En la vida, hay momentos que, a simple vista, parecen cotidianos, pero que, con el tiempo, se convierten en recuerdos entrañables. La historia del periodista deportivo Andrés Montes y su relación cómica y cercana con la reina Letizia es un brillante ejemplo de cómo el humor y la amistad pueden cruzar incluso las barreras del estatus. A través de los años, hemos escuchado anécdotas que, aunque parezcan inverosímiles, nos hacen reflexionar sobre la sencillez y la cercanía que a menudo olvidamos en un mundo tan formal y estructurado.
Este 16 de octubre de 2024, marca el 15 aniversario de la muerte de Andrés Montes, un hombre que dejó una huella imborrable en el deporte y en la vida de quienes lo conocieron. Recordar sus vivencias es una manera de rendir homenaje a un espíritu lleno de vida y humor.
La conexión inusual entre un periodista y una futura reina
Cuando mencionamos la relación de Montes con la reina Letizia, puede parecer un cuento de hadas digno de una novela. Pero la realidad es, en muchos casos, más divertida que la ficción. En un momento en que la reina, entonces presentadora de CNN+, compartía los pasillos con Montes y su compañero Antonio Daimiel, surgieron conversaciones que desbordaban humanidad y risa. Ah, la televisión… una máquina de crear conexiones inesperadas entre personas que jamás imaginarías ver juntas.
Un encuentro antes de la coronación
Recuerdo una vez, mientras estaba en un evento, que comencé a hablar con un periodista deportivo. Él me contó sobre las anécdotas detrás de cámaras, esas que nunca pueden salir al aire. Esas son las joyas que nos acercan a personas que admiras. ¿No es curioso cómo, en un instante, puedes sentir que compartes algo personal con alguien que está un paso en la cima de la pirámide social?
En este caso, la anécdota más famosa que ha resurgido es la de cuando el entonces príncipe Felipe y Letizia anunciaron su compromiso. Para Montes, ese fue un momento de risa agridulce. La llamada de su amigo Daimiel llegó justo después de la noticia, y su primer comentario fue: “La hemos visto sin maquillaje y ahora va a ser reina durante décadas”. ¡Dios! ¿Cuánto nos quita la vida serias y cuántas sonrisas nos regala?
La reina en pijama
La cercanía que Montes y Daimiel tuvieron con la actual reina es una reflexión sobre el poder de la sencillez. ¿Te imaginas la escena? Una mujer que, en su día a día, no es más que una compañera de trabajo, sin pretensiones reales en ese contexto. Fue una época en la que Letizia era simplemente Letizia, y no la figura que conocemos hoy. Con todo su esfuerzo y dedicación en transmitir noticieros, es casi como si la vida diseñada para la gran pantalla sólo comenzara una vez que se cola la pomposidad del título real.
Las conversaciones cotidianas giraban hacia la vida privada, los deportes y, por supuesto, el sentido del humor de Montes. Esta habilidad para reírse y hacer reír a los demás es un don muy escaso. La vida está llena de estrés, y a menudo nos olvidamos de que, tras las cámaras, somos simplemente humanos. Ya sea que estemos frente a una cámara de televisión, en una oficina o en casa… la risa realmente es el mejor antídoto.
Haciendo historia en el baloncesto
Volviendo a la esencia deportiva que unía a Montes y Daimiel, la amistad forjada en Canal+ no solo fue una de camaradería, sino también de trabajo. Mientras ambos cubrían eventos deportivos, los juegos de baloncesto tomaron vida a través de sus narraciones. Montes se volvió un ícono en el deporte, no solo por su capacidad de relatar los eventos, sino también por su personal estilo cómico y carismático.
Y aquí es donde nos encontramos con otro dilema. ¿No es curioso cómo las narraciones que nos hacen sonreír a menudo son las que nos llevan a recordar momentos difíciles o momentos de éxito? La vida, como un buen partido de baloncesto, está repleta de giros inesperados y triunfos para celebrar.
La chispa humorística
Con el paso del tiempo, las anécdotas de Montes se hicieron leyendas urbanas. Es imposible no sonreír al pensar en lo que debe haber sido compartir un espacio de trabajo con él. Esas mañanas en las que, tras una larga noche narrando partidos, se presentaba ante la Reina con un chiste de su propia cosecha. Este espíritu audaz, a menudo olvidado en un mundo de manuales de etiqueta y formalidades, es lo que nos conecta como seres humanos.
Recientemente, el periodista Antoni Daimiel compartió estas memorias en un programa de radio denominado “El Partidazo” de COPE. La melancolía por su compañero estuvo acompañada de risas y gratos recuerdos que, incluso en el caos de lo cotidiano, iluminaron la svida de muchos.
El legado de Andrés Montes
Andrés Montes es, sin duda, una figura irremplazable en la historia del periodismo deportivo. Como bien dicen algunos, su legado no se encuentra únicamente en las estadísticas o en los recuerdos de partidos. Se encuentra, en su forma de conectar con la gente, en el éxito de hacer reír en los momentos más serios.
¿Qué podemos aprender de su vida?
Es esencial preguntarnos: ¿qué legado estamos dejando en nuestras propias vidas? Cuando miramos hacia atrás, ¿qué recuerdos queremos que perduren? Montes nos enseñó que el verdadero valor de la vida está en las conexiones humanas, en los momentos espontáneos, en el humor que compartimos con quienes nos rodean. Así que, la próxima vez que tengas la oportunidad de brindar una sonrisa o contar un chiste, hazlo. Nunca sabes cuándo una simple broma puede cambiar el día de alguien.
La reminiscencia de la risa
En un mundo que, a menudo, parece estar lleno de noticias tristes y serias, la risa se convierte en un refugio. La anécdota de montes y la reina Letizia resuena en un ambiente contemporáneo que puede.geter pesimista. ¿Hemos olvidado cómo encontrarnos en el medio de las responsabilidades?
Andrés Montes, un hombre que gozó de la vida hasta el último día, nos recuerda que la posibilidad de reírse de uno mismo y de la vida es un atrevido acto de valentía. Tal vez, solo quizá, haya más conexión entre las pantallas de televisión y la realidad de lo que nos gustaría aceptar.
Conclusión: palabras para un amigo
Hoy, recordamos no solo a un periodista, sino a un amigo. Andrés Montes dejó una marca que trasciende el tiempo. Sin importar la distancia que nos separa de su partida, sus palabras y su humor nos acompañan aún. En esta conmemoración a 15 años de su muerte, celebremos el recuerdo de Montes con una sonrisa y con la promesa de compartir humor y conexión en nuestra vida cotidiana. ¿No crees que sería un gran homenaje? ¡Así que vamos a honrarlo como él se lo merecía: con una buena risa!