En un fin de semana lleno de emociones, donde los deportes de combate se encontraban en pleno auge y el fútbol mostraba su lado más intenso, un nombre resonó de manera especial en la comunidad de los juegos de cartas. Javier Domínguez, un español que ha conquistado el mundo de Magic: The Gathering, se coronó como el campeón del mundo, mientras a miles de kilómetros, Ilia Topuria deslumbraba en la UFC. Pero, ¿qué nos enseña esta historia sobre un juego que ha atrapado a generaciones?

Un viaje desde las cartas hasta la cúspide

Para aquellos que crecieron en los años noventa, probablemente recuerden esos días en los que intercambiar cartas de Pokémon o Magic era el centro de la vida social. Me acuerdo perfectamente de cómo, en la sala de estar de mi casa, mi primo y yo pasábamos horas discutiendo sobre cuál criatura era más poderosa: un Dragón de Azul o un Golem de Acero. ¿Alguien más se siente identificado?

Javier comenzó a jugar a Magic gracias a su primo, quien, con un gesto casi paternal, le enseñó a interactuar con estos mágicos cartones. En su entrevista, menciona entre risas, «Nadie sabe quién fue el primer primo que aprendió a jugar, pero todos empezamos igual». Este sentido de comunidad es uno de los aspectos más entrañables de los juegos de cartas, un vínculo que se cimenta a través de momentos compartidos.

Para muchos, el camino hacia el estrellato suele ser una línea recta, pero como diría un viejo amigo mío, «la vida es como un juego de cartas: a veces un buen farol te puede llevar más lejos que una mano ganadora». Así fue para Domínguez, quien a la tierna edad de 14 años ya mostraba su destreza en Magic, ganando torneos locales, aunque él mismo admite: «No era ni el mejor de mis amigos». La humildad es un rasgo admirable, especialmente en un mundo donde el ego a menudo puede eclipsar el talento.

El retorno triunfal

Después de un tiempo en el mundo del póker, en el que muchos jugadores de Magic encuentran un segundo hogar, Domínguez decidió volver a sus raíces. «Fue por un momento vital», comparte. En ocasiones, se necesita un cambio de dirección, y no puedo evitar pensar que tal vez todos deberíamos seguir esa voz interior que nos invita a regresar a lo que amamos.

¿Alguna vez te has sentido abrumado por la vida y has tenido que hacer una pausa para reevaluar tus metas? Javier nos ofrece un relato inspirador sobre la importancia de escuchar nuestra voz interna. Después de tomarse un tiempo para reflexionar, se volvió a sumergir en el universo de las cartas, soñando con volver a competir en torneos grandes.

Su historia, de hecho, me recuerda a la serie de Netflix «The Queen’s Gambit», donde la protagonista, Beth Harmon, supera sus demonios personales en el tablero de ajedrez. Ambos comparten un viaje de autodescubrimiento, donde el juego se convierte en una forma de vida y un medio para enfrentar desafíos.

La ascensión al estrellato

Domínguez no solo compitió: compitió con pasión. En 2017, llegó a la final del campeonato del mundo, aunque no ganó. Sin embargo, en 2018, se alzó con su primer título y hace poco, concretamente el 2023, conquistó su segundo Mundial. Durante esta travesía, recibió el premio al mejor jugador del año, ese «Balón de Oro» que probablemente no imaginó que existía en el mundo de las cartas.

Es interesante pensar que, aunque Magic ha existido desde 1993, la forma en que se ve hoy es el resultado de la dedicación de jugadores como Javier. Al igual que un chef que perfecciona su arte, estos competidores se esfuerzan por presentar lo mejor de sí en cada torneo. “Me gano la vida gracias a que mis resultados son constantes”, dice Domínguez con un tono que mezcla la humildad con la satisfacción personal.

Pero no hay que olvidar la realidad de estos competidores: es un camino con altibajos, donde el éxito puede ser efímero y la presión puede ser abrumadora. Al igual que cualquier deportista de élite, deben lidiar con la incertidumbre de cada torneo.

El juego mental detrás de Magic

A medida que profundizamos en la mente de un jugador profesional de Magic, surge una pregunta: ¿qué diferencia a un jugador de élite de uno promedio? La respuesta de Domínguez es clara: “El juego mental es esencial, quizás lo más importante”. Aquí es donde la comparación con el tenis cobra vida, un deporte que también es un verdadero campo de batalla mental. Después de todo, ¿quién no ha sufrido un «brain freeze» en un momento crucial, ya sea al servir un fuerte saque o al jugar la carta decisiva?

Javier relata que ha vivido momentos de gran tensión y que a veces, lo que más pesa es la mentalidad. Recuerda un partido en el que iba perdiendo 0-2 en las semifinales del Mundial y, contra todo pronóstico, logró darle la vuelta al juego. «Fue una Nadalada», exclama, mientras nos hace sonreír con esa referencia a la famosa capacidad de remontar del tenista español.

Obviamente, no solo se trata de habilidades en el juego, porque el azar también juega un papel en Magic. Todos hemos tenido aquellos días en los que las cartas no cooperan, ¿verdad? Domínguez señala que “Magic te enseña a perder”, porque incluso los mejores jugadores pierden un porcentaje considerable de veces. Y ese aspecto mental de aprender a perder es crucial. Es algo que todos podemos implementar en nuestras propias vidas. ¿No es curioso cómo un juego de cartas puede reflejar tanto de nuestra propia humanidad?

La vida de un profesional

El día a día de un jugador de Magic es bastante diferente de lo que muchos pueden imaginar. En la mente de algunos, puede que la idea de un profesional de cartas implique largas horas en casa, pero la realidad es más intensa. Domínguez menciona que el entrenamiento de cara a los torneos implica una dedicación increíble, a veces jugando hasta seis u ocho horas al día en los meses previos a un evento. ¿Puede sonar duro? Definitivamente lo es, pero la pasión por el juego facilita el proceso.

Además, hay una fuerte conexión entre los jugadores que se reúnen y comparten un espacio de trabajo. Alquilan casas en el lugar donde se celebra el torneo, viven juntos y se sumergen en un mundo que muchos de nosotros solo podemos imaginar. Es un compromiso total, y no puedo evitar hacer una analogía con la vida de aquellos en la industria del entretenimiento, quienes a menudo se juegan el todo por el todo por un papel en una serie o película.

Un futuro brillante

Mirando hacia el futuro, Javier Domínguez mantiene una visión clara y sin reservas de lo que significa ser un competidor. “Al parecer, hay mejores jugadores que yo en Magic, pero nadie con más ganas”, reflexiona. Y es precisamente eso lo que lo ha llevado a formar parte de la elite. También enfatiza que, aunque su motivación por competir es fuerte, no está cegado por la necesidad de estar en la cima constantemente. La verdadera satisfacción radica en disfrutar cada partida, en el arte de la competencia.

El enfoque de Javier se asemeja al de muchos emprendedores exitosos en la actualidad, quienes, en lugar de desear desesperadamente el éxito inmediato, entienden que cada paso en el camino es esencial, cada error es una lección y cada victoria, una celebración.

Al mirar su trayectoria, solo puedo reflexionar sobre cómo todos tenemos nuestros propios «torneos» en la vida, donde quizás el verdadero éxito radica en aprender a levantarse después de caer, en encontrar la pasión en nuestra propia «baraja de cartas». ¿No somos todos un poco como él en algún punto de nuestras vidas?

Javier Domínguez ha demostrado que, al igual que en cualquier otra disciplina, la dedicación, la mentalidad y la pasión pueden llevar a la grandeza. Así que, la próxima vez que te sientes a jugar Magic o cualquier otra cosa que ame, recuerda: no se trata solo de ganar, sino del viaje, de las risas compartidas y de las cartas que eliges jugar. Después de todo, como dice un viejo proverbio, el verdadero juego comienza cuando las cartas están sobre la mesa.