La semana pasada, la escena del videojuego español lloraba la casi muerte de uno de sus estudios más queridos: Tequila Works. Fundada en 2009, este estudio se ha ganado un lugar en nuestros corazones con títulos memorables como Rime y Deadlight. Sin embargo, este último anuncio ha puesto en la mira no solo a Tequila, sino a toda una industria que parece estar en crisis, a pesar de los números en auge que presenta.

Un fuerte impacto: el casi cierre de Tequila Works

Imagínate por un momento todos esos años de trabajo arduo, creando mundos, historias, personajes y experiencias que han hecho que millones de jugadores se enamoren de sus creaciones. En un abrir y cerrar de ojos, la posibilidad de ver todo eso desvanecerse por dificultades financieras y la declaración de bancarrota. Ouch. Suena a un guion desgarrador digno de un juego de terror, ¿no crees?

Tequila Works ha navegado por aguas turbulentas, especialmente por la reciente venta de su último gran título, Song of Nunu: A League of Legends Story, que, desafortunadamente, no logró atraer a suficientes jugadores para justificar su costo de producción. La dependencia de inversiones externas, especialmente de Riot Games (una filial de Tencent), ha dejado al estudio con un sabor amargo. Con cada anuncio de recortes de fondos, se palpaba el miedo a lo que esto significaría. ¿Quién podría haber imaginado que un gigante como Riot podría ser el que cortara las alas a un estudio tan carismático?

La realidad tumultuosa de la industria del videojuego

Lo que le ha pasado a Tequila es solo la punta del iceberg de lo que está ocurriendo en la industria del videojuego. La pregunta es: ¿por qué, a pesar de las cifras que apuntan a un crecimiento innegable, hay tantos estudios en crisis? Es un poco como ver a un famoso influencer en redes sociales compartir fotos de sus vacaciones en lugares paradisíacos mientras lágrimas se escapan de su rostro tras la cámara. Hay algo inquietante en ello.

La pandemia elevó las expectativas: los ingresos aumentaron de forma significativa, y muchos inversores comenzaron a imaginar un futuro donde los beneficios caerían del cielo. Pero, ¿quién no ha sentido alguna vez la presión de una expectativa demasiado alta? Es un poco como asistir a una cena donde la comida no es tan buena como prometían en el menú.

Lo que muchos no entienden es que un juego exitoso podría no ser suficiente si los costes de producción están por las nubes. Los estudios se ven atrapados en un ciclo donde las apuestas son cada vez más altas, y la presión por ofrecer éxitos rotundos se convierte en una espada de doble filo que puede poner en jaque su supervivencia.

La dependencia de capital externo ha demostrado ser una trampa mortal; hay casos como Virtual Toys, que se declaró en quiebra en 2016, o Novorama, que cerró sus puertas en 2022 tras un intento fallido de adaptarse a las exigencias del mercado. Si estas empresas, que parecían inicialmente solventes, fallan, ¿quiénes estamos para pensar que tenemos toda la vida por delante?

Aumentando los costes de producción: un callejón sin salida

¿Recuerdas cuando la producción de un juego podía hacerse con un puñado de programadores y algunos recursos creativos? Bueno, esos días se han ido, probablemente para no regresar. Hoy en día, los costes de producción no solo han aumentado; han alcanzado cifras desorbitadas. Un proyecto que antes se concebía por un par de millones, ahora puede fácilmente rondar los 150 millones. Es como si el universo de los videojuegos hubiera decidido que todo debe ser una superproducción, como las grandes películas de Hollywood.

Para poner esto en perspectiva, imagina que eres un chef que solía preparar cenas para seis, y ahora tu restaurante está destinado a albergar banquetes para mil. La presión es sobrehumana. La obligación de vender no solo un millón de copias, sino quince de ellas para cubrir el costo de producción se siente un poco como una misión suicida, ¿verdad?

Es fundamental que la industria se replantee sus prioridades. No estoy diciendo que no debamos aspirar a la grandeza, pero, ¿no sería más saludable enfocarnos en proyectos más contenidos y manejables? Los juegos que se centran más en la narración y la innovación fiel a sus raíces, en lugar de solo en los gráficos sobrecogedores, podrían ser la clave para reimaginar el futuro de esta apasionante industria. ¿Podría ser que volvamos a lo básico y enfoquemos nuestros esfuerzos en la calidad sobre la cantidad?

Una reflexión sobre el futuro del videojuego

Lo cierto es que no solo los estudios están en la cuerda floja; nosotros como jugadores también jugamos un papel en esta narrativa. ¿Cuántas veces hemos gastado un dinero que podríamos habernos ahorrado en juegos que, aunque prometedores, han mostrado tener críticas decepcionantes? Es hora de que desarrollemos un ojo crítico y comprensivo como consumidores.

El sector de los videojuegos podría ser uno de los fenómenos culturales más importantes del siglo XXI. Con los cambios bruscos en la forma en la que consumimos medios y entretenimiento, es esencial que todos reflexionemos sobre hacia dónde queremos dirigir esta industria. ¿Debemos seguir alimentando la maquinaria de las superproducciones o podemos darnos un respiro y permitir que crezcan ideas frescas e innovadoras de estudios más pequeños?

En definitiva, la situación de Tequila Works nos da pie a hacer una pausa y pensar a fondo sobre lo que podemos hacer, tanto como jugadores como industria. Es hora de que todos asumamos la responsabilidad en este ecosistema cultural. Después de todo, como ganadores en esta gran partida, todos podríamos tener más que perder de lo que pensamos.

Conclusiones

La noticia del cierre casi inminente de Tequila Works es un recordatorio ingrato de la fragilidad de la industria del videojuego. Con una presión abrumadora proveniente de inversores que esperan grandes rendimientos y unos costes de producción que escapan de control, el entorno se ha vuelto un campo de batalla.

La crisis del estudio es un síntoma de un problema mucho más amplio que afecta a toda una industria. El enfoque debe cambiar; es hora de regresar a las raíces, centrarse en la narrativa, la innovación y la autenticidad en la creación de videojuegos.

¿Te imaginas un futuro donde podamos disfrutar de más juegos como Rime que de grandes despliegues de marketing que no cumplen con lo prometido? Esa es una posibilidad que valdría la pena explorar, y quizás, solo quizás, ¡te animes tú también a apoyar a esos pequeños desarrolladores que están luchando por sobresalir en este océano de gigantes!