En un rincón de España, donde la historia se mezcla con la modernidad y las mujeres han levantado la voz en calles que conocen bien, el 8 de marzo de 2023 marcó un hito significativo. Zaragoza vibró al ritmo de una marea feminista que, como un torrente imparable, llevó a unas 4.200 personas a manifestarse por la igualdad de género. Para aquellos que creen que el feminismo ya cumplió su misión, ¡es hora de despertar! La lucha continúa, y no hay señal de que se detenga.
Un paseo por la historia: ¿dónde estamos ahora?
Cuando escucho a mis amigos hablar sobre el feminismo, a menudo me encuentro en una divertida encrucijada. Mientras algunos lo ven como una lucha anacrónica, me pregunto: ¿acaso el mundo ha llegado a un punto en el que ya no se necesita defender los derechos de las mujeres? Este 8M no solo fue una manifestación; fue un recordatorio de los siglos de lucha, sacrificios y, por supuesto, los siglos de historias que han sido silenciadas.
Zaragoza, con su rica tradición e historia, se transformó en un mar de pancartas, voces que clamaban por una igualdad real. Las marchas se montaron desde el bullicioso paseo Independencia hasta el emblemático plaza del Pilar, testigo de tantas reivindicaciones, no solo de las mujeres, sino de todo un pueblo que busca justicia y equilibrar la balanza.
Las voces que hacen eco
Sara estaba allí, empoderada, rodeada de sus amigas. Su grito de guerra resonaba: “Nunca debemos dejar de luchar por lo que es justo.” Este tipo de proclamaciones se escucharon por toda la plaza, y puedo casi imaginar a sus amigos en ese momento, incapaces de salir de su asombro porque, seamos honestos, no todos los días se ve una chica de 20 años defender una causa con tal honestidad y fervor.
Carlota, la hija de Erika, absorbía cada palabra. «¿Es realmente tan complicado? Ser mujer y recibir el mismo salario que un hombre por el mismo trabajo», podría haber preguntado si hubiera estado allí. La inocencia de los más jóvenes es un recordatorio de que es nuestra responsabilidad prepararlos para un mundo más equitativo. La ilusión de Carlota demuestra que el futuro tiene el potencial de ser brillante, pero solo si tenemos el coraje de luchar por él.
¿Es el feminismo solo para mujeres?
La respuesta corta es un rotundo no. En medio de la multitud, José, un hombre comprometido con la causa, demostró ser uno de los muchos hombres que se están dando cuenta de la importancia de estar al lado de las mujeres en esta lucha. A menudo, se piensa que el feminismo es un tema exclusivo de mujeres, pero al igual que no se puede erradicar una chispa de fuego sin agua, no se puede avanzar en la igualdad sin la colaboración de todos.
La brecha salarial de un 24% entre mujeres y hombres en Aragón es una cifra que debería horrorizar a cualquier persona con un poco de sentido de la justicia. ¿No es irónico? En tiempos de avances tecnológicos y progreso, seguimos arrastrando las cadenas del pasado.
La solidaridad no entiende de géneros
Las declaraciones de la ministra Pilar Alegría resonaron como un eco poderoso en medio de la multitud. Sostener que estamos ante una “ola ultra que quiere devolvernos a tiempos pasados” es una afirmación preocupante. Tal vez es fácil ignorar lo que sucede en otras partes del mundo, donde las mujeres siguen luchando por sus derechos como en Palestina o Ucrania. La manera en que el patriarcado busca ganar terreno es un tema que no podemos permitirnos el lujo de pasar por alto.
La ministra lo puso claro: “Es importante seguir avanzando hacia la igualdad”. Con estas palabras, se logró generar un sentido de urgencia, comparable a cuando prendes la televisión y ves que hay una nueva serie sobre derechos humanos. La emoción y la rabia que afloran son casi palpables.
Un futuro que debe ser forjado
En la manifestación, Edelmira, una veteranísima en la lucha, recordó lo que fue el pasado. “Antes, nos corrían durante las manifestaciones”, decía con una chispa de humor que nos recuerda que aunque hemos avanzado, no estamos a salvo. Cada paso hacia la igualdad ha sido un logro, pero la misión continúa.
“Hay mucho más que conquistar”, afirmaron las jóvenes activistas. Una afirmación que se hace eco en la realidad que enfrentamos hoy. ¿Podríamos, entonces, ser la generación capaz de cerrar la brecha?
La meta es ambiciosa, pero necesario; debemos acostumbrarnos a hablar de igualdad de género no solo como un lema, sino como un compromiso genuino. Y cuando digo genuino, me refiero a un compromiso que se enseña a nuestros hijos, que se incorpora en nuestras escuelas, y que se habla en nuestra vida diaria.
La lucha: presente y futura
Analizar la situación actual del feminismo no es solo tratar de entender lo que ha sucedido. Involucra también reflexionar sobre el camino que aún queda por recorrer. Es un viaje intergeneracional, uno que debemos abordar juntos. Para que Sara y Carlota puedan vivir en un mundo donde sus derechos no se cuestionen, es fundamental continuar la lucha que comenzó hace tantos años.
La historia del feminismo está llena de matices, y la colaboración es vital. Ya sea que uno se siente en la manada de mujeres que marchan por calles adoquinadas o en el hogar, apoyando a sus hijas, hermanos o parejas en su defensa por la igualdad, cada acción cuenta.
Conclusiones que retumban
Así que la próxima vez que te encuentres con alguien que se pregunte si la lucha feminista ha terminado, tómate un momento para reflexionar. Las cifras son claras, las historias son conmovedoras y la realidad es innegable. El feminismo es más que una opción: es una necesidad.
Podríamos decir que el 8 de marzo de Zaragoza fue solo un día más en el calendario, pero para aquellos que asistieron, fue una manifestación de esperanza y de poder, una marea que, sin duda, no se detiene. La historia continúa escribiéndose, y depende de nosotros asegurarnos de que cada página sea una declaración de igualdad, inclusión y justicia.
¿Estás listo para ser parte de esta historia? 🍀