Tras casi un mes de incertidumbre, los supermercados de Consum en Valencia comienzan a recobrar su vida. ¿Recuerdas esa sensación en la que entras a tu supermercado habitual y todo parece estar en su lugar? Esa experiencia que, por un instante, te hace olvidar que la vida a veces puede parecer un torbellino. Esto es lo que está pasando en varias localidades de Valencia, tras las devastadoras inundaciones del 29 de octubre. Así que, si eres de los que van al mercado mientras murmuran su lista de compras en voz baja, probablemente estés agradecido por este regreso a la rutina.
Una historia de superación comunitaria
La situación en Valencia no ha sido fácil. Durante estas últimas semanas, hemos sido testigos de la fuerza de la comunidad, y no solo porque la gente se haya reunido para sacar agua de sus casas, sino porque han levantado la mirada y han empezado a preguntarse cómo pueden ayudar a sus vecinos. ¿Recuerdas esa vez que tus vecinos organizaron una barbacoa para celebrar una divertida reunión y al final fue más sobre hablar de la vida que sobre la comida? Así es como la comunidad se vuelve más fuerte.
Consum, que se vio gravemente afectado, ha tomado la iniciativa y ha trabajado incansablemente para reabrir sus puertas. A partir de esta semana, la cooperativa reinaugura cuatro de sus supermercados en los municipios más afectados. ¿Y qué supermercados son estos? Te los cuento: Paiporta, Aldaia, Catarroja y Picanya. Sin embargo, la historia no termina aquí. La reinauguración no solo significa volver a hacer la compra, sino también a reconstruir un sentimiento de normalidad.
La recuperación de Consum y sus franquicias
El viaje hacia la rehabilitación ha sido asombroso. La cooperativa ha logrado reabrir 28 de sus 39 tiendas dañadas. Este progreso rapidísimo suena algo así como un “¿Quién dijo que no se podía?” Cada día, las puertas se abren a la esperanza y la rutina. Las franquicias de Charter, que también fueron golpeadas por las inundaciones, han comenzado a reabrir con avances regulares. De las 30 tiendas afectadas, ya hay 26 funcionando nuevamente. Me imagino a esos empleados que vuelven a sus puestos de trabajo, sacudiéndose el polvo y tratando de recordar dónde estaban los huevos y la leche.
Sin embargo, hay que mencionar que no todas las historias tienen finales felices de inmediato. Quedaron algunas tiendas, como las de Algemesí y Aldaia, que requieren una reconstrucción total. Esto me lleva a reflexionar: ¿Es que alguna vez hay un buen momento para encontrar un inconveniente? Quizá, pero te aseguro que este no es el caso.
Consum y su compromiso con la comunidad afectada
Desde el 30 de octubre, Consum ha implementado varias líneas de acción para ayudar a los vecinos que sufrieron por el temporal. Se trata de un esfuerzo que va más allá de las estanterías y las cajas registradoras. ¿Has pensado alguna vez en lo que significa vivir cada día sin saber si tendrás comida en la mesa? Consum ha estado allí, asistiendo a las personas vulnerables; colaborando con el Centro de Coordinación de Emergencias; y estableciendo planes de donaciones, así como préstamos al 0% de interés para casi 1,000 trabajadores afectados.
Tal vez pienses que las grandes empresas son frías y solo buscan el beneficio. Pero la historia de Consum y su comunidad escapa a ese estereotipo. Este tipo de acciones demuestran que muchas veces nuestro título o puesto no define nuestro corazón ni nuestras intenciones.
Un vistazo a las cifras y los daños
El temporal DANA que azotó a Valencia fue una de esas tormentas que dejan una huella difícil de sobrellevar. Consum sufrió daños en 39 supermercados, que abarcan desde localidades como Requena y Utiel hasta el sur, afectando zonas como L’Horta Sud y parte de la comarca de la Ribera Alta. Recuerdo que el día siguiente a la tormenta, compartí un meme en mi grupo de amigos, diciendo que solo nos faltaban tiburones y un tsunami para completar el «Hogar, Dulce Hogar» de los desastres. Irónico, ¿verdad?
Hablar de dólares y centavos puede parecer frío, pero el impacto social de la destrucción es mucho más doloroso. Cada tienda cerrada representa un hogar afectado, una familia que espera con ansias la cercana reapertura.
Actualizaciones del servicio online
La modernidad tiene sus ventajas, y una de ellas es que no necesitamos salir de casa para hacer nuestras compras. El servicio de tienda online de Consum, que fue temporalmente impacted, ya está recuperando la normalidad. ¡Por fin! ¿Recuerdas esos días de estar en casa, en pijama, pidiendo desde la comodidad del sofá? Eso es algo que no tiene precio. Ahora, los vecinos de disciplinas como Picanya, Aldaia y Alaquàs también podrán hacer sus compras online nuevamente.
Es un modo de mostrarnos que, aunque la vida nos hace caer, siempre hay una manera de levantarnos. ¿Quién no ha querido alguna vez hacer su compra en casa mientras siente que está de vacaciones en un centro comercial?
Un nuevo capítulo: menos tierra y más comunidad
La realidad es que las inundaciones han dejado cicatrices en la comunidad. Y así como estas cicatrices tardan en sanar, la recuperación será un proceso. Pero lo hermoso de esto es que las comunidades se unen para construir un nuevo capítulo, donde la empatía y el apoyo mutuo son las historias que se cuentan. ¿Sabías que una de las mejores maneras de salir adelante es unir fuerzas? Consum ha dado un claro ejemplo de cómo la colaboración puede marcar la diferencia en tiempos de adversidad.
Tristemente, aún hay 11 tiendas de Consum que están cerradas, incluyendo varias en lugares como Catarroja y Benetússer. La reconstrucción total toma tiempo, pero es un recordatorio de que el camino hacia la normalidad a menudo está lleno de baches que debemos sortear con determinación y esperanza.
Reflexiones finales: ¿Es esto solo un negocio?
Al final del día, ¿es esto solo una historia de negocios? No. Es una historia de resiliencia, comunidad y compasión. Una historia en la que nos damos cuenta de que, a menudo, las cosas más importantes en la vida no se encuentran en las estanterías del supermercado, sino en los corazones de las personas que nos rodean. A medida que Consum continúa abriendo sus puertas, no solo se trata de volver a casa, sino de reconstruir lo que significa ser parte de una comunidad.
Así que si quieres saber qué nos depara el futuro, la respuesta es simple: una comunidad lista para levantarse y ayudar, una cooperativa que ha decidido ser parte activa de ese proceso y un sentido renovado de solidaridad. Si esto no es algo que te haga sentir optimista, no sé qué lo sea. En un mundo que a menudo se siente desbordado por tantas adversidades, estas historias son un recordatorio vital de lo que sucede cuando nos unimos para reconocer la humanidad en cada uno de nosotros. Así que, la próxima vez que pienses en hacer la compra, recuerda que cada carrito lleno de productos es un símbolo de la comunidad y la vida misma.
Nota final: Quisiera concluir con una pregunta retórica que abro a debate. ¿Qué tan importante crees que es la colaboración entre grandes empresas y comunidades en momentos de crisis? A veces, la respuesta está en las acciones, más que en las palabras.