La Cruz Roja es una de esas organizaciones que, si miramos atrás, ha tenido un papel crucial en momentos de crisis. Desde catástrofes naturales hasta la atención a personas en situaciones vulnerables, su trabajo ha sido fundamental y relevante. Pero lo que hoy traemos a colación no son elogios, sino una situación bastante preocupante: la ONG ha anunciado la intención de despedir a 321 personas. Así que, ¿qué está pasando realmente con esta institución que, hasta hace poco, parecía ser un modelo de solidaridad y ayuda?

Contexto de los despidos en Cruz Roja

Recientemente, por medio de un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), Comisiones Obreras informó que estos despidos se deben a “causas productivas y organizativas”. A grandes rasgos, esto significa que la organización alega que necesita ajustar su plantilla para poder seguir funcionando. Pero, un momento, ¿no se supone que organizaciones como la Cruz Roja están sostenidas por donaciones y la buena voluntad de la gente? ¿Por qué ahora estamos hablando de despidos de esta magnitud?

Parece que no todo es tan sencillo. La ONG fue condenada este verano por la Audiencia Nacional a causa de un ERE encubierto que afectó a 149 empleados en el pasado. Esto pone en una luz sombría el modo en que se gestionan los recursos y las decisiones laborales dentro de la organización. Imaginemos lo que debe ser para esas 321 personas: de un día para otro, ver que su puesto está en la cuerda floja. Es como si tenías un vestidor lleno de ropa, y un día, deciden que la mitad debe ir directamente a la bolsa de donación, sin preguntarte si hay algo que todavía te gusta o que usas. Desconcertante, ¿verdad?

Reacciones de los sindicatos y el dilema ético

Comisiones Obreras no ha tardado en reaccionar ante esta noticia manifestando su rechazo al ERE. El sindicato se ha expresado en términos contundentes, señalando que “una vez más, pagamos los trabajadores de la organización”. Esto invita a reflexionar sobre la ética de estas decisiones. En un mundo ideal, las organizaciones sin ánimo de lucro no deberían ser evaluadas únicamente en términos de rentabilidad. Entonces, ¿por qué se ven obligadas a hacer recortes tan severos?

Las voces de aquellos que están del lado de los trabajadores deben ser escuchadas, ya que detrás de cada despido hay historias de vidas, sueños y familias. Lo que está en juego aquí no es solo un empleo, sino el sustento de personas que, probablemente, se han entregado en cuerpo y alma a la misión de la Cruz Roja. Tal vez muchos de ellos han estado ahí ayudando tras desastres naturales recientes, como la DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), donde la solidaridad de la ONG fue vital.

Es como si Vivi, una madre soltera y trabajadora de Cruz Roja, dejara de poder proporcionar a su hijo cada día. La vida de Vivi ha sido una mezcla de superación personal y profesional, y ahora su historia se enfrenta a un nuevo capítulo, uno incierto y lleno de estrés.

El impacto de los despidos en la comunidad

Uno de los puntos más alarmantes de esta situación es el impacto potencial que tendrá en las provincias donde Cruz Roja opera. Al decir que los despidos “afectarán a personas que trabajan para Cruz Roja en prácticamente todas las provincias”, se hace evidente que esta no es solo una cuestión interna de administración. ¿Cómo afectará eso a los programas de ayuda que tanto necesitamos? Las comunidades que dependen de los servicios que ofrece Cruz Roja para recibir asistencia médica, alimentos y refugio podrían verse constantemente en riesgo.

Imagínate la escena: una familia que ha perdido su hogar tras una inundación y confía en Cruz Roja para recibir apoyo. ¿Y si justo en esta crisis estamos hablando de recortes en el personal que gestiona esas ayudas? Un escenario desolador, ¿no crees? Es aquí donde la conversación se convierte en algo más grave que números: se trata de personas y el impacto real en sus vidas.

Buscando soluciones alternativas

Ante este panorama oscuro, los sindicatos han manifestado su deseo de encontrar “la fórmula menos lesiva de salida”. Es importante ver que, aunque hay dificultades económicas a nivel organizacional, siempre deberían considerarse alternativas menos drásticas antes de tomar decisiones que pueden afectar a tantas personas. Podría ser la implementación de programas de reentrenamiento, la búsqueda de nuevos becados o incluso colaboraciones con otras organizaciones para combatir esta crisis de personal.

Los trabajadores y los sindicatos deben estar en la mesa de negociación, no simplemente como figuras decorativas, sino como actores activos con voces que demandan soluciones. En una charla con un miembro de CCOO, aprendí que uno de sus objetivos es colocar a las personas en el centro de la conversación. “Queremos que todos comprueben que detrás de un despido hay una vida afectada y un futuro incierto,” me dijo. ¿No es una verdad que vale la pena defender?

La necesidad de una mayor transparencia

Un punto crítico que resalta esta situación es la necesidad de transparencia. ¿Por qué han llegado hasta aquí? ¿Cuáles son las decisiones económicas que llevaron a este punto? Habitualmente, las organizaciones con fines de lucro están sujetas a regulaciones estrictas, pero las sin ánimo de lucro a menudo navegan por el mundo con más libertad. Con esta libertad viene el riesgo de pérdida de confianza pública, algo que la Cruz Roja seguramente no quiere experimentar.

La honestidad en la comunicación sobre la situación real y la búsqueda activa de retroalimentación de su base de empleados podría ayudar a restaurar algo de esa confianza. Cada persona debe sentirse valorada y no solo vista como un costo a recortar. Recuerden que las organizaciones son, en esencia, la suma de las personas que las componen.

En este sentido, sería interesante que en el futuro se adopten sistemas de auditoría más claros y vinculantes para asegurar que estos cambios no se implementen a la ligera. Estamos hablando de más que decisiones empresariales; estamos hablando de vidas.

Mirando hacia el futuro

Lo más probable es que este ERE sea solo la punta del iceberg. La situación económica global ha sido disparada por diversas crisis, desde la pandemia hasta la guerra en Europa del Este. Las organizaciones como la Cruz Roja pueden verse atrapadas en un ciclo vicioso de recortes, recibiendo menos donativos y, a su vez, teniendo que hacer más despidos. Es un ciclo desgastante que podría dejar a la comunidad en la cúspide de la desesperación.

Cruz Roja es una institución increíblemente resistente, una que, si se gestiona adecuadamente, podría adaptarse incluso a los tiempos más difíciles. Pero para lograrlo, se necesita un compromiso renovado con su misión fundamental: ayudar a quienes más lo necesitan. Y en ese esfuerzo, la ONG tiene que reconocer que cada empleado representa un vínculo directo con la comunidad.

¿Es posible encontrar ese equilibrio? Puede que sí, con la estrategia correcta. La comunidad debe unirse, los trabajadores deben organizarse, y con el deseo de sobrevivir, tal vez se puedan encontrar caminos hacia adelante que no incluyan despidos masivos. Ahora, más que nunca, se necesita empatía y comprensión en estos tiempos tan inciertos.

Reflexiones finales

Las decisiones que se tomen en estas próximas semanas se verán reflejadas no solo en las vigorosas actividades de la Cruz Roja, sino también en el bienestar de las personas y familias que dependen de su labor. Agradezcamos a quienes se encuentran detrás del telón, en esos puestos de trabajo que parecen invisibles, pero son cruciales para que la máquina funcione.

Por ahora, solo nos queda observar cómo se desarrollan estos acontecimientos. La historia de la Cruz Roja podría cambiar si se eligen los caminos correctos. Y, sinceramente, esperamos que se haga lo que es mejor para todos los involucrados. Después de todo, la solidaridad y la empatía son valores que todos debemos cultivar. ¿No crees que es el momento de alzar la voz por aquellos que permanecen tras las sombras a punto de ser despojados de su contribución a la sociedad?