La industria automotriz suele ser un campo de batalla lleno de estrategias, decisiones complejas y, en ocasiones, dramas dignos de una telenovela. En este contexto, la reciente dimisión de Carlos Tavares, CEO de Stellantis, ha dejado a muchos boquiabiertos. ¿Cómo llegó un hombre que parecía inamovible a renunciar a su puesto en una de las compañías de automóviles más grandes del mundo? ¿Qué significa esto para Stellantis y su futuro?

Tal vez te estés preguntando: «Pero, ¿quién es este Carlos Tavares y por qué debería importarme?» Bueno, amigo mío, si has estado a la vanguardia de cualquier conversación sobre coches en los últimos años, tienes que conocerlo, porque él ha sido una figura clave en la industria automotriz. Así que, ponte cómodo, que vamos a desglosar este asunto.

La trayectoria de un líder temido y respetado

Tavares comenzó su carrera en Renault, donde rápidamente se hizo un nombre. Si alguna vez has sentido la presión de un jefe exigente, quizás puedas empatizar con sus empleados. Se dice que es un líder que no se detiene ante nada para obtener resultados. ¡Recuerda a Carlos Ghosn! Sí, ese mismo que tuvo más éxito en la reducción de costos, ganándose el apodo de Le Cost Killer (el asesino de costos). Tavares, al parecer, aprendió de los mejores.

En 2014, Tavares se unió al Grupo PSA, que posteriormente se fusionó con FCA para formar Stellantis. Aquí, él aplicó su enfoque agresivo, llevando al grupo a una rentabilidad impresionante y dominando el mercado con múltiples marcas bajo su ala: Peugeot, Citroën, Jeep, Maserati, entre muchas otras.

¿Récords a costa de qué?

En 2023, Stellantis alcanzó beneficios récord de 18.625 millones de euros, un ligero aumento del 11% respecto a 2022. Sin embargo, esto no llegó sin críticas. Las altas cifras de ganancias fueron empañadas por el descontento de empleados y sindicatos, y por un creciente stock de vehículos no vendidos en Estados Unidos que devaluó la imagen de la compañía.

Esencialmente, el mantra de Tavares era “si no hay rentabilidad, no hay futuro”. ¡Así que imagina la reunión de la junta! Seguro que el ambiente era ‘cómodo’ mientras él iba lanzando cifras y afirmaciones como quien lanza confeti en una fiesta. «Producción a tope», diría Tavares, «¡si quieren mantenerse en el juego, tendrán que demostrar que son rentables!”

Pero, ¿cómo lidias con la presión de estos objetivos en un mundo que cambia a velocidad vertiginosa? Una pregunta que los profesionales del sector se han hecho repetidamente mientras el mercado se adapta a la electrificación y cada vez más competidores emergen del horizonte.

El fin de una era: ¿Por qué dimitió Tavares?

Tavares, que parecía un ejecutivo con un futuro brillante, anunció su dimisión justo después de que Stellantis indicara recortes de producción y enfrentara una crisis de reputación. A través de un simple comunicado pero lleno de peso, la compañía anunció que el nombramiento de un nuevo CEO estaba en marcha. Aunque se había arriesgado a mantener la producción a pesar del creciente stock, su historia se complicó cuando las cifras comenzaron a hablar de otro modo: un margen operativo del 12,8% caía del 13,4% anterior.

Seguramente, Tavares experimentó la presión que cualquier CEO enfrenta: decisiones difíciles, críticas, y una necesidad constante de adaptarse. Una sensación que, seguramente, muchos de nosotros hemos experimentado en algún momento, ya sea en la oficina, la escuela o incluso al intentar armar una divertida cena con amigos (¿pasta o tacos?).

Las palabras de los criticos

Tavares fue un destacado crítico de la apuesta de Europa por los coches eléctricos, afirmando que este enfoque abrió las puertas a los fabricantes de automóviles chinos. Imagínate su cara al ver cómo el mercado europeo se orientaba hacia una tendencia que él consideraba arriesgada.

Una nota de humor: podías pensar que Tavares tiene un poco de ese zorro astuto en él, que siempre está mirando hacia dónde sopla el viento para sacar ventaja. Pero, esta vez, parece que el viento no respiraba a su favor, y eso no se perdona en la alta dirección.

Lo que queda para Stellantis

Carlos Tavares ha dado un paso atrás, pero eso no significa que Stellantis esté condenada al fracaso. De hecho, tiene un gran potencial. Debería aprender de las enormes plataformas multienergía que él ayudó a construir, diversificando su oferta tanto en modelos eléctricos como en opciones térmicas. ¡Incluso los coches pequeños y aparentemente menos rentables pueden ser parte de la solución!

Sin embargo, el próximo líder tendrá que realizar un delicado acto de equilibrio. Por un lado, controlar los costos es imprescindible, y por el otro, hay que innovar y adaptarse al cambio en la industria. Porque seamos sinceros, el que no se adapta se queda atrás, como el último televisor de tubo en un mundo de pantallas planas.

Las marcas de Stellantis, como Maserati y Chrysler, han sido foco de rumores sobre posibles ventas debido a su bajo rendimiento. Al final del día, el nuevo CEO estará en la cuerda floja y deberá tomar decisiones que impacten la percepción de la marca. Ahora, resulta evidente que no se trata solo de cifras; también entra en juego la imagen y la reputación que, como bien sabemos, son difíciles de recuperar una vez que se pierden.

Reflexiones finales: el futuro de un gigante

La salida de Tavares nos deja en un cruce de caminos dentro de la industria automotriz. Stellantis puede estar en peligro de enfrentar obstáculos, pero al mismo tiempo están en una posición estratégica para seguir avanzando.

En un mundo donde las expectativas de los consumidores cambian, donde el coche eléctrico está a la vuelta de la esquina y las búsquedas de rentabilidad son más relevantes que nunca, es un momento crucial que podría ser tanto una oportunidad como una amenaza.

Así que aquí estamos, mirando hacia el futuro de Stellantis y preguntándonos: ¿Quién tomará el timón? Y, más importante, ¿serán capaces de navegar estas aguas turbulentas? La próxima vez que escuches a alguien hablar sobre coches o el futuro de la movilidad, quizás quieras recordar que cada figura en la mesa, desde el CEO hasta el administrativo, tiene un rol que puede cambiar el rumbo de una gigantesca empresa.

En conclusión, Carlos Tavares deja atrás un legado complicado. Revolucionó Stellantis, pero no sin abrir una caja de Pandora llena de desafíos que su sucesor tendrá que afrontar. La historia de la industria automotriz evoluciona constantemente, y así como Tavares dejó su huella, el nuevo líder también lo hará, ¿serás tú quien cuente esa historia en el futuro?