El amor está en el aire, o al menos eso intentan vendernos las películas románticas, pero ¿qué pasa cuando ese aire se vuelve un poco más denso? En 2024, China se enfrenta a una crisis que parece sacada de una de esas comedias románticas donde los personajes nunca se encuentran. El Ministerio de Asuntos Civiles de este gigante asiático ha revelado que el número de nuevos matrimonios ha caído a su nivel más bajo desde que se comenzaron los registros en 1986. Si eso no es una alarma de crisis, no sé qué lo es. ¿Y qué significa esto realmente? Vamos a profundizar en esta situación y sus implicaciones.

¿Por qué se están casando menos los chinos?

Imagina que estás en una fiesta donde todos están celebrando, pero tú eres el único que no tiene ganas de bailar. Eso es más o menos cómo se siente la juventud china en cuanto a las expectativas de matrimonio. La presión social y las ambiciones profesionales han comenzado a agobiar a una generación que prefiere invertir en su desarrollo personal antes que en un anillo de compromiso.

Una encuesta reciente indicó que la mayoría de los jóvenes considera que el matrimonio es simplemente una carga financiera. Piénsalo bien: las bodas son carísimas. Ya no se trata solo de la ceremonia; hay una expectativa de vida compartida que incluye gastos en vivienda, educación y salud. Y en un país donde la compra de propiedades se asemeja a un cruce entre un videojuego y una carrera de obstáculos, ¿quién tendría tiempo o recursos para pensar en el amor?

La crisis de natalidad se agrava

Este desplome en matrimonios exacerba los actuales problemas demográficos que enfrenta China. La población total ha sido un tema candente desde hace años, especialmente con la implementación de políticas como el hijo único. Aunque ha habido un cambio hacia una política de dos hijos, el daño ya estaba hecho. Las provincias chinas, que solo permiten inscribir a los bebés de padres casados en los registros civiles, suman presión a la situación.

Así, la caída de matrimonios equivale a una caída en la tasa de natalidad, que a su vez contribuye a un envejecimiento de la población sin precedentes. Cuando los estudiantes de la universidad piensan más en conseguir un buen trabajo que en criar una familia, ¿qué futuro le espera a un país? Recordando mis días de universitario, yo también pensaba en salir con mis amigos y no tanto en «asentar cabeza». Pero, claro, esto parece trascender la típica falta de madurez juvenil.

Un ciclo vicioso: menos matrimonios, menos bebés

Ahora, aquí vamos con el ciclo vicioso: menos matrimonios, menos bebés, y más ancianos. ¿Te imaginas un país donde la mayoría de la población tenga canas? ¡Cuidado! Podríamos tener más abuelos que nietos. Esto es una pesadilla para el sistema de pensiones del país y para el cuidado de la salud pública. Los jóvenes se enfrentan a la responsabilidad de cuidar a sus padres y abuelos, todo mientras intentan hacer malabares con sus vidas laborales.

En mi círculo de amigos, se ha vuelto bastante común escuchar frases como “el matrimonio es para los que no tienen mejor cosa que hacer”. Si yo tuviera un peso por cada vez que escuchara eso, podría comprar una casa en las afueras. Pero, en el fondo, creo que hay más razones detrás de la visión negativa hacia el matrimonio en la juventud.

La imagen distorsionada del matrimonio

Una serie de modernos dramas de televisión han fomentado una idea un tanto distorsionada sobre la vida en pareja. Para muchos, el matrimonio ha pasado a ser visto como un contrato lleno de cláusulas y condiciones, en vez de una unión amorosa. Recuerdo la primera vez que vi “Friends” y pensé que la vida de adulto era un chiste. Ciertamente, hay carreras y relaciones que se parecen más a una montaña rusa que a una historia de amor.

Ahora, los jóvenes parecen más inclinados a tener relaciones casuales sin presión. Así que, ¿resulta extraño que el matrimonio haya dejado de ser la prioridad en la lista de deseos de muchos? A fin de cuentas, con tantas aplicaciones de citas, hay más opciones y menos compromisos. ¿Quién necesita un cónyuge cuando puedes salir con alguien diferente cada fin de semana?

El impacto económico del matrimonio: ¿más que un simple contrato?

Desde un punto de vista económico, ser parte de una pareja estable puede ofrecer ciertas ventajas, como compartir gastos. Pero en un país donde la competencia laboral es feroz, muchos prefieren mantener su independencia. Los márgenes de ingresos son extraordinariamente estrechos, y un compromiso que implique compartir gastos a veces se percibe como un riesgo innecesario.

Un viejo amigo mío decidió casarse hace un par de años. Justo después de la boda, se enfrentó a la odisea de comprar una casa. Se decía a sí mismo: “esto es una inversión en nuestro futuro”. Pero una vez que el romance se desvaneció, las facturas siguieron llegando. Al final, decidió que el amor no bastaba para superar la carga financiera. Pronto se encontraba en una situación de estrés post-matrimonial.

Posibles soluciones: ¿se pueden revertir estas tendencias?

Es probable que las autoridades chinas deban implementar políticas más efectivas para promover el matrimonio y la procreación. Así que aquí va la pregunta: ¿se puede revertir esta tendencia? Quizás, pero no será una panacea. Algunas de las soluciones podrían incluir:

  1. Incentivos económicos: Como subsidios a las bodas o beneficios fiscales para las familias.
  2. Educación sobre relaciones saludables: A veces se necesita más que amor para hacer que una relación funcione.

  3. Facilidades en vivienda: El hecho de que los jóvenes tengan que asumir hipotecas abrumadoras es una gran barrera.

  4. Flexibilidad laboral: Como dice el dicho: “El trabajo no se va a perder, pero la familia sí”.

La cultura del amor: ¿un cambio en el horizonte?

Hemos visto el amor asistir a Hollywood en varias entregas cinematográficas, pero la realidad en el mundo moderno no es tan cinematográfica. ¿Estamos perdiendo la cultura de sentirse bien al compartirse con alguien? En la ajetreada vida urbana, el “co-living” ha ganado popularidad. Chicos y chicas decidiendo compartir sus vidas románticas y sus gastos sin las ataduras legales del matrimonio. Esto también podría considerarse una respuesta a la crisis actual.

En este contexto, muchos están optando por convivir antes de casarse, cambiando la noción tradicional del matrimonio por un tipo de relación más flexible. Esto no solo permite una versión menos comprometida de la relación, sino también menos presión para concebir hijos, lo que calma un poco la crisis de natalidad.

Reflexiones finales: ¿qué nos depara el futuro?

Así que, después de explorar esta problemática, me pregunto: ¿será este el fin del matrimonio tal como lo conocemos en China? Mientras la economía y la cultura evolucionan, también lo hacen las expectativas de las personas sobre el amor y las relaciones.

Lo cierto es que en un mundo lleno de opciones, es completamente posible encontrar el amor. Puede que no sea a través de un altar y una boda costosa, sino en las pequeñas interacciones cotidianas o en un café donde se comparte más que una taza.

Y a medida que avanzamos en el siglo XXI, la perspectiva sobre el matrimonio seguirá cambiando. Solo cabe esperar que, en algún lugar entre el camino de la soltería y el matrimonio, sepamos encontrar un equilibrio que funcione para todos. Al final del día, lo que importa es encontrar la felicidad, ya sea con un anillo en el dedo o con un vaso de café en la mano.

¿Qué piensas tú? ¿El matrimonio se está convirtiendo en un dinosaurio en la era de la modernidad? ¿O crees que encontrará de nuevo su lugar en el corazón de las próximas generaciones?