La conexión entre el cine y la moda es, a menudo, más profunda de lo que podríamos imaginar. Rodrigo Cortés, el renombrado cineasta gallego, no solo se ha visto involucrado en la creación de historias intrigantes, como las de sus películas “Buried” donde Ryan Reynolds se encuentra atrapado en un ataúd, sino que también tiene algo que decir sobre el vestuario y su influencia en nuestras vidas. Este artículo no solo explorará su visión de la moda, sino que también reflexionará sobre nuestras propias experiencias, rasgos y errores en el ámbito de la indumentaria. Después de todo, ¿quién no ha pasado por un momento en el que las decisiones de vestimenta parecían un verdadero laberinto?
La moda como un juego de escape
Cortés nos invita a pensar en la moda de una forma casi literaria, como un juego de escape. Al igual que en “Buried”, donde el protagonista debe encontrar una manera de salir de una situación desesperante, nuestros atuendos a menudo reflejan nuestras circunstancias. ¿Cuántas veces te has vestido de una manera particular para impresionar a alguien, solo para quedar atrapado en la incomodidad de tu propia elección? Yo recuerdo una vez que decidí llevar todo de blanco, no porque me sintiera como un ángel, sino porque quería un cambio radical. ¡Qué error! Eso solo me llevó a ser el blanco de las bromas de mis amigos, quienes me hicieron sentir como un mal actor en una película de bajo presupuesto.
¿Por qué te tendrían que haber metido en prisión?
Rodrigo plantea una pregunta interesante: “¿Por qué look le tendrían que haber metido a usted en prisión?”. Muy fácil, si un día decides combinar una chaqueta de terciopelo con unas deportivas y un sombrero de paja en pleno invierno, puede que solo te enfrentes a miradas de desaprobación, pero la verguenza podría ser suficiente para considerarte un criminal de la moda. Te lo digo, yo lo he hecho. La pieza clave era una gabardina clásica de mi padre, que decidí combinar con deportivas. No solo me sentí fuera de lugar, sino que probablemente confundí a más de uno en la calle, preguntándose si era un holgazán o un artista bohemio.
La moda y las relaciones personales
Luego está el dilema del préstamo, un concepto intrigante que Cortés menciona al hablar de libros y discos: “Dicen que lo único más tonto que prestar un libro es devolverlo”. ¿Cuántos de nosotros hemos prestado una chaqueta o un sombrero a un amigo solo para no volver a verlo? Mi amigo una vez tomó prestada mi chaqueta de cuero favorito, y hasta el día de hoy, creo que vive en su armario. Se suponía que iba a devolverlo en una semana, pero, ¡oh sorpresa! Esa semana se convirtió en seis meses. Así que ahora, cada vez que lo veo, no puedo evitar pensar que, por suerte, mi armario no necesita una orden de restricción contra él.
Atrapados entre temporadas y rebajas
La tentación de las rebajas puede ser implacable. Cortés no se enreda en las locuras del Black Friday o la frenética caza de ofertas. “No hago cola, no me pongo el primero para poder pagar… Voy a la tienda, lo compro y no sé si pago de más o de menos.” ¡Amén a eso! La última vez que fui de compras, decidí que iba a seguir su consejo y entrar solo cuando realmente necesitara algo. Eso ocurrió cuando me di cuenta de que mi guardarropa se parecía cada vez más a una tienda de antigüedades donde todo era más viejo que yo. Así que fui, compré lo que necesitaba, y no pude evitar salir de la tienda sintiéndome como un milagro viviente de la moda, hasta que recordé que el conjunto de primavera estaba más cerca que la próxima operación de rescate a la que me sentía preparado para acudir.
Un armario lleno de sorpresas
Cortés también destaca la simplicidad en sus elecciones de vestuario: “Me basta con no parecer más mamarracho de la cuenta”. ¿No es esa una aspiración admirable? Ay, algunos días siento que el embellecimiento de la vida es una cruzada en sí misma. Hay días en que simplemente no quiero que nadie me mire, pero luego elijo un atuendo tan incomprensiblemente cursi que me pregunto en qué momento mi reflejo decidió apuntar hacia la excentricidad. A veces parece como si el universo estuviera desafiando mi sentido del buen gusto.
La pieza más preciada y su justificación
El propio Cortés menciona que su pieza más preciada es una chaqueta de lana de Massimo Dutti, una elección que puede parecer modesta, pero que resuena con muchos de nosotros. A veces, las mejores prendas son aquellas que no tienen una etiqueta de diseñadores famosos y que llevamos con cariño. Recuerdo que una vez encontré un suéter en una tienda de segunda mano: era sencillo, pero cada vez que lo llevaba, me generaba calidez, como si lo hubiera heredado de un abuelo sabio.
Reflexiones sobre las tendencias
Cuando Rodrigo es cuestionado sobre tendencias que le horripilan, responde con una honestidad sorprendente: “Ninguna, honestamente”. Quizás su enfoque no es tanto la tendencia en sí, sino cómo se siente en su propia piel. A mí me pasó algo similar últimamente; la tendencia de los calcetines de colores brillantes no me divide exactamente, pero, ¿debo otorgar el visto bueno a los calcetines con dibujos de peces cuando uso un traje? Siento que allí están mis límites, mis “personalidades” en conflicto, mientras el pez clown me guiña un ojo en una reunión.
¿Ser uno mismo?
Hablar de identidad en la moda es un fenómeno fascinante. “No tengo referencias, pero tampoco te diría la cursilería absurda de que trato de ser yo mismo porque ni siquiera sé qué es eso”. Esta debería ser la regla de oro en el mundo de la moda. Decidir sobre un atuendo puede ser una de las elecciones más complejas que cualquier persona enfrenta en su vida diaria. ¿Me arriesgaré a ser un bohemio en una reunión de trabajo? ¿O simplemente llevaré el uniforme que me ha acompañado fielmente a lo largo de los años? Tal vez, como pasó con mi primera chaqueta de mezclilla, que me acompañó durante toda la adolescencia para recordarme las locuras de la juventud.
¿Planchar o no planchar?
Sobre la cuestión del planchado, Cortés menciona su técnica infalible: agitar la prenda y confiar en que el calor corporal haga el resto. Es una táctica que, honestamente, no he probado, pero la idea de no tener que lidiar con esa pesada máquina de metal es tentadora. ¿Quién necesita planchar cuando puedes vivir peligrosamente al borde de la arruga? A veces se siente como una rebelión en contra de la opresión del perfeccionismo.
La mayor inversión
Finalmente, cuando se trata de inversiones en vestuario, Cortés comparte que ni siquiera recuerda haber hecho una gran compra. Quizás comete un “delito” al no emocionarse con el gasto en ropa, y no está solo en eso. Yo también he caído en esa trampa, gastando dinero eficientemente en otra categoría de mi vida, como la tecnología. En algún lugar del universo existieron los 600 dólares que gasté en un par de zapatos que, honestamente, podrían haber sido solo un disfraz de Halloween.
Conclusión: La moda como espejo de nuestras vivencias
La moda, como sostiene Cortés, es más que una etiqueta o una tendencia; es un reflejo de nuestra identidad y de nuestras vivencias. Cada prenda cuenta una historia, y a menudo nos lleva a momentos memorables de nuestras vidas, para bien o para mal.
Así que, la próxima vez que elijas qué ponerte, recuerda que no solo se trata de ver bien; se trata de sentirte bien contigo mismo y, si es posible, reírte de las elecciones pasadas que te han llevado hasta aquí. ¿Te has atrevido a ser el mamarracho en la fiesta? ¡Enhorabuena, lo hiciste! Puede que no todos los días te sientas como un dios de la moda, pero todos los días puedes elegir ser auténtico, incluso si eso significa ir todo de blanco en una fiesta donde te esperarían en el tema del color negro. Al final, ¿no es eso lo que hace que la vida sea un poco más emocionante?