Han pasado treinta y cinco años desde que el Muro de Berlín cayó, marcando la esperanza de una nueva era de libertad y unidad. Sin embargo, parece que en lugar de construir puentes hacia un futuro inclusivo, estamos viendo cómo los muros regresan a nuestras vidas, al menos figurativamente, pero no menos dañinos. Trump, el ex-presidente estadounidense que ha polarizado a la sociedad, ha encontrado la manera de reavivar viejos fantasmas mientras prompta una lucha nueva en las democracias liberales. Pero, ¿cómo hemos llegado hasta aquí y qué debemos esperar hacia adelante?
Los ecos del ayer: qué nos enseña la caída del Muro de Berlín
Recuerdo vívidamente la primera vez que escuché sobre la caída del Muro. Era un niño, pero la emoción se podía sentir en el aire. La idea de que la gente pudiera finalmente cruzar a su antojo y vivir sin las restricciones que había impuesto un régimen totalitario era casi mágica. La caída simbolizaba la liberación y la esperanza, pero ¿realmente hemos aprendido de ese episodio? ¿O simplemente hemos cambiado de muros?
Fast forward a 2023, y la situación parece un poco desesperanzadora. Donald Trump está de vuelta en el ojo del huracán político, y los ecos de su era resuenan en el presente. Un panorama de promesas vacías, discursos incendiarios, y una caída en la calidad del debate público, exactamente lo contrario de lo que se aspiraba tras la caída del muro.
¿No es curioso cómo la gente aún puede caer en las mismas trampas de la historia? Es como si tuviéramos una máquina del tiempo de la ignorancia que nos transporta a las épocas más oscuras en lugar de aprender de ellas.
La Ilustración oscura: ¿un nuevo orden mundial?
En medio de todo este caos, la figura de Jack Smith, el fiscal especial que ha estado a cargo de casos importantes relacionados con Trump, nos recuerda que la justicia a veces avanza a paso de tortuga. La reciente decisión de Smith de considerar la inmunidad de los presidentes para cerrar ciertos casos contra Trump parece un acto de desesperación más que de justicia.
¿Realmente estamos tan desilusionados con la democracia que estamos dispuestos a aceptar que un ex-presidente pueda eludir la responsabilidad? La “Ilustración oscura” que se menciona en varios análisis parece convertirse en nuestra nueva realidad. Reinyectando una forma de gobernanza que prioriza la privilegiada y que atenta contra los derechos democráticos, estamos viendo cómo las élites vuelven a tomar el control bajo el disfraz de los populismos.
¿La culpa es de la élite o del votante?
Es fácil caer en la trampa de culpar a las élites por todos nuestros males. Pero, a pesar de su retórica aburrida y a menudo predecible, el hecho es que los ciudadanos son quienes eligen. Al final del día, fueron los votantes quienes, consciente o inconscientemente, pusieron a Trump donde está. Es un fenómeno que no se limita a Estados Unidos; en España, también hemos visto cómo ciertos líderes pueden manipular sentimientos de descontento para ganar votos.
La pregunta es: ¿acaso estos votantes realmente entienden qué están eligiendo? Estoy seguro de que al menos algunos creyeron que sus vidas iban a mejorar, deslumbrados por las promesas de un mejor futuro a través de la «economía». Pero, ¿cómo imaginas que eso será posible al respaldar a alguien que parece tener un programa de limpieza étnica a gran escala?
Un análisis desilusionante: el racismo y el machismo
Los estudios post-electorales han revelado un dato perturbador: un 52% de las mujeres blancas y un 54% de los hombres latinos votaron por Trump. ¿No resulta paradójico? Así como se repitieron patrones en la historia, estos votantes parecen ignorar el hecho de que el machismo y el racismo siempre están en la agenda de este tipo de líderes.
Algunas veces me pregunto, ¿dónde se queda el sentido común? La gente debería tomar decisiones informadas. Pero el problema es que la desinformación y la falta de pensamiento crítico parecen ser el pan de cada día, lo que hace que enfoques como los que propone Trump se vuelvan aceptables para muchos.
Las mentes críticas no existen solo para señalar los problemas. Sin embargo, entiendo la frustración de muchos. Es complicado intentar educar a quienes prefieren seguir la corriente.
El capitalismo y la “nueva” economía: ¿hacia dónde vamos?
Recientemente, he leído a algunos autores que afirman que el capitalismo ha alcanzado un nivel tan extremo que se ha convertido en un acto de vacío. Javier Valenzuela menciona que “todo se ha convertido en mercancía, objeto de especulación”. ¿No es porque en este modelo se han olvidado los principios básicos de la justicia social?
Hoy en día, vivimos en un mundo donde la desigualdad está cada vez más presente. Ciertamente, la política económica ha estado en manos de aquellos que están más interesados en llenarse los bolsillos que en el bienestar colectivo. Entonces, cuando escuchas a Trump hablar de su «poder» económico, ¿no te parece irónico?
Es como si algunos de estos votantes se dejaran encandilar por promesas de crecimiento, mientras la cruda realidad es que las élites se están apoderando de lo que alguna vez se pensó que era un bien común. El crecimiento del neoliberalismo ha sido tan dañino que hasta el sentido común parece tener un costo.
LaResponsabilidad colectiva: ¿ciudadanos pasivos o activos?
Si algo ha demostrado la historia es que los ciudadanos pueden cambiar el rumbo. La lucha por abrir los ojos ante la desinformación está en nuestras manos. Podemos criticar a los políticos todo lo que queramos, pero al final del día, somos nosotros quienes elegimos a esos quienes deberían representarnos.
Desde la caída del Muro de Berlín hasta las elecciones actuales en Estados Unidos y sus respectivos ecos en Europa, los ciudadanos tienen la responsabilidad de actuar. Para mí, está claro: el verdadero cambio empieza dentro de cada uno de nosotros. Si no cuestionamos lo que se nos presenta, seguiremos construyendo muros en vez de derribarlos.
Reflexiones finales: la importancia de la información veraz
En un mundo donde la desinformación abunda, es crucial fomentar la curiosidad intelectual y el pensamiento crítico. A medida que avanzamos hacia un futuro incierto, es fundamental que nos armemos de información veraz y nos enfrentemos al abismo de la ignorancia.
Las palabras de Àngels Martínez Castells resuenan en mi mente: “Hay un muro entre aquellos que ven el futuro y los que no”. Debemos construir puentes de conocimiento en lugar de muros de desinformación.
Así que, amigos, la próxima vez que se enfrenten a la desinformación, piensen. Pregúntense si sus decisiones están basadas en hechos y no en emociones. Después de todo, los muros pueden ser derribados, pero requiere de un esfuerzo conjunto para unirnos en una comunidad informada y activa.
Notación final
Con cada elección, los ciudadanos están construyendo la narrativa de un futuro que podría ser brillante o sombrío. Cabe destacar que, más allá de los líderes políticos, somos nosotros quienes auténticamente llevamos la carga del verdadero sentido de la democracia. Así que, cuestionemos, hablemos y, sobre todo, informémonos.