En un mundo donde las cuentas no siempre cuadran y los bolsillos parecen tener más agujeros que un colador, las noticias sobre subidas de impuestos pueden resultar tan bienvenidas como una tormenta en un día de playa. Este fin de semana, Alicia García, portavoz del Partido Popular en el Senado, hizo eco de este sentimiento al criticar lo que ella denomina el “nuevo hachazo fiscal” que el Gobierno de Pedro Sánchez está preparando para las familias españolas. ¿Y cómo no? Según ella, desde que Sánchez aterrizó en La Moncloa, acumula la friolera de 93 subidas de impuestos que, en 2025, podrían costarle a cada hogar español nada menos que 371 euros. ¿Es que nos quieren absorber hasta el último céntimo?

El coste oculto de los impuestos

Las cifras son claramente preocupantes, y no solo para aquellos que luchan mes a mes para llegar a fin de mes. Hablemos un poco del impuesto de los alimentos de primera necesidad, que, a partir de 2025, se prevé que suba del 2% actual al 4%. Esto es prácticamente como si un día llegases a casa y descubrieras que tu perro (o gato, no discriminamos) ha decidido comerse dos suspiros de tu alma, también conocidos como tus galletas favoritas.

Alicia García subraya que esta estrategia de “gastar sin control” es la marca registrada del sanchismo. Vale, suena un poco a un nuevo movimiento artístico o un estilo de danza contemporánea, pero a juzgar por los comentarios irónicos del portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, se siente un aire más cercano a la desesperación. Y es que, en el Día de los Inocentes, ¡él bromeó diciendo que esto “no es una inocentada”! ¿Puede ser que el sentido del humor sea nuestra única salvación?

La inflación y sus resultados desastrosos

Es fácil tomarse a broma ciertas situaciones cuando tenemos la risa como arma. Sin embargo, la realidad económica que enfrentamos es todo menos divertida. La inflación, exacerbada por la Guerra de Ucrania, ha llevado al Gobierno a implementar medidas como la reducción del IVA en productos básicos como el pan, leche y huevos. Esta reducción fue un pequeño alivio en medio de la tormenta, pero, ¿realmente estamos listos para un futuro en el que el IVA de estos productos vuelva al 4%?

Imagínate un mundo donde cada vez que haces la compra sientes que estás jugando al Monopoly en ultra difícil. Con la condena social que hay al derroche y a la falta de transparencia en las finanzas del gobierno, toda esta situación se siente como una mala broma de mal gusto.

El caso de la electricidad

Y no queda ahí la cosa. Las tarifas de la electricidad también están en la ‘lista negra’ de subidas. Recientemente, para dar un respiro al sufrimiento social, el Gobierno asumió la reducción del IVA a un 10% en 2021 y a un 5% en 2022 para contratos de menos de 10 kilovatios. Pero prepárense, porque en 2025 se prevé que el precio de la electricidad vuelva al 21%. ¡Para ese momento quizás debamos considerar invertir en una buena lámpara de aceite!

Desaparecen las deducciones por reformas en el IRPF

Uno pensaría que las medidas para impulsar la eficiencia energética son bienvenidas, ¿verdad? No tan rápido. En un giro incierto de los acontecimientos, el Gobierno ha decidido que las deducciones en el IRPF por reformas que logran un ahorro energético van a desaparecer. Hasta ahora, podías desgravar un 20% o un 40% dependiendo de los ahorros que lograses con la reforma. Pero en este programa de austeridad, parece que toda ayuda está condenada a desvanecerse.

Lo que se deja ver en el horizonte

Los políticos, especialmente en época de elecciones, tienden a hablar de “dejar a nadie atrás”. Pero en la práctica, esto parece un lema que queda muy bien en las pancartas pero que no siempre se traduce en realidades tangibles. Y es que, aunque el Gobierno trata de justificar sus decisiones con un discurso de “gasto controlado”, a fin de cuentas, son las familias quienes sufren las consecuencias de estas políticas.

En 2025, el Partido Popular ha proyectado que veremos la “foto de Sánchez con un prófugo”. ¿Soy solo yo o esto suena como un título de una serie de televisión? La imagen de Sánchez bailando una jota si lo solicita Puigdemont podría ser, ya sabes, una representación gráfica de una situación donde los ciudadanos están atrapados en juegos de poder en vez de en un contexto que prioriza su bienestar.

¿Estamos preparados para ello?

Al final del día, la pregunta que todos queremos responder es la misma: ¿estamos realmente preparados para ello? ¿Qué pasará cuando la inflación siga subiendo y las tasas impositivas continúen aumentando? La incertidumbre puede sentirse casi como una sombra colectiva que pesa sobre nuestros hombros.

La empatía como base para el cambio

Y aunque en medio de la tensión política y los números que no suman, también hay algo que podemos aprender aquí: la importancia de la empatía. Como ciudadanos, tenemos el poder de exigir respuestas, de involucrarnos y ser parte de la conversación. La política no tiene que ser un juego de ajedrez en el que sólo unos pocos se mueven. Necesitamos involucrarnos, informarnos y, sobre todo, presionar por un cambio.

Conclusión: una mirada hacia el futuro

En resumen, el “nuevo hachazo fiscal” que nos propone el Gobierno no parece ser más que una compleja red de subidas impositivas disfrazadas de medidas de control del gasto público. Las familias están en el centro de esta tormenta, y su impacto sólo podría intensificarse si las políticas no cambian.

La discusión que se avecina repercutirá en nuestras vidas. La responsabilidad de nuestros líderes, a su vez, será crucial para determinar si la historia que vamos a contar en el futuro será de sufrimiento o de superación. Así que, ya sea con un poco de humor o un poco de seriedad, debemos mantenernos informados y ser conscientes de que nuestra voz tiene poder.

Así que, la próxima vez que veas un anuncio sobre un aumento de impuestos, recuerda: es mejor estar informado que asustado. Y, como siempre, ¡no dudes en compartir tus pensamientos en los comentarios! ¿Tienes experiencias propias sobre cómo estos cambios están afectando tu bolsillo? ¡Nos encantaría leerlas!