La vela es un deporte que, al igual que un buen chiste, puede tener giros inesperados. En este sentido, el Gran Premio Deputación de Ourense nos regaló una experiencia que va más allá de lo deportivo; se trató de un verdadero festejo con ciertos toques dramáticos que resultaron casi cinematográficos. Vayamos al grano y desmenuzamos todo lo ocurrido en el Internacional de Optimist.
El escenario perfecto: Un paraíso para los navegantes
Imagine por un momento un paisaje idílico, con el viento susurrante acariciando el rostro y las aguas de Castrelo brillando bajo el sol. Esta fue la imagen perfecta que disfrutamos el viernes de la primera jornada. Con vientos del sudoeste a 10 nudos, la regata se desarrolló sin contratiempos y parecía que todo iba a ser un éxito rotundo.
Pero, como dicen, «no todo lo que brilla es oro»
El cielo, que lucía radiante, decidió rápidamente poner a prueba la fortaleza de los participantes. Solo unos minutos antes de que se diera la segunda señal de atención, una tormenta se desató en el horizonte. A menudo me he encontrado en situaciones similares, como aquella vez que decidí llevar a todos mis amigos a una acampada, y el clima se volvió loco, como si estuviera celoso de nuestra diversión. En este caso, el equipo de jueces, ante la inminente llegada de la tormenta, tomó la extraordinaria decisión de anular la segunda manga y llevar a los participantes a refugio. Buen juicio, sin duda. ¿Quién se atrevería a desafiar a la naturaleza?
Lo que pasó después: Calmadas y más tormentas
Después de la tormenta llegó… la calma. ¿Les ha pasado que cuando las cosas se ven demasiado bien, de repente algo sale mal? Así sucedió el sábado; la encalmada reinaba durante la mañana, frustrando las expectativas de las regatas restantes. Parecía que teníamos un juego de ajedrez marino que estaba en espera, esperando que alguna estrategia saliera a la luz.
De todas formas, las tormentas y los calmados no lograron opacar el ambiente de camaradería y pasión por la vela que impregnó cada rincón de la competición.
El Clinic internacional Aceites Abril: Una experiencia educativa de alto nivel
Vale la pena destacar el Clinic Internacional Aceites Abril, dirigido por el proverbial maestro Ero Pos, quien ganó fama como entrenador del oro olímpico en los Juegos de Tokio. ¿Alguna vez han estado en un taller en el que todo lo que escuchan parece oro puro? Así se sintieron los 30 afortunados alumnos que tuvieron la oportunidad de pasar tiempo con un verdadero maestro de la vela.
Los alumnos no solo asistieron a sesiones en el aula, sino que también practicaron a pie de regata. Hubo una suerte de chispa mágica en la atmósfera mientras Ero compartía sus conocimientos. Imagínense estar aprendiendo sobre táctica de veleros mientras el viento acaricia el mar. Definitivamente, un nivel académico de “toma nota” que no olvidaré en varias vidas.
Ero Pos se comprometió a regresar en el futuro, dejando a todos con ganas de más. ¿Es acaso esto un cliffhanger de una serie que todos queremos ver el próximo capítulo?
Medallero final: Triunfos imbatibles
Ahora, abordemos el momento que todos estábamos esperando. El medallero final fue una fuente de orgullo y alegría, destacando el impresionante desempeño de la Escuela del Real Club Náutico de Vigo. Con un total de cuatro metales: dos oros y dos platas, demostraron que cuando se trata de competir, no vienen a jugar.
Clasificación detallada
- 1º José Luis Ríos (RCN Vigo): El mago de las velas y el maestro de las corrientes. Seguro que le lanzan el ancla de la fama pronto.
- 2º Alma Chamorro (CM Canido): ¡Olé! Una competitora feroz que demostró que las chicas también saben navegar.
- 3º Roque González Llanos (RCN Vigo): Un buen ejemplo de que Gris no es el nuevo negro, pero sí el nuevo bronce.
- 4º Bruno Maure (RCN Vigo): Con un desempeño increíble, muestra que los mares son su segundo hogar.
- 5º Daniel Olivera (RCN Madrid): Uno de los nuevos talentos que ya da mucho de qué hablar.
- 6º Guillermo García (RCN Vigo): Otro valor seguro del RCN Vigo que también sabe lo que es navegar por la vida.
- Y no se olviden de los demás: Javier Ríos, Juan Camacho y la maravillosa tripulación del Club Marítimo de Canido que, aunque no tenían la victoria en la bolsa, se arrastraron con dosis de habilidad y arrojo.
Un podium lleno de sonrisas y alegrías
El Club Marítimo de Canido arrasó en la categoría femenina Sub16, llevando los trofeos y dejando una posteridad de aspirantes a la reina del mar. Un verdadero homenaje a la perseverancia y espíritu deportivo, donde el trabajo en equipo es la clave del éxito.
Medallero Final
- Real Club Náutico de Vigo: 2-2-0
- Club Marítimo de Canido: 1-1-2
- Club de Vela Viana do Castelo: 1-1-0
- Real Club Náutico de Madrid: 0-0-1
- Monte Real Club de Yates de Baiona: 0-0-1
Una mirada hacia el futuro
Las historias de este Gran Premio no solo se trataban de los trofeos, sino de los momentos compartidos, de los nuevos aprendizajes y sueños. En un mundo donde la velocidad y la competencia pueden consumirnos, la vela nos recuerda la importancia de pausar y disfrutar del viaje.
Y ustedes, ¿cuál fue su recuerdo favorito de una competición? Me encantaría saberlo. Cada experiencia, cada experiencia en el agua, se suma a la construcción de la comunidad y a la herencia de este hermoso deporte.
Al final del día, lo que realmente importa no son solo las posiciones y medallas, sino las amistades forjadas, las risas compartidas y, por supuesto, esas anécdotas que más tarde convertimos en leyendas. ¿Quién no quiere ser parte de una historia épica de intriga, humor y, por supuesto, veleros desafiando tormentas?
Así que, levanten sus copas (o sus botellas de agua), y brindemos por más aventuras en el Gran Premio Deputación de Ourense. ¡Hasta la próxima, marineros! 🌊⛵