El pasado 7 de enero de 2024, recibí un correo electrónico que haría temblar el mundo de la fotografía en España. Too Many Flash, una escuela que había educado a más de cincuenta alumnos y profesores durante 12 años, anunció su cierre definitivo. ¿Quién podría imaginar que una institución con un nombre tan vibrante acabaría como una triste sombra? La noticia dejó boquiabiertos a muchos, y se siente como un espejo de los desafíos en el sector educativo, especialmente después de la pandemia.

¿Qué pasó realmente?

La razón oficial para cerrar las puertas fue sencilla: «dificultades económicas generadas a partir del confinamiento y los cambios en el mercado», según el comunicado. Pero quienes estuvieron más cerca de la situación, como Javier, un alumno afectado, piensan que hay mucho más detrás. Javier dijo: «Cuando nos enteramos, escribimos a nuestros profesores, y estos nos dijeron que llevaban sin cobrar varios meses». Ese momento, amigos, fue el principio del caos.

Así es como sucede: lo que debería ser un refugio educativo se convierte en un campo de batalla emocional. Imagínate haber dejado tu trabajo, mudarte a otra ciudad y pagar una pequeña fortuna por un máster, para luego enterarte de que has sido víctima de un fracaso administrativo. ¿Te suena? ¡A mí también!

Recuerdos de un aula vacía

Lo que más impactó a los alumnos durante la reunión informativa del 8 de enero fue la visión de un espacio completamente vacío. «Todo lo que tenía algo de valor, se lo habían llevado», compartió Javier, casi con incredulidad. Parecía una escena sacada de una película de terror: las sillas vacías, el eco del silencio y aquellas cámaras, que antes eran símbolo de creatividad, ahora eran solo recuerdos. ¿Cómo se puede ser tan frío al cerrar un sueño?

El cierre de Too Many Flash es solo una de muchas referencias que habitan el panorama educativo. EFTI, otra reconocida escuela de cine y fotografía, también cerró en mayo de 2024, dejando en la calle a 200 estudiantes. Esto invita a preguntarse: ¿son las escuelas de fotografía un riesgo demasiado alto en este mercado cambiante? ¿Estamos tan ciegos que seguimos poniendo nuestro dinero en estas instituciones?

La sombra de los inversores

La historia de Too Many Flash se oscurece aún más cuando nos adentramos en el trasfondo empresarial. Recientemente, la escuela cambió de dueños, y la nueva gestión está ligada a una compañía llamada FotoK, especializada en productos fotográficos. A pesar de que se intentó contactar con ellos en varias ocasiones, las respuestas fueron negativas. Esto da lugar a un montón de conjeturas.

Javier y otros alumnos creen que los inversores detrás de FotoK son los que, en realidad, movieron los hilos del cierre. Pero aquí viene la bomba: los profesores no tenían ni idea de esto. Un grupo de empleados que perdió su trabajo sin previo aviso no se lo merecen. Uno de los docentes que llevaba meses sin cobrar, expresó: «Es duro cuando crees que estás construyendo un futuro hermoso, pero te das cuenta de que todo era una ilusión».

Piensa en un momento de tu vida cuando has confiado plenamente en un proyecto o en una institución. ¿Te ha pasado? Esa sensación de decepción es difícil de ignorar.

Las emociones de los damnificados

La tristeza y la rabia que sienten los alumnos son completamente comprensibles. Una joven que emigró de Latinoamérica para estudiar en Too Many Flash se sintió perdida: «Me siento desamparada porque no estoy en mi país… estoy sola. Nunca pensé que esto me podía pasar en Europa». Eso nos lleva a reflexionar: ¿qué pasa con todas esas personas que dejan todo para perseguir un sueño y luego se encuentran en este tipo de situaciones?

Con historias como esta, es fácil ver cómo el cierre de Too Many Flash ha dado pie a todo un mosaico de emociones: pérdida, desconfianza y, sobre todo, un vacío que resultará difícil de llenar. Algunos profesores han decidido seguir dando clases de forma altruista. ¿Es eso realmente lo que necesitan los estudiantes? La caridad puede ayudar, pero no reemplaza la confianza quebrantada.

La falta de acceso a la información

El cierre de la escuela trajo consigo una serie de problemas logísticos que complicaron aún más las cosas. Sin acceso a la plataforma interna de comunicaciones, muchos alumnos y profesores perdieron información crucial. La página web oficial ya no está operativa. Todo lo que antes parecía tan accesible ahora se siente como un laberinto sin salida.

Cuando un estudiante se inscribe en una institución educativa, se espera que reciba las herramientas necesarias para triunfar. Pero aquí, las promesas se desvanecieron junto con las sillas y las cámaras. ¿Se ha convertido la educación en un negocio que olvida su misión principal?

La importancia de la educación fotográfica

Antes de seguir, reflexionemos un momento: ¿por qué la educación en fotografía es tan crucial? En un mundo donde las imágenes hablan más que mil palabras, dominar los aspectos técnicos y creativos de la fotografía es una habilidad valiosa. No se trata solo de hacer click en un botón; implica comprender la luz, la composición y la narrativa visual. Cada foto es una historia esperando ser contada.

La experiencia en escuelas como Too Many Flash era más que una mera transacción económica. Era un espacio para crecer y aprender; un lugar para encontrar tu voz. Pero ahora, ese espacio se ha desvanecido, dejando a muchos sin rumbo y con la tarea de reconstruir sus trayectorias.

Reflexiones finales

El cierre de Too Many Flash es un eco de los desafíos que enfrentan las instituciones educativas en la actualidad. Tras las sombras del confinamiento, las incertidumbres del mercado y la falta de transparencia, hay cientos de historias como la de Javier y su compañera que ahora se encuentran perdidos.

Ante este panorama, surge una pregunta crucial: ¿cómo pueden integrar la empatía y la honestidad en el mundo educativo? La respuesta es sencilla, pero la implementación es complicada. La educación debería ser un faro de esperanza, no un juego de azar. Los inversores, las instituciones y los estudiantes deben trabajar juntos para construir un futuro donde todos se sientan seguros de perseguir sus sueños. Porque al final del día, Too Many Flash no es solo una escuela; es una tragedia que nos recuerda la fragilidad de nuestras aspiraciones.

Si este cierre te ha resonado, reflexiona sobre tus propias experiencias. ¿Qué medidas tomarías para asegurarte de que tu camino educativo no termine así? ¡La educación debe ser una experiencia transformadora! Y aunque la historia de Too Many Flash ha tenido un giro inesperado, es hora de que todos nos unamos para aprender y crecer más allá de las adversidades.