En el fascinante mundo del trabajo y la salud, hay algo que a menudo se pasa por alto: las bajas temporales. A menudo son vistas como una simple burocracia, pero su impacto se extiende mucho más allá de las oficinas y las fábricas. Hoy nos adentramos en un tema que no solo afecta a trabajadores y empleadores en Galicia, sino que también toca temas más amplios de economía, salud pública y responsabilidad social.
¿Qué está pasando en Galicia?
Según datos recientes, la duración media de las incapacidades temporales por contingencias comunes en territorio gallego es abrumadora. En 2024, esta cifra llegó a 72,19 días, casi el doble de la media nacional, que ronda los 42,58 días. Es como si estuviéramos en una competencia para ver quién puede permanecer más tiempo de baja. ¡Y no, no es un evento deportivo, aunque a veces podría parecerlo!
Esto plantea una pregunta inevitable: ¿es este un fenómeno aislado o hay factores más profundos que debemos considerar? Con un dato adicional: Extremadura ostenta la triste primacía con 74,5 días de baja media. Sin embargo, todos estos números son solo la punta del iceberg.
La pandemia y su legado
Una de las razones detrás de estas cifras es el efecto persistente de la pandemia. Al analizar los números de 2019, parece que la situación era muy diferente: 43,46 días en promedio a nivel nacional y 62,72 días en Galicia. La pandemia, insisto, no solo nos trajo mascarillas y gel hidroalcohólico, también dejó un legado de bajas prolongadas que se han convertido en una carga para el sistema de salud.
¿No les resulta un poco irónico que tratemos de volver a la normalidad mientras algunas personas todavía se encuentran atrapadas en procesos de recuperación que se dilatan como una mala serie de Netflix? Estoy hablando de temporadas y temporadas… sin final a la vista.
Medidas del Ejecutivo: una luz al final del túnel
Ante esta alarmante situación, el Ejecutivo gallego se ha puesto manos a la obra. Desde mediados del año pasado, se implementaron varias medidas para abordar la situación. Al parecer, más de 13,000 personas recibieron el alta médica tras ser citadas por los servicios de inspección. Esto es un buen signo, pero tampoco debería hacernos sentir satisfechos.
El hecho de que el 67% de las incapacidades analizadas no correspondan a razones médicas legítimas es un dato que debería hacernos reflexionar. Tal vez las llamadas «vacaciones pagadas» se han convertido en un tema de discusión que no se trata únicamente de descanso y recuperación.
Un lujo insostenible
Se dice que las bajas injustificadas son un “lujo” que no se puede permitir el sistema de salud ni las propias empresas. Si consideramos el impacto económico que tiene el absentismo, está claro que es una conversación que merece atención. La Confederación de Empresarios de Galicia (CEG) lo dejó claro: la sostenibilidad del sistema de la Seguridad Social podría verse comprometida si no se implementan cambios significativos.
Pero, ¿por qué seguimos permitiendo que ocurra esto? Tal vez sea hora de cambiar la conversación y preguntarnos: ¿estamos realmente cuidando de nuestra salud, o estamos abusando del sistema?
Promoviendo la responsabilidad y la educación
Las iniciativas para reducir esta situación peligrosa son un esfuerzo colectivo que involucra no solo a las autoridades sino también a empleadores y trabajadores. Desde la CEG se reitera la necesidad de sensibilizar sobre el impacto económico del absentismo y la importancia de un sistema de inspección médica robusto.
La secretaria xeral de Inspección de Servizos Sanitarios, Elia Rodríguez Costa, es clara: “Esta no es una prestación refugio.” Esto es una advertencia seria. Llevo años trabajando en el sector del bienestar y puedo decirles que este tipo de lenguaje es representativo de un cambio cultural necesario.
¿Estamos dispuestos a asumir la responsabilidad de nuestras decisiones de salud? Quizás es hora de reflexionar sobre nuestras propias experiencias. He visto a amigos y colegas que, tras largas bajas, regresan al trabajo y se sienten aún más cansados. ¿Es esto realmente lo que queremos para nosotros mismos?
Una mirada hacia el futuro
Por supuesto, no todo son malas noticias. La inclusión de nuevas medidas, como mejorar la historia clínica y reducir los tiempos de espera, son pasos positivos en la dirección correcta. La incorporación de pruebas diagnósticas en las mutuas es una mejora necesaria para que los procesos de incapacidad sean más eficientes.
Sin embargo, también hay un enfoque necesario hacia la educación. Como sociedad, necesitamos instar a los profesionales de la salud a no solo atender los asuntos físicos, sino también a enfrentar los problemas que podrían estar causando el absentismo.
Experiencias compartidas
En cuanto a mi experiencia personal, recuerdo un periodo en el que me sentía abrumado y decidí tomarme un tiempo libre. Aunque el descanso fue útil, regresar al trabajo me tomó meses en término de productividad. La primera semana estaba completamente perdido. ¿Cuántos de nosotros hemos pasado por esto y hemos deseado tener una guía adecuada?
Hacer frente a la ausencia prolongada no es simple y nos lleva a pensar: ¿estamos realmente bien equipados para manejar estas situaciones en nuestra vida laboral?
Conclusión: un esfuerzo colectivo
Las estadísticas de bajas temporales en Galicia son un indicador de una crisis latente. La duración de las bajas no es solo un número, es un ecosistema complejo que involucra salud, economía y responsabilidad social. Lo que necesitamos ahora es un esfuerzo conjunto que no deje a nadie atrás.
Trabajadores, empresarios y administradores de salud deben colaborar para encontrar soluciones equilibradas que garanticen un retorno efectivo y saludable al trabajo. La situación es complicada, pero no sin esperanza. El camino hacia un futuro más saludable y sostenible es posible, y comienza con nosotros.
Así que, ¿estás listo para asumir la responsabilidad de tu salud y bienestar laboral? La conversación empieza aquí.