En el mundo de la religión, la devoción y la cultura local, pocas cosas pueden ser tan emocionantes como una procesión. La combinación de fe, arte y comunidad se entrelazan en una tradición que no solo honra a la divinidad, sino que también conecta a las personas a un nivel más profundo. Este año, en Alcalá, la Virgen de los Dolores se presenta como una figura central en una celebración que promete ser memorable.

Un evento excepcional para una figura excepcional

La Virgen de los Dolores no es solo una imagen más; es un símbolo que ha acompañado a la comunidad a lo largo de las décadas. ¿Sabías que no suele procesionar? Es bastante peculiar que se convierta en el centro de una gran celebración, y la razón detrás de esto tiene que ver con su historia y la particularidad del evento programado. La última vez que procesionó fue en un contexto que traía consigo una mezcla de nostalgia y alegría, y este año, bajo el nombre «Aniversario Servita», promete ser igualmente emotivo.

La Asociación Musical de La Algaba se unirá a esta celebración, llenando las calles con los acordes de la nueva marcha «Aniversario Servita», compuesta por José Antonio Aguilar Ortiz. Imagínate la escena en la que la música acompaña la procesión, elevando el espíritu de todos los presentes. No hay nada como una banda musical para que las emociones fluyan y la comunidad se una en un mismo latido.

La corona que la vistió de gala

Una de las características que más llamará la atención es la nueva corona de plata de ley que lucirá la Virgen. Esta joya, creada por los talleres de Orfebrería Bernet, sigue un estilo rococó y presenta una ornamentación exquisita de hojarascas y motivos vegetales, muy similar a la antigua corona que llevaba antes de 1936. Se dice que la historia de una imagen se cuenta no solo a través de su luz y su presencia, sino también a través de los adornos que la complementan.

Además, la imagen portará la Medalla de la Ciudad, que fue impuesta por Ana Isabel Jiménez Contreras, la alcaldesa, el 27 de septiembre. Debo confesar que al ver estos momentos ceremoniales, se me llena el corazón de gratitud y emoción. Junto a la saya y el manto negro bordado en oro, todo parece estar en su lugar para un evento monumental. ¿Quién podría imaginar un desfile de devoción, arte y cultura que no implique un poco de brillo?

Un recorrido que une corazones

La procesión comenzará a las 21:00 horas, partiendo de la impresionante Parroquia de San Sebastián. El recorrido será un festín para los sentidos, comenzando por Gutiérrez de Alba y pasando por puntos emblemáticos como Plaza Cervantes y el Ayuntamiento. Me pregunto cómo será caminar por aquellas calles desbordantes de personas, todas unidas en una celebración que trasciende el tiempo y el espacio. ¡Ah, los recuerdos que se forjan en estas ocasiones!

A lo largo del recorrido, 35 costaleros, liderados por los capataces Francisco J. Andrade Pernía y Enrique Pavón Benítez, llevarán a la Virgen en sus hombros, conectando el mundo terrenal con lo divino. La carga no es solo física; es emocional y simbólica. ¿Alguna vez te has sentido como uno de ellos, llevando el peso de las expectativas e ilusiones de una comunidad?

Interacción entre devoción y civilización

Uno de los aspectos más fascinantes de esta procesión es el significado que tiene para la comunidad. Desde los hermanos con cirio hasta las hermanas con mantilla, todos contribuirán al cortejo, representando a varias hermandades de diferentes localidades. La reunión de tantas personas, algunas con raíces profundas en la región y otras venidas de lejos, crea un ambiente casi mágico.

Antes de iniciar la procesión, se celebrará una Solemne Misa Pontifical presidida por Monseñor José Ángel Saiz Meneses, Arzobispo de Sevilla. Aquí es donde la religión se encuentra con la comunidad y da paso a una celebración que va más allá de lo espiritual; se convierte en un homenaje a unos 50 años de historia compartida.

Un año de celebraciones: historia y futuro

Iniciando en enero de 2023, se constituyó una comisión integrada por diversos colectivos de la hermandad para organizar una serie de actividades en preparación para esta efeméride. Desde triduos litúrgicos, hasta conferencias y exposiciones en el museo de las hermandades, el esfuerzo ha sido monumental.

El programa también incluyó actividades de carácter cultural y formativo. Sin embargo, quizás lo más conmovedor fue el desarrollo de un programa de caridad que busca ayudar a aquellos menos favorecidos en la comunidad. Es un recordatorio de que, aunque la procesión es un evento importante, el verdadero corazón de la celebración radica en el servicio y la unidad.

Un cierre que marca un nuevo comienzo

Con la procesión, se dará un cierre a todos estos eventos, pero también un nuevo comienzo. ¿Por qué la gente busca la conexión con su fe de esta manera? Quizás porque, en el fondo, todos necesitamos un sentido de pertenencia. La procesión de la Virgen de los Dolores no es solo un evento; es una reafirmación de los lazos comunitarios que nos unen.

Así que, si alguna vez te encuentras en Alcalá y escuchas el sonido de las campanas y el eco de la música que se entrelaza con gritos de devoción, recuerda que estas no son solo notas al azar; son cimientos de una historia que se ha construido con amor, fe y, por supuesto, un poquito de drama.

Reflexiones finales

La celebración de la Virgen de los Dolores va más allá de la religión; es una manera de conectar, de recordar y de celebrar nuestras raíces. En un mundo lleno de desafíos y cambios constantes, eventos como este nos ofrecen un espacio para detenernos, reflexionar y encontrar sentido. Y quién sabe, tal vez al final del recorrido, descubras que llevas contigo un poco de la historia de la comunidad, encapsulada en tu propio corazón.

En este sentido, espero que todos los que tengan la oportunidad de asistir a la procesión puedan cargar no solo con las imágenes y los recuerdos, sino también con el legado de amor que trasciende el tiempo y el espacio. Así que, si este año tienes la suerte de encontrarte en Alcalá, permítete dejarte llevar por la música, la devoción y el espíritu de comunidad. Porque, al final del día, ¿qué más se puede pedir?