Si alguna vez te has encontrado en una situación en la que te preguntas: «¿Esto es realmente lo que quiero hacer con mi vida?», no estás solo. Guillermo García Hoz es un ejemplo viviente de cómo seguir un camino inesperado puede llevarte a un destino mucho más gratificante. Este diseñador de interiores, ceramista y profesor ha tenido un viaje profesional que podría ser la trama de una película, lleno de giros, sorpresas y, por supuesto, un toque de creatividad. Así que, ¡prepárate para sumergirte en la apasionante historia de Guillermo!

Del mundo abstracto de las matemáticas a la belleza concreta del diseño

Imagina pasar años estudiando algo que, en el fondo de tu corazón, no te llena del todo. Eso le ocurrió a Guillermo, quien comenzó su carrera académica en el mundo de las matemáticas. Para aquellos que hemos luchado con números en la escuela (yo me incluyo, ¡no hay nada más estresante que un examen de matemáticas!), la idea de hacer carreras de números puede parecer un gran desafío, pero para él, la teoría del caos se convirtió rápidamente en un caos personal.

Guillermo se dio cuenta de que los números eran demasiado abstractos y que su verdadera pasión yacía en el diseño de interiores. “Me desesperaba llevar chaqueta”, afirma, recordando sus primeras prácticas laborales, y eso a veces es un signo de algo más—un indicativo de que ya no encajaba en un molde que no le representaba. Decidió dar un giro radical a su carrera, ¡y qué mejor manera de hacerlo que sumergiéndose en la creatividad del diseño!

La llamada del diseño de interiores

Después de cambiar su trayectoria, Guillermo se unió a Paco Terán y comenzó a trabajar con “casas de futbolistas”. Sí, lo has leído bien. Para muchos, esto podría sonar como un sueño; para él, fue una oportunidad para jugar con el diseño de un modo muy divertido. Sin embargo, la aventura apenas comenzaba. En 2000, comenzó su participación en un equipo que se encargaba de decorar restaurantes asiáticos. En aquel entonces, la industria de la hostelería recién empezaba a darse cuenta de la importancia del diseño, y Guillermo se encontró en el lugar correcto en el momento perfecto.

Cuando miro hacia atrás en mi vida, siempre me sorprende cómo ciertos acontecimientos se entrelazan de formas inesperadas. ¿Te has encontrado alguna vez en una conversación que te llevó a conocer a alguien que, a su vez, te abrió nuevas puertas? Para Guillermo, cada experiencia laboral era un ladrillo más en la construcción de su carrera. “Aprendí un montón”, dice, refiriéndose a la rápida evolución de la hostelería y el diseño.

La crisis y la búsqueda de nuevas oportunidades

La vida, al igual que los portafolios de decoración, está llena de sorpresas, y no todas son agradables. Tras algunos proyectos emocionantes, Guillermo se enfrentó a un desafío que muchos hemos sentido: la crisis económica. Al igual que una mala decoración en una casa, la crisis le dejó un gusto amargo. A pesar de que la industria del vino parecía funcionar bien—aunque muchos teníamos nuestras dudas al respecto—los créditos bancarios se convirtieron en un obstáculo que lo llevó a reevaluar su rumbo.

Sin embargo, incluso cuando nos encontramos en la profundidad de un pozo, siempre hay una luz al final del túnel (o al menos un buen diseño que puede alegrar el lugar). En 2009, Guillermo decidió desafiar las normas y se atrevió a participar en Casa Decor, una popular feria de diseño en España. Aunque no contaba con un gran presupuesto, su creatividad brilló y su habitación fue un éxito rotundo. Aquí es donde se demuestra que a veces necesitamos arriesgarnos para descubrir lo que realmente podemos lograr.

Una nueva aventura en televisión

Luego de su éxito en Casa Decor, el mundo de la televisión le dio la bienvenida. Desde programas como “Reforma Sorpresa” hasta apariciones en “Ana Rosa”, Guillermo se vio inmerso en el entretenimiento, llevando sus habilidades creativas a las casas de miles de espectadores. Imagínate ser el experto en decoración que ayuda a transformar espacios, ¡suena emocionante, verdad? Pero, como la mayoría de nosotros, no todo fue fácil.

Durante un viaje a Dinamarca, fue testigo de un concepto que le dejó pensando. Allí conoció a una decoradora que tenía un taller con un horario peculiar: de 12 a 5 de la tarde. “Todo consiste en la organización”, meditaba Guillermo. En su mente resonaba la idea de que quizás, solo quizás, podría aplicar ese mismo espíritu de organización en Madrid.

La tienda y el taller: un sueño hecho realidad

Con su renovado espíritu emprendedor, Guillermo decidió abrir su propia tienda y taller en el corazón de Madrid, en la calle Castillo. Debo confesar que, a veces, hacer realidad nuestros sueños puede ser más complicado de lo que parece, pero Guillermo no se detuvo. Con el tiempo, fue explorando nuevas posibilidades en la cerámica, un negocio que había descubierto que realmente le apasionaba.

Sin embargo, el camino hacia el éxito no siempre es recto. Al igual que en una buena historia, hay giros inesperados que pueden desviar nuestra ruta. Tras mudarse al vibrante barrio de Chueca, la llegada de Madrid Central fue un revés. La confusión sobre la entrada al barrio hizo que los clientes dudaran en visitarlo, lo que llevó a Guillermo a cerrar su tienda justo antes del apocalipsis conocido como Covid-19. ¿Quién lo hubiera imaginado?

Reinventándose en tiempos de pandemia

Al igual que muchas personas en el mundo, la pandemia le proporcionó a Guillermo un espacio para reflexionar y crecer. Mientras muchos se encontraban atrapados en casa, él utilizaba ese tiempo para repasar los errores del pasado y preparar un nuevo capítulo en su vida. Abrió un nuevo taller en Malasaña, que no solo actúa como tienda, sino como un espacio creativo positivo, donde las ideas y la cerámica se entrelazan.

Es genial observar cómo a veces las dificultades pueden llevarnos a los lugares más bellos. Malasaña, con su ambiente bohemio y artístico, ha sido el lugar perfecto para Guillermo, quien bromea que es “una calle muy perruna”. Quién no querría trabajar rodeado de perros, ¿verdad?

Pasión por la docencia y la creatividad

Una de las facetas más admirables de Guillermo es su deseo de transmitir lo que ha aprendido a otros. Actualmente imparte cientos de talleres de cerámica, así como clases en el Instituto Europeo de Diseño (IED). La pasión que siente por la enseñanza es tan contagiosa que es difícil no emocionarse al escucharle hablar de ello. “Uno de mis talentos es conseguir que la gente explore su propia expresividad”, afirma con un brillo en los ojos.

Si haces una pausa y reflexionas, ¿alguna vez has experimentado ese momento «¡eureka!» cuando alguien te impulsa a descubrir algo nuevo? Guillermo se esfuerza por ser esta chispa de inspiración para todos sus alumnos.

El desafío continuo del torno

Pero incluso los mejores encuentran obstáculos en su camino. Guillermo revela que todavía tiene problemas con el torno de cerámica, algo que a veces puede frustarle. Sin embargo, también ve el torno como un ejercicio de mindfulness. ¡Qué irónico! Mientras muchos buscan la calma en la meditación, él sigue practicando con un torno. “Está claro que debo tener paciencia”, admite, porque la vida es, después de todo, una serie de pruebas hasta que encontramos lo que realmente nos apasiona.

Reflexiones finales: la importancia de seguir lo que amas

La travesía de Guillermo García Hoz nos muestra que seguir un camino puede llevar a destinos inesperados. De números a cerámicas, y de diseñar interiores para futbolistas a inspirar a nuevas generaciones de creativos, su historia es una oda a la perseverancia y la reinvención.

Así que, ¿te encuentras tú en una encrucijada similar? A veces, una decisión tan trivial como cambiar de carrera puede abrir un universo de posibilidades. Dale una oportunidad a tu pasión, escucha a tu corazón y, quién sabe, tal vez el próximo giro de tu vida será aún más emocionante de lo que podrías imaginar.

Guillermo sigue trabajando en su estudio de Malasaña, imparte talleres de cerámica y busca nuevas ideas y formas de innovar. Simbólicamente, su historia nos enseña que, al final, siempre hay un nuevo comienzo esperando. ¡Nunca subestimes el poder de seguir tus instintos, incluso si al principio parecen un poco confusos!