Vivimos en un mundo interconectado, donde las noticias llegan a nosotros más rápido que un café en una máquina expendedora (sí, ese tipo de rápido). Sin embargo, hay problemas en el mundo que parecen quedar relegados a un rincón oscuro, como esos libros que compramos con buenas intenciones y luego olvidamos en la estantería. Hellen Nyakundi es una de esas voces que resuena en este espacio olvidado: un rincón donde las enfermedades tropicales desatendidas (ETD) afectan a millones, pero suelen pasar desapercibidas en la conversación global. En este artículo, exploraremos el trabajo inspirador de Hellen y cómo su enfoque integral puede marcar la diferencia en la lucha contra estas enfermedades.

Un viaje de 100 km para obtener atención médica

Imagina que tienes una enfermedad grave y para recibir tratamiento tienes que recorrer más de 100 kilómetros. Esa es la dura realidad que enfrentan muchos pacientes en el condado de Baringo, Kenia. Hellen Nyakundi, investigadora y experta en salud global, lo sabe de primera mano. Ella ha visto cómo estos pacientes, que sufren de leishmaniasis visceral, son forzados a atravesar esas distancias desalentadoras.

Hellen relata que el tratamiento para esta enfermedad letal requiere un ingreso hospitalario de 17 días, durante los cuales a los pacientes se les deben administrar dos inyecciones diarias. Pero si el tratamiento no se lleva a cabo, las estadísticas son alarmantes: un 95% de los casos que no reciben atención mueren en un lapso de dos años. ¿Es esto realmente aceptable en pleno siglo XXI? La respuesta, por supuesto, es un unánime no.

La importancia de alimentarse: más que un hecho obvio

Durante una charla reciente, Hellen hizo una observación que me hizo reír (en el buen sentido): “Hay que alimentar a los ingresados”. Suena obvio, ¿verdad? Pero en el contexto de la leishmaniasis visceral, y muchas otras ETD, lo evidente se olvida con frecuencia. Desde la falta de presupuesto para el transporte de vacunas que terminan caducando hasta el envío de equipos diagnósticos a áreas sin electricidad. Es como si el mundo de la salud global tuviera una mala racha en su juego de «¿Dónde está la lógica?»

La desconexión entre África y Occidente

Lo que Hellen señala es un problema más grande: los tomadores de decisiones que viven a miles de kilómetros no siempre comprenden las necesidades locales. En África, existe una dependencia del 100% de las decisiones tomadas en Occidente, lo que crea un sistema disfuncional. Ella menciona una verdad dolorosa: “No necesitamos que alguien de la OMS planee desde Ginebra cómo tratar las enfermedades que hay en África”.

La ironía aquí es palpable: tenemos mentes brillantes en África que podrían resolver estos problemas, pero muchas de ellas han migrado a EE. UU. y Europa en busca de mejores oportunidades. Es como tener una alineación de ensueño en un equipo de fútbol, pero sin el campo adecuado para jugar. Los investigadores se ven forzados a salir en lugar de hacer la diferencia en sus comunidades.

El impacto devastador de las enfermedades tropicales

Las ETD son un grupo de enfermedades que, aunque afectan a menos personas que la tuberculosis o la malaria, comprometen la salud y el bienestar de más de mil millones de personas alrededor del mundo. Perdón, ¿mencioné que es devastador? Muchas de estas enfermedades pueden provocar discapacidad de por vida, lesiones graves y, a menudo, un estigma social endémico. En este punto, no podemos simplemente dejarlas a la deriva como si fueran una antigua colección de discos de vinilo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha apuntado a reducir en un 90% las personas que requieren tratamiento para estas enfermedades y eliminar al menos una en 100 países para 2030. Hellen es optimista y considera que con los esfuerzos adecuados, puede que dejemos de ver estas enfermedades como un problema de salud pública en menos de una década. Pero, ¿cuánto se ha hecho realmente hasta ahora?

Un enfoque integral: la clave para el éxito

Nyakundi argumenta a favor de un enfoque holístico, que no se limite solo a la administración de medicamentos. Sencillo, ¿verdad? Pero en la práctica, requiere mucho más que apenas arrojar pastillas a una población. Implica la educación comunitaria y la infraestructura adecuada.

Por ejemplo, en la región de Baringo, solo el 22% de las comunidades tienen acceso a agua limpia y solo el 10% de las casas disponen de baños. ¿Cuánto valor tiene un tratamiento para el tracoma si, al final del día, las condiciones que permiten su propagación persisten? Si el 90% de la población todavía defeca al aire libre, es poco probable que el contagio se detenga.

Lecciones de Bangladés

Un caso exitoso es el de Bangladés, que ha logrado eliminar la leishmaniasis al aplicar una hoja de ruta establecida por la OMS. Aquí, la estrategia se basa en un diagnóstico y tratamiento precoz, un sistema de vigilancia para detectar brotes y la investigación para mejorar tratamientos. La movilización social para educar a la gente sobre los peligros de estas enfermedades y cómo prevenirlas es igualmente crucial. En muchos aspectos, se podría considerar como un trabajo en equipo muy bien coordinado, donde todos tienen un papel importante que desempeñar.

Hellen se asegura de aplicar ese enfoque paso a paso: ha formado a más de 140 sanitarios en Baringo y ha implementado una clínica móvil para llegar a las comunidades más alejadas. Cada avance es un paso más cerca de un mundo donde stop el “¿Dónde está la lógica?” se convierta en “¡Guau, qué increíble sí lo hemos logrado!”.

Preguntas que debemos hacernos

A medida que exploramos el trabajo de Hellen, es vital que nos hagamos preguntas a nosotros mismos y a nuestra sociedad. ¿Cómo podemos apoyar iniciativas como las de Hellen? ¿Qué podemos hacer para que las voces de los expertos en salud de África sean escuchadas en toda su voz?

Considerando que muchas de estas enfermedades pueden ser prevenidas con simples cambios en la infraestructura y una mayor inversión en salud pública, parece que la solución está en nuestras manos. ¿Qué estamos esperando?

Mirando hacia el futuro

El futuro de la salud global depende de cómo abordamos las ETD. Hellen Nyakundi es una inspiración en una lucha aparentemente interminable, demostrando que incluso con recursos limitados, podemos hacer una diferencia. Su trabajo no solo se ocupa de las estadísticas; su enfoque es humano, entregando atención a las comunidades que más lo necesitan. Esta visión integral es lo que necesitamos y con cada paso, juntos, podemos lograr un impacto duradero.

Así que mientras tomamos nuestro café de la mañana, recordemos que el mundo tiene sus propias “luchas invisibles”. Tal vez, solo tal vez, si todos hacemos un pequeño esfuerzo, podemos ayudar a que las noticias sobre la salud global no sean solo un susurro apagado, sino un llamado a la acción resonante en todo el planeta. ¿Te unes a esta lucha?

En definitiva, las enfermedades tropicales desatendidas están lejos de ser ~un problema de segundo nivel~. Con el enfoque holístico que Hellen Nyakundi propone y el compromiso de las comunidades, hay esperanza. Después de todo, muchas veces, el primer paso para cambiar el mundo es simplemente reconocer que esos problemas grandes y complejos merecen un poco de nuestra atención.