En un mundo lleno de tecnología puntera y dispositivos inteligentes, Sam Altman, el cofundador y CEO de OpenAI, ha decidido recurrir al clásico cuaderno y bolígrafo. Sí, en esta era donde dominan las pantallas, el joven empresario ha desatado una pequeña revolución al revelar su peculiar forma de tomar notas a mano. Pero, espera, ¿realmente hay algo especial en hacer garabatos sobre papel? En este artículo, exploraremos la metodología de Altman, sus anécdotas sobre la escritura manual y cómo esta práctica puede mejorar nuestra productividad.

La curiosa preferencia de Altman por un cuaderno simple

Altman no es un tipo complicado. Su enfoque es lo que podríamos llamar bajo costo tecnológico. Durante una reciente aparición en el podcast «How I Write» de David Perell, compartió que siempre lleva un pequeño cuaderno en el bolsillo. No un cuaderno de diseño elegante, sino uno pequeño, con espiral. Este detalle podría parecer trivial, pero si echas un vistazo más de cerca, hay una lógica detrás.

Cuando Altman dice que «necesita que sea un cuaderno pequeño y con espiral», está hablando de algo más que comodidad: quiere la flexibilidad de arrancar páginas. Imagínatelo, un mago que con un solo movimiento de mano puede deshacerse de ideas que no sirven. La espiral permite mantener el cuaderno plano sobre la mesa mientras escribe, y para él, esto es fundamental. Así que, ya lo sabes, si en algún momento ves a Altman en una cafetería, garabateando ideas, ¡puede que esté forjando la próxima gran revolución!

La magia de escribir a mano

Ahora, aquí viene la parte más interesante. ¿Por qué ha optado por este enfoque tan «vintage»? La respuesta está en la ciencia. Según investigaciones realizadas por la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología, escribir a mano no solo es una forma primitiva de tomar notas, sino que también ayuda a mejorar la memoria y el desarrollo del pensamiento. Al escribir a mano, activas partes del cerebro que, de otro modo, podrían permanecer inactivas. Esto no es solo un cliché; es neurociencia.

Y no eres solo tú quien lo siente, ¡los expertos lo confirman! Un estudio de la Universidad de Washington demuestra que el proceso motor de dibujar letras (sí, amigos, estamos hablando de escribir) mejora la capacidad lógica y analítica de las ideas que se consignan en papel. Así que, si la próxima vez alguien te pregunta por qué no optas por notas digitales, ¡puedes responder con orgullo que estás ejercitando tu cerebro!

Descartar ideas: una práctica necesaria

Altman también comparte un concepto que resonará con muchos de nosotros: la necesidad de eliminar ideas que no funcionan. En sus propias palabras, él «toma un montón de notas y luego arranca las páginas para observarlas todas juntas». Al hacerlo, puede desechar fácilmente aquellas ideas que no se alinean con su visión. ¡Qué alivio! A veces, el arte de descartar es tan valioso como el arte de crear. ¿No te has encontrado alguna vez atascado en una idea que simplemente no estaba destinada a ser?

Esta filosofía de desechar es paralela a la visión del empresario y escritor Seth Godin, quien enfatiza que el secreto del éxito radica en tener muchas ideas y desechar miles de ellas antes de encontrar la que realmente resuena. Piensa en ello: cuántas cadenas de pensamiento erróneas hemos arrastrado, cuando en realidad sólo debimos dejarlas ir. Tal vez tengas en tu smartphone notas antiguas que ni siquiera recuerdas haber escrito. Es una aliada, pero también una pesada carga.

El arte de despachar lo que no funciona

Siempre he creído que la vida es demasiado corta para seguir alimentando ideas o proyectos que no generan resultados. El exempleado de Amazon, Jeff Bezos, adoptó un enfoque similar al obligar a sus empleados a presentar un memorando para cada reunión importante. Esta metodología obligaba a un examen profundo de la idea, eliminando la superficialidad. En un mundo donde todos queremos ser escuchados, tal vez una re-evaluación de nuestras propuestas sería un primer paso esencial.

La anécdota del papel arrugado en el suelo

Pero lo que más resuena es la divertida imagen que Altman pinta cuando menciona que su oficina a menudo parece una tormenta de papel. Con hojas arrugadas esparcidas por el suelo al final de un día productivo, se convierte en una especie de marca de agua de su proceso creativo. ¡Imagina la escena! La señora de la limpieza llega y se encuentra con un tornado de ideas desechadas. Podría ser un título para una comedia.

Personalmente, a veces siento que mis notas parecen más un diario de pesadillas en vez de un registro de ideas brillantes. ¿Estás familiarizado con esa sensación? Es como si cada nuevo intento de ser creativo intentara asustarme con garabatos descabellados. Lo mejor es que, con el tiempo, aprendí que cada garabato representa un pequeño avance.

La conexión entre escritura y efectividad

La lucha por la efectividad en el trabajo es una batalla constante. Vivimos en un mundo donde la atención se dispersa rápidamente; nos aterrorizan las notificaciones constantes y la presión de ser siempre productivos. En ese contexto, habilitar estrategias simples podría ser un cambio de juego.

Al escribir a mano, según un artículo reciente, se puede convertir una idea abstracta en algo tangible, algo que podemos analizar. Recuerdo haber estado en una situación similar un par de años atrás; dediqué una noche entera a escribir sobre una idea de negocio en una libreta. Al amanecer, lo que inicialmente parecía una idea delirante comenzó a tomar forma. ¿No es mágico cómo un bolígrafo y una hoja pueden hacer eso?

¿Por qué no te atreves a probarlo?

Si hasta aquí no te has convencido de que escribir a mano vale la pena, quizás deberías intentar un pequeño experimento. La próxima vez que sientas que tu cabeza va a estallar con ideas, sencillamente toma un cuaderno y una pluma. Deja que las palabras fluyan como un torrente. Pruébalo y verás cómo tu mente se aclara y se enfocan las ideas. Y, como dice Altman, no temas arrancar las páginas que no funcionan. ¡Es parte del proceso!

Reflexiones finales sobre la notable simplicidad

La simplicidad deleita. Sam Altman ha llevado a cabo un recordatorio refrescante en un mundo que busca constantemente lo más sofisticado y digital. A veces, lo que necesitamos es dar un paso atrás y optar por un enfoque más convencional. Escribir a mano es una herramienta poderosa que puede ayudarnos a mejorar no solo nuestra productividad, sino también nuestra creatividad y capacidad de análisis.

En un sentido más profundo, la narrativa del cuaderno de Altman nos invita a reflexionar: ¿qué estamos dejando de lado en nuestra búsqueda de la eficiencia tecnológica? Tal vez, la respuesta es el placer de perderse en el sencillo acto de escribir, de tomar notas y aprender a desechar lo que no sirve.

Así que la próxima vez que te sientas atrapado en un mar de ideas y notificaciones, recuerda a Sam Altman y a su cuaderno de espiral. Tal vez, la clave para la claridad está esperando en la punta de tu bolígrafo. ¿Te atreverás a probarlo? ¡Los garabatos te esperan!