¿Alguna vez has sentido la extraña necesidad de ver una película navideña, a pesar de que ya hayan pasado los Reyes? Esa sensación de que una comedia romántica con decoraciones brillantes y costumbres un tanto disparatadas requiere tu atención, incluso cuando hay una lista interminable de cosas por hacer. Las películas navideñas son como ese par de calcetines navideños que tienes guardados en el fondo del cajón; nadie realmente cree que vayan a servir de algo, pero ni bien las ves, te dan una dosis instantánea de alegría. ¿O soy solo yo?

La llegada de la Navidad suele marcar el inicio de una templada locura. Las luces parpadeantes iluminan cada esquina, el aroma del turrón se apodera de las tiendas, y, como si se tratara de un ritual sagrado, se inicia un maratón de películas que nos hacen sentir parte de un mundo idealizado donde el amor triunfa sobre cualquier obstáculo. En este artículo, exploraremos ¿qué hay detrás de esa necesidad de ver estas películas, especialmente en un mundo donde el streaming ha cambiado las reglas del juego?

¿De qué va este fenómeno?

En estas producciones, lo que se repite ad nauseam es un modelo narrativo bien establecido: una mujer moderna, a menudo estresada por su estilo de vida en una gran ciudad, que accidentalmente regresa a su pueblo natal. Para agregar al drama, tiene que enfrentar un enorme reto familiar o emocional — ya sea recuperar la pastelería de su madre o salvar el molino de su abuelo. Y, como si de un cuento de hadas se tratara, aparece el protagonista masculino cuyo encanto o habilidades culinarias logran que necedades y malentendidos se resuelvan de una manera inverosímilmente satisfactoria.

Ciertamente, estas historias son predecibles. Aunque, seamos sinceros; a veces, eso es exactamente lo que necesitamos. Con la vida tan caótica, quien no desearía un final feliz con un beso bajo la bola de nieve, acompañados de un villancico en el fondo. ¿Realmente queremos ver conflictos familiares desgarradores en estas fiestas? La respuesta es un rotundo no.

Un vistazo a algunas películas navideñas modernas

Safari por Navidad

De vez en cuando, una película logra diferenciarse del resto. En «Safari por Navidad», la protagonista, Kate Conrad (interpretada por Kristin Davis, la eterna Charlotte de «Sexo en la Ciudad»), busca el romanticismo en Namibia tras una sorpresiva solicitud de divorcio por parte de su esposo. Sin embargo, el verdadero deleite radica en las travesuras con Rob Lowe, quien está más encantador que un elfo en la nochebuena. ¿Quién no querría subirse a un avión pilotado por su crush?

La Navidad está servida

Este clásico no puede faltar. Aquí encontramos a una mujer que cocina galletas como si no hubiera un mañana, y que debe superar la presión de un evento navideño donde, claro, todos se convierten en críticos gastronómicos. Lo curioso de esta historia es que la cocina es solo una excusa para reunir a todos frente a la pantalla. Tras un par de escenas divertida, probablemente habrás decidido tú también que, por favor, no te traigan más galletas aburridas este año.

Navidad en el autocine

En esta película, una abogada intenta salvar un autocine a punto de desaparecer. La protagonista es Danica McKellar, conocida por su papel en «The Wonder Years». A lo que voy: ¿saben qué más se puede rescatar? Los clásicos de los años ochenta y esas extrañas e infinitas ganas de disfrutar un batido en medio del frío navideño. ¡Agarra las palomitas y alístate para el drama!

La familia: el centro de la narrativa navideña

Hablemos de «Navidades ¿bien o en familia?». La película presenta a cuatro generaciones de un mismo clan en una cena de Nochebuena. Me hace recordar mi propia cena de Navidad en familia; la tía que se escapa a ver el reloj cada cinco minutos y el primo que intenta contarte el último chisme del trabajo mientras tú solo deseas un poco de paz y tranquilidad. Sin embargo, a pesar de los momentos tensos, siempre hay risas y algunos recuerdos entrañables. Porque, al final, ¿no es eso lo que se busca en estas películas? Un poco de empatía, amor y el recordatorio de que, por más locos que estén nuestros familiares, siempre habrá alguien que nos quiere, incluso a pesar de nuestras locuras.

¿Podemos hablar de Lindsay Lohan?

Desde su regreso con «Nuestro secretito», Lindsay Lohan se ha convertido en la cara (y el cabello fabuloso) de la Navidad 2024. En esta comedia, dos ex descubren que sus actuales parejas son hermanos. ¿Se dan cuenta de lo increíblemente lioso que suena esto? Aquí es donde la Navidad nos da una lección: las relaciones son complicadas, pero el amor se abre camino como un pequeño arbolito entre las piedras. ¿Y quién mejor para recordarnos eso que una actriz que ha pasado por mil y un desamores? Solo espero que todas esas malas decisiones nos den lecciones valiosas… como que deberíamos evitar los enredos románticos en fiestas familiares.

El papel de las plataformas de streaming

Lo que alguna vez fue un viaje al videoclub para alquilar cintas — sí, aquellos de los que solo hay que mirar atrás con nostalgia — ahora ha evolucionado, gracias a plataformas como Netflix o Amazon Prime Video, que han hecho de la temporada navideña una fiesta visual. A medida que la oferta de películas aumenta, también aumentan los detractores. ¿Es este cine de Navidad realmente bueno, o solo se trata de llenar una necesidad emocional?

Por un lado, el aumento en la producción de películas navideñas ha permitido una variedad de historias. Por el otro, las críticas malas abundan, particularmente para las cintas más inverosímiles. Pero aquí está el gran secreto: no importa cuán malas sean, por alguna razón, también te hacen sentir bien. Es como recordar el sabor del pudding de frutas de la abuela: puede que no sea el mejor del mundo, pero es el que te hace sentir en casa.

¿Por qué seguimos viéndolas?

Es simple: las películas navideñas nos permiten escapar de la realidad. Cuando el mundo exterior se siente incontrolable, a veces solo necesitamos un refugio en donde el amor siempre prevalece, las luces parpadeantes nunca se apagan y la vida termina, contrariamente a la lógica, en felices reencuentros y mejores postres.

Además, ¿quién no se siente identificado cuando ve a una mujer esperando un tipo especial de amor mientras hornea galletas? Como si de un atractivo mundo paralelo se tratara, estas historias nos recuerdan lo que anhelamos.

Conclusiones finales: Un amor inquebrantable por estas películas

Las películas navideñas no son solo entretenimiento; son una tradición. Cada diciembre, nos obligamos a verlas (a pesar de los ojos en blanco de las generaciones más jóvenes). Al final del día, todos estamos buscando ese pequeño destello de felicidad que nos recuerde que, aunque la vida pueda ser complicada, siempre habrá espacio para la experiencia compartida y el amor. Y si eso significa quedarnos despiertos hasta tarde viendo una película que sabemos que ya hemos visto, entonces, ¿por qué no?

Así que este diciembre, cuando sientas la necesidad de encender el televisor, recuerda que esas comedias navideñas pueden ser el dulce, si no el mejor, escape que tu alma precisa. Después de todo, ponerle un poco de chispa a las emociones nunca está de más, incluso si eso significa establecer un maratón de películas en la que todos se quejan, pero al final terminan riendo. ¡Felices fiestas y que comiencen las risas!