Hey, ¿sabías que nuestras costas españolas han sido invadidas? No, no te alarmes, no te estoy hablando de extraterrestres ni de vikingos atrasados. Se trata de una invasión silenciosa, lentamente devoradora. En los últimos nueve años, una especie de alga zombie se ha propagado, aniquilando la flora y la fauna autóctonas: se llama Rugulopteryx okamurae. Esta alga invasiva, procedente de Asia, no es cualquier molestia del veraneante: está afectando a pescadores y sectores hosteleros y, en un giro dramático de los acontecimientos, podría suponer una amenaza para nuestro preciado pulpo a la gallega.
Dramatismos aparte, ¿sabes qué es lo chocante de toda esta situación? Como siempre, el problema venía de lejos, flotando en grandes mercantes hasta alcanzar nuestras costas. Pero cuando parece que todo está perdido, ¿quién acude en nuestra ayuda? Efectivamente, la ciencia, en sus brillantes batas blancas.
El Laboratorio de Biología Marina de la Universidad de Sevilla ha entrado en escena, y sus investigadores han encontrado la fórmula para, al menos, detener el avance de nuestros invasores vegetales. ¿Qué te parece si nos adentramos en esa aventura? No hay promesa de explosiones al estilo Hollywood, pero te aseguro que la historia no tiene desperdicio.
Un punto débil para la intrusa: ¿Cómo luchar contra la invasora?
El triunfo de estos investigadores, liderados por Enrique Ostalé, doctor en Biología, no es poco decir. Han hallado una estrategia para mantener a raya a la Rugulopteryx, lo cual permitirá que especies autóctonas actualmente amenazadas comiencen a recuperarse.
¿El plan? En su sencillez radica su genialidad. Tras identificar las áreas de interés, realizan una limpieza manual meticulosa. Nada de pesticidas o químicos agresivos, tan solo una buena dosis de paciencia, y las indispensables espátulas. Deben hacerlo al menos dos veces al año, en primavera y verano, precisamente cuando la alga está más débil.
Aquí tú te preguntarás, ¿pero realmente funciona? Bueno, te cuento que estos investigadores son como el Sherlock Holmes de las algas invasivas. No basta con presentar un plan para ver si funciona, han probado su receta en el terreno. Les ha llevado un año probar su método en Ceuta, primer lugar en sufrir la invasión de la Rugulopteryx. Y sí, la estrategia ha funcionado.
Hacia el monte Hacho: la batalla en campo abierto
Ahora, adentrémonos en la prueba de campo. Ostalé y su equipo robustamente constituido por los biólogos Álvaro Sabino y Antonio Martín, escogieron con pinzas un trozo del Monte Hacho. Esta zona de la costa de Ceuta está declarada Lugar de Importancia Comunitaria y de gran valor ambiental, sin embargo, el alga asiática erradicó toda la vida nativa presente. La tarea, aunque extenuante, fue simple en ejecución: vaciar las zonas afectadas y retirar el alga.
¿Cómo lo midieron todo? Simple, establecieron cuadrículas de 25×25 centímetros para medir el esfuerzo requerido en tiempo y, por supuesto, en dinero. Tras ello, trabajaron en una franja de 2.200 metros, retirando algo más de 300 kilogramos de alga. ¡Hablemos de un buen día de ejercicio!
Una lucha decidida pero prudencial: lo que nos espera
Estamos ante una batalla a largo plazo, eso es seguro. Sin embargo, la luz al final del túnel es clara: este protocolo puede permitir la recuperación y supervivencia de las especies nativas afectadas. Recordemos que nuestro enemigo no ha limitado su expansión a nuestras costas. ¿Quién sabe si este plan será una eventual salvación para Francia, Marruecos y Portugal, que también sufren su invasión?
En fin, la naturaleza, y todos sus problemas, tiende a recordarnos la importancia de actuar de manera responsable y consciente. ¿Un mensaje para llevar? Vigilemos nuestras acciones, incluso las más pequeñas. Como passajera escondida en un buque mercante, la Rugulopteryx okamurae nos recuerda cómo los actos más simples pueden tener consecuencias a gran escala. Y sobre todo, no subestimes nunca a las quietas y verdeantes algas… ni a los biólogos andaluces armados con espátulas. Ya sabes, hasta luego y recuerda: ¡Cada esfuerzo cuenta!