En la vibrante noche de ayer, Franco Tenaglia, un nombre que resuena ya en el mundo de las artes marciales, se convirtió en campeón mundial de peso ligero de Bare Knuckle FC tras una intensa pelea contra Tony Soto. Antes de seguir, pongamos las cartas sobre la mesa: me encanta seguir las hazañas de los luchadores. El drama, la emoción, la sangre – ¡es mejor que cualquier telenovela! Pero vamos a profundizar en lo que realmente significa este logro.
Un camino lleno de obstáculos: la historia de Tenaglia
Cada gran historia de éxito está acompañada de sacrificios inimaginables. Franco sabe esto muy bien. En sus propias palabras, él recuerda su trayectoria antes de alcanzar la gloria y se podría decir que fue más como un viaje de aventuras en una película de acción: «Yo peleaba en naves, en montañas, en el medio de la nada en países como Polonia o en algunos de Europa del este… a veces acordaba peleas por 500 euros contra rivales que no sabía quiénes eran». Imagínate eso por un segundo. ¡500 euros! Eso es menos de lo que muchos de nosotros gastamos en un fin de semana de fiesta, y él lo arriesgaba todo por un puñado de monedas.
De las peleas improvisadas a la cima del mundo
Como alguien que ha tenido sus propias luchas en la vida, me puedo identificar con el camino empedrado que ha recorrido Tenaglia. Puede que no haya estado en un ring de pelea, pero todos enfrentamos nuestros propios combates, ¿no es así? Ya sea la propia lucha por encontrar un trabajo o la búsqueda de nuestros sueños. La historia de Franco es un recordatorio de que los sueños no son fáciles de alcanzar, pero con perseverancia y dedicación, todo es posible.
Y por si te lo estabas preguntando: sí, esta no es solo una historia de un luchador, sino una narración de las adversidades que enfrentamos en el camino hacia nuestros objetivos. También me recuerda a aquel momento en el que intenté aprender a surfear. La primera vez caí más veces que un pez fuera del agua. Pero volví una y otra vez, hasta que desarrollé la habilidad para ponerme de pie… mirando a los demás caer, ¡Claro que sí!
La noche de la victoria: celebrando los pequeños grandes logros
A pesar de salir completamente destrozado tras la pelea, con el rostro hinchado y sangre por la mejilla, Tenaglia saboreó un triunfo que había esperado durante mucho tiempo. Ser campeón mundial no es moco de pavo. Volviendo al evento, simplemente no puedo dejar de sonreír al imaginarme esas celebraciones en el vestuario. Tal vez alguna canción de reguetón, un par de amigos abrazándose y prometiendo ir a celebrarlo con una buena parrillada. Porque, seamos sinceros, al parecer esas son las verdaderas celebraciones argentinas.
Lo que me emociona de su victoria es cómo reconoce el peso de la espera. «Pasar de eso a pelear así ahora y ser campeón del mundo es una locura…» Ah, sí, esa sensación de esperar algo durante tanto tiempo, como cuando decides hacer una dieta y esperas a que llegue el cheat day. Solo que en este caso, la recompensa es un cinturón, y no un pedazo de pastel de chocolate – aunque no me juzgarías si en algún momento, ¡decido comer ambos!
La presión de ser el campeón
Ser el campeón conlleva una presión adicional. “Este año peleé cuatro veces y las cuatro fui cabeza de evento”, dice Tenaglia, y debo decir que, en cierto modo, me siento identificado con él. Como alguien que ha escrito varias publicaciones sin mucha atención, sé cómo es esa presión de la que habla. Pero a diferencia de Tenaglia, mis luchas son más metafóricas en el mundo de las palabras en lugar de en un ring. Quiero decir, ¿alguna vez has sentido que se avecina un deadline y no tienes idea de cómo entregar algo de calidad? Es como estar en el último ronda de una pelea… pero sin guantes.
Las palabras de McGregor y el ambiente de Bare Knuckle FC
No podemos hablar de Bare Knuckle FC sin mencionar a Conor McGregor, ese hombre que es un espectáculo en sí mismo. Tras la victoria de Tenaglia, el irlandés hizo sus típicos comentarios provocativos: “Topuria no es español, yo soy más español que él”. Es curioso cómo McGregor siempre da de qué hablar, pero eso es parte de su encanto.
El envase de la pelea, el drama adicional que la acompaña, y el hecho de que haya un trasfondo tan cultural como el de McGregor, añade mucha más emoción a la mezcla. El acto de desmitificar la lucha en sí misma y convertirla en un evento de entretenimiento es una habilidad que pocos poseen. De cierto modo, es como cuando está de moda un meme en redes sociales; aunque, reconozcámoslo, a veces los memes se convierten en un verdadero dolor de cabeza.
¿Qué significa ser un campeón en la actualidad?
Un campeón hoy no solo lleva un cinturón, sino también una plataforma. Tenaglia, a pesar de su estado ensangrentado, sabe que ahora tiene una voz. Él mismo dijo: “A mí me encanta esto, nací para esto, así que, que me pongan a los mejores, que yo voy a dar lo mejor”. Aquí hay una lección importante para todos nosotros: no importa cuán difíciles sean las cosas, si tienes pasión y crees en ti mismo, el lugar donde estás en este momento no define quién eres.
Reflexiones finales y una o dos palabras de aliento
Franco Tenaglia no es solo un luchador; es un símbolo de perseverancia. Su historia de lucha en las sombras de la industria para alcanzar la luz es inspiradora. Y en cada selfie que suba desde este momento, recordará que esa sonrisa es el reflejo de cada sudor, cada golpe y cada paso que decidió dar.
Los desafíos que enfrentó nos recuerdan que la vida está llena de altibajos y, seamos sinceros, a veces esos “bajones” sólo pueden observarse a través de un par de hipsters en un café de moda hablando sobre su último proyecto que nunca sale de sus cabezas. Así que, ¿por qué no convertir tus sueños en acción hoy mismo? Quizás no te lleve a un ring de lucha, pero seguro te llevará a donde quieras estar. Nunca subestimes el poder de un pequeño paso hacia adelante, porque, al final del día, la lucha más importante es la que tenemos con nosotros mismos.
Así que aquí estoy, apoyando a Franco y sus esfuerzos, aclamando a todos esos luchadores que se levantan después de cada caída, en el ring o fuera de él. ¿Te animarás tú también a dar tu próximo gran paso? Después de todo, la gloria está ahí, esperando a ser conquistada.