El próximo 20 de mayo se marcará un hito en la historia de la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme). Las elecciones para elegir al nuevo presidente de la patronal están generando un ambiente de tensión y expectativas. Si bien la política enmarcada en el mundo empresarial puede parecer algo lejano y aburrido, créanme, este duelo tiene un encanto propio que, como buen amante de las historias, me entusiasma compartir con ustedes.
Una pelea entre titanes: Cuerva contra de Miguel
En la esquina izquierda, tenemos al actual presidente Gerardo Cuerva, que ya lleva desde 2019 liderando la patronal y que, sinceramente, parece que no tiene intención de abandonar el ring. En la esquina derecha, contamos con Ángela de Miguel, presidenta de la Confederación Vallisoletana de Empresarios CEOE-Cepyme y candidata respaldada por el influyente Antonio Garamendi. Con tanto respaldo, ¿puede Cuerva lograr mantenerse en el poder? ¡Qué emocionante!
Desde el anuncio de que la fecha estaba fijada, las encuestas han estado funcionando a su máxima capacidad, y las redes se llenan de especulaciones sobre quién tiene más probabilidades de ganar. Pero lo que realmente destaca en este combate no es solo la ambición de sus protagonistas, sino el contexto que los rodea: una guerra interna que parece estar a punto de escalar.
Un proceso electoral «limpio, transparente y constructivo»: ¿es posible?
Cuerva ha hecho un llamado a que este proceso electoral sea “limpio, transparente y constructivo”, algo que, francamente, suena más fácil de decir que de hacer. Sabemos que en el mundo empresarial, y en especial en las organizaciones como Cepyme, las guerras de informes jurídicos y las batallas de poder son el pan de cada día. Pero, ¿es realmente posible limpiar la jugada en un campo de batalla lleno de intereses encontrados?
A esto se añade el tema de la delegación de voto. Inicialmente, la Junta Directiva de Cepyme había querido limitar esta opción, un cambio que llevó a tensiones entre el Comité Ejecutivo y los partidarios de Cuerva, creando una especie de «telenovela» que muchos de nosotros estábamos esperando ver. Y qué ironía, el mismo hombre que había fomentado la reforma del reglamento ahora se encuentra en la cuerda floja tratando de mantener intacta esta delegación de voto.
Pregunta retórica: ¿Quién no disfruta de un buen drama empresarial?
La guerra de los informes jurídicos
La batalla legal que se ha desatado es un ejemplo perfecto de cómo el tejido empresarial puede convertirse en un campo de guerra. Según los rumores, la disputa por la legalidad de la reforma ha llevado a ambos bandos a buscar respaldo y justificativos en bibliotecas jurídicas, en lugar de salir a tomarse un café y discutir como personas civilizadas. Este es un fenómeno común, no solo en Cepyme, sino en muchas organizaciones. Las personas tienden a dejar de lado las discusiones constructivas por un ataque directo a las normas que más les convienen.
Me recuerda a cuando tratamos de resolver alguna disputa con un amigo sobre quién se quedó con el último trozo de pizza. Puede que la respuesta lógica sea compartir, pero siempre hay alguien que termina buscando en Google «uso compartido de pizzas». Al final, en vez de comer juntos, terminamos discutiendo sobre qué restaurante es el mejor.
Contextualizando la situación actual
Ahora, hablemos de la situación más amplia que rodea a Cepyme. Gerardo Cuerva no es un don nadie en el mundo empresarial. Desde que asumió la presidencia, ha sido una figura influyente, pero no exenta de controversias. Su decisión de impulsarle estas reformas demuestra que no le teme a la lucha. Así las cosas, la reelección no solo se trata de ser el más popular, sino de convencer y unificar a diversas facciones en un entorno en el que todos tienen una opinión.
Es aquí donde juega un papel crucial la opinión pública, que tiene su propia forma de medirse en ésos peculiaridades. Las pequeñas y medianas empresas son el motor del país, y sus líderes, como Cuerva y de Miguel, son los que tienen la capacidad de cambiar las cosas. Pero con esa capacidad viene una gran responsabilidad. Porque, a fin de cuentas, ¿quién puede olvidar la famosa frase: «Con gran poder, viene una gran responsabilidad»?
Analizando a los candidatos
Gerardo Cuerva: Un líder con experiencia
Gerardo Cuerva asumió la presidencia de Cepyme en 2019, con la intención de transformar y modernizar la organización. Su estilo de liderazgo, marcado por la ambición y la determinación, le ha permitido obtener una reevaluación unánime del Comité Ejecutivo en 2021. Pero, ¿es esta suficiente garantía de éxito? Muchos analistas creen que la realidad del entorno empresarial es diferente y que el éxito no siempre se mide en términos de votos, sino en la capacidad de generar un cambio real.
Lo que juega a favor de Cuerva es su deseo por mantener la delegación de voto, que parece ser el principal galardón en juego en esta contienda. Esto podría interpretarse como un intento de fortalecer su base de apoyo justo antes de la contienda electoral. ¿Pero será suficiente?
Ángela de Miguel: La novedad que destaca
Por otro lado, Ángela de Miguel representa la frescura y la disidencia. Con su respaldo por parte de la CEOE, se alza como una mujer comprometida con los derechos de las pequeñas y medianas empresas. El apoyo de Garamendi no se puede subestimar, ya que la CEOE es una entidad de gran influencia en el sector y, a menudo, la palanca para la toma de decisiones significativas a nivel nacional. Su entrada en la contienda añade un interesante giro a la narrativa. ¿Podrá de Miguel capitalizar la creciente disconformidad contra el liderazgo mínimo que han encontrado muchas empresas en el contexto de la pandemia y el post-pandemia?
Reflexiones y anécdotas personales
Me acuerdo de cuando era más joven e ingenuo, y creía que los líderes de las empresas eran todos amigos que disfrutaban de una tarde jugando golf. ¡Qué error! La realidad es que en el mundo empresarial se toman decisiones que pueden afectar a cientos de miles de trabajadores. La lucha por el poder en las organizaciones es feroz, y a menudo se siente como una competencia de hasta dónde puede llegar uno para asegurar su posición.
Al final del día, todos buscamos lo mismo: ser escuchados y hacer nuestra contribución valiosa. Si los candidatos se olvidan de esto, están cometiendo un gran error: los partidos, como en la política, siempre tienen a los ojos del público sobre ellos. Esto es algo que debemos recordar, no importa si estamos al borde del negocio como el capitán de un barco o como miembros de la tripulación.
Conclusión: ¿Qué esperar?
La contienda del próximo 20 de mayo no es solo una pelea por el liderazgo de Cepyme. Es una representación de cómo las pequeñas y medianas empresas deben navegar en aguas turbulentas que involucran burocracia, conflictos de intereses y desafíos de representación. La historia que se despliega ante nosotros el próximo mes podría definir el rumbo de cientos de empresas en el país.
Así que, queridos lectores, mantengan los ojos abiertos mientras esta historia se desarrolla. La política empresarial puede no ser lo más emocionante del mundo, pero siempre trae consigo lecciones sobre ambición, poder y la esencia misma del espíritu empresarial. ¿Quién ganará al final? Solo el tiempo lo dirá, pero lo que es seguro es que, sin importar el resultado, habrá un flamante cargo en juego y con él, nuevas oportunidades para todos.
Y como siempre, no olviden que, detrás de cada cifra y cada liderazgo, hay historias de esfuerzo, pasión y, a veces, unas buenas risas. ¡Eso es lo que hace que todo valga la pena!