuevos empleados en su propio metaverso conocido como Nth Floor. Tesla, por su parte, también ha dado el paso de utilizar la tecnología del metaverso para la capacitación de sus empleados en situaciones complejas. ¡Así que al menos el metaverso está teniendo éxito en la creación del futuro de la formación laboral!
Del hype al enfoque: el camino hacia la consolidación
Las predicciones del metaverso están en proceso de un cambio interesante. Lo que alguna vez fue un futuro brillante y lleno de promesas comienza a parecer un enfoque más moderado y específico, alejándose del enfoque generalista que todos esperábamos. La afirmación de Pereira de que estamos «pasando de la fase del hype a una fase de consolidación» es reveladora. Los gigantes tecnológicos parecen estar buscando un enfoque más sostenible y efectivo para implementar el metaverso en el entorno laboral.
El futuro del metaverso: ¿esperanzas o realidades?
La válida pregunta es: ¿cómo se verá el metaverso dentro de cinco o diez años? Las tendencias actuales sugieren que podría tener un impacto positivo a largo plazo. De acuerdo a un estudio de McKinsey, el 95% de los líderes empresariales todavía esperan que no solo el metaverso, sino tecnologías emergentes en general, impacten de manera constructiva en los próximos años. Se habla de una posible generación de 5 billones de dólares para 2030. Esa cifra, aunque suene prometedora, también invita al escepticismo.
A medida que el metaverso continúa su viaje desde el hype hacia aplicaciones más concretas y aplicadas, el futuro nos ofrece muchas interrogantes. ¿Pueden las empresas adaptarse a la nueva normalidad donde la tecnología virtual no solo es un lugar de trabajo, sino una herramienta útil en su arsenal? ¿Podría una experiencia tipo metaverso convertirse verdaderamente en la norma en la interacción laboral?
Reflexiones finales: ¿dormido o en modo siesta?
Entonces, ¿el metaverso ha muerto? Es premature to say. En lugar de pensar que ha desaparecido, es más justo decir que está en una especie de siesta. Ha cambiado y está evolucionando. El cambio de enfoque hacia aplicaciones más prácticas y específicas en el espacio laboral es un buen augurio para su futuro. Así que, mientras descansa y se adapta, nos tocará a nosotros seguir soñando con un mundo donde el metaverso sea una herramienta real y accesible en el día a día laboral.
Mientras tanto, puede ser más sensato disfrutar de esa taza de café en su forma más simple, unirnos a un grupo de Zoom y entender que una buena conversación no siempre necesita un avatar. ¿Quién necesita una metaoficina cuando tienes un sofá y tus pijamas más cómodos?
Como he dicho en muchas ocasiones, la vida es demasiado corta como para esperar a que la tecnología dé un salto de gigante. Y mientras tanto, seguiré ajustando mi webcam.