Desde que era niño, recuerdo una anécdota que mi abuelo solía contarme sobre la búsqueda de tesoros. Según él, a veces las mejores cosas requieren mucho tiempo y esfuerzo, y algunas incluso parecen inalcanzables. Ahora, más de tres décadas después, me encuentro reflexionando sobre el complicado viaje de Arabia Saudí hacia su propio «tesoro»: la independencia económica de su inestimable recurso, el petróleo.

¿Podría ser el plan Vision 2030 la clave que finalmente les ayude a desbloquear su potencial? O, por el contrario, ¿será un viaje lleno de piedras en el camino y reveses financieros?

Un panorama fiscal inquietante

Según las proyecciones más recientes, Arabia Saudí enfrenta un déficit fiscal de aproximadamente 27.000 millones de dólares para el año 2025. No es precisamente un panorama que te haga querer levantar una copa y celebrarlo. A pesar de que anticipan ingresos por valor de 315.000 millones, las proyecciones de gasto superan los 342.000 millones. Y así, la cuestión del precio del petróleo se convierte en el tema del momento, hasta al punto de que puede parecer la estrella de un melodrama.

En este contexto, no puedo evitar preguntarme: ¿realmente es viable construir megaciudades en el desierto cuando las arcas fiscales empiezan a sonar vacías? Es un desafío monumental y no particularmente barato, les aseguro. Pero eso es exactamente lo que Arabia Saudí ha decidido hacer.

Vision 2030: Construyendo castillos en el aire

Hagamos un breve repaso: Vision 2030 es la ambiciosa estrategia de Arabia Saudí para diversificarse y depender menos del petróleo. Pero ¿es posible? Con un objetivo que prácticamente se siente como un sueño bobos de un genio arquitecto, el gobierno saudí está esperando que otros países sigan la tendencia de hacer cosas asombrosas, mientras ellos mismos tienen un magro presupuesto.

Ya se habla de NEOM, una ciudad futurista que se planea construir en medio del desierto, y que, según estimaciones, costará alrededor de 500.000 millones de dólares. Y, aunque la idea suena muy emocionante en teoría, la práctica es un poco más caótica. En ocasiones, parece más un título de ciencia ficción que un plan realista de infraestructura.

¿Alguien ha pensado en los trabajadores que tendrán que construir esto? Espero que tengan una buena dosis de café.

En medio de este caos, Estados Unidos bajo la administración Trump podría ser un juego de cartas difícl. La estrategia del país parece ser aprovechar su abundancia de petróleo para salir de su propia crisis y amenazar las alianzas con Europa. ¡Ah, la política! Siempre haciendo las cosas más interesantes, ¿verdad?

El cóctel explosivo de la OPEP

Permíteme presentarte a otro jugador en este drama: la OPEP. Arabia Saudí ha sido históricamente uno de sus miembros más influyentes, pero la situación actual es insostenible. Este grupo ahora enfrenta presiones de otros países como los Emiratos Árabes Unidos, que han sido autorizados a aumentar su producción de petróleo. Eso sí que no me haría sentir bien si fuera un saudí con un enorme déficit fiscal.

¿Un cóctel criminal? Tal vez. Pero quizás, en este tipo de situaciones, la clave es recordar que somos todos humanos y que la naturaleza humana tiende a la competencia. La estabilidad del mercado petrolero podría irse por la borda si la OPEP se sumerge en una nueva guerra de precios.

China: el consumidor de oro negro

Y entonces llegamos a China. En este juego de ajedrez geopolítico, China es un jugador fundamental. Conforme su economía crece más lentamente y enfrenta su propia transición ecológica, los demandantes de petróleo también se vuelven más exigentes. Saudi Arabia debe mantenerse alerta. ¿Qué pasa si el gran dragón decide que los precios son demasiado altos?

Imagínate la situación: Arabia Saudí, tratando de aferrarse a su posición en el mercado mientras otros países tienen sus propias agendas. A veces, la vida parece más una comedia de errores que una serie de estrategias bien ejecutadas. ¿Quién diría que los combustibles fósiles podrían ser la base de tanto drama?

La inestabilidad localizada

Mientras tanto, el ministro de Finanzas, Mohammed bin Abdullah Al-Jadaa, tranquiliza al mundo exterior diciendo que los proyectos como NEOM son a largo plazo. Su afirmación de que «algunos proyectos dentro de NEOM generarán retornos a medio y corto plazo» suena casi como un susurro consolador. Sin embargo, a medida que observamos el lento flujo de dinero, es difícil no pensar en el proverbial «café frío»: ya no es caliente y seguramente no es igualmente satisfactorio.

No obstante, el Fondo de Inversión Pública, que se encarga de financiar muchas de estas iniciativas de gran porte, debe continuar funcionando. ¿Pero por cuánto tiempo más? La dependencia de los precios del crudo y la relación que llevan con la OPEP pueden resultar un juego riesgoso.

Mirando hacia el futuro

La verdad es que se necesitan urgentemente alternativas a la economía del petróleo, y Arabia Saudí lo sabe. Pero pasar de un sistema tan arraigado en las ventas de crudo a una economía diversificada no es como cambiar de canal en la televisión. Implica una magnitud tangible de trabajo, adaptación y, sobre todo, paciencia.

Y al contemplar la situación actual, me parece una pregunta válida: ¿puede Arabia Saudí encontrar la manera de sostener sus ambiciones en un mundo que parece desinteresado en la dependencia del petróleo? Para ellos, la economía del futuro dependerá no solo del crudo, sino también de árboles de innovación tecnológica que florezcan en su desierto urbano.

La defensa de un modelo mundial de energía renovable está en curso, y quizás, solo quizás, Arabia Saudí sepa que tiene que diversificar su enfoque no solo para sobrevivir, sino también para prosperar.

En fin, el camino es largo, lleno de sorpresas y requiebros, pero, ¿quién no ama un buen drama? La historia de Arabia Saudí está lejos de terminar, y me pregunto cómo se desarrollarán los acontecimientos. ¿Podrían ser las apuestas ridículamente altas lo que finalmente lleve al país hacia su propio «tesoro»? Eso es algo que todos debemos mantener en mente mientras seguimos el juego de la economía global.

Y tú, querido lector, ¿cuál es tu pronóstico para el futuro de Arabia Saudí? ¡Déjame tus pensamientos!