El 8-M, Día Internacional de la Mujer, suele traer consigo una mezcla de emociones, reflexiones y, a veces, hasta un poquito de controversia. Imagínate un auditorio repleto de gente, algunas con pañuelos morados y otras sosteniendo carteles que dicen “Sánchez, no nos dejes en el olvido” y tú ahí, pensando en si deberías haber tomado un café antes de venir. Esta ha sido la atmósfera en la que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha echo su estruendoso llamado a la lucha contra el machismo tóxico, un tema que, a pesar de contar con la atención de muchos, parece aún tener un largo camino por recorrer.

¿Y qué ha sido lo que ha dicho exactamente? Permíteme llevarte a través de los puntos más destacados de su discurso, así como algunas reflexiones y anécdotas personales sobre el significado del feminismo en la actualidad.

El «machismo tóxico» y su innegable presencia en la política

“¡No hagamos caso a los propagandistas de este machismo tóxico!”, clama Sánchez con una energía desbordante, casi como un coach motivacional en medio de un equipo de baloncesto animado justo antes de un partido Final. Y es que, aunque muchos de nosotros podríamos pensar que el machismo es un tema del pasado, su sombra sigue siendo alargada, especialmente en ciertos círculos políticos.

Lo irónico de este contexto es que, tras su llamado, el propio Sánchez se encuentra en el ojo del huracán por las acusaciones de acoso que involucran a miembros de su partido. ¿No es un poco absurdo hablar de un cambio cuando el problema persiste a su alrededor? Aquí es donde me gustaría preguntarte: ¿qué significa realmente feminismo para ti?

Cada vez que escucho “feminismo”, me viene a la cabeza mi madre, que siempre decía: «Hay que ser justos, pero también hay que saber luchar». Creo que en su sabiduría popular se encuentra una clave interesante que conecta hasta el discurso de Sánchez.

Un llamado a la unión y el poder de la lucha colectiva

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, también ha hecho hincapié en la importancia de que el movimiento feminista esté unido para avanzar. “Frente al divide y vencerás que pretenden imponernos…”, decía, y yo no pude evitar recordar mis propias experiencias en las que la falta de unión ha precipitado el fracaso de diversos proyectos, desde el colegio hasta actividades familiares.

Tal vez has tenido una compañera de trabajo que, por envidias o rivalidades innecesarias, terminó saboteando un gran proyecto. Esto se siente aún más palpable en el ámbito social y político, donde la división puede hacer que las reivindicaciones se pierdan en un mar de egos y rencillas.

La verdad es que, si hay una lección que nos podemos llevar de estas alineaciones políticas es que la unión es nuestra fortaleza. Cuando el feminismo se encuentra fracturado, se vuelve más fácil para los críticos retomar la narrativa sobre cuál debería ser el camino a seguir. Pero, si logramos mantenernos juntos, hay mucho más potencial para cambiar el rumbo del diálogo.

La brecha salarial: un asunto de justicia, no de caridad

Sánchez ha mencionado las brechas que aún persisten en la sociedad española en términos de igualdad salarial, lo que lleva a otro ciclo de reflexión. ¿Sabías que, según datos de Eurostat, las mujeres en España ganan un 28% menos que los hombres en promedio? ¿No es tremenda esta cifra? No se necesita ser un genio de las finanzas para entender que, si una mujer gana menos por el mismo trabajo, no solo se afecta su economía, sino que también perjudica el sustento familiar en muchos casos.

Durante la charla, mientras escuchaba sobre brechas y desigualdades, tuve una pequeña crisis existencial. Recordaba cuánto tiempo pasé en la universidad tratando de demostrar que mi esfuerzo valía tanto como el de mis compañeros hombres. En esos momentos, las charlas de “tú puedes lograrlo” se convertían en una especie de mantra. Pero, ¿qué ocurre cuando el campo de juego no es parejo?

Para aquellas mujeres emprendedoras que constantemente se ven desanimadas por la brecha en la financiación, el mensaje es claro: no hay que rendirse. Las políticas de Sánchez y su Gobierno buscan cambiar esto, y cualquier esfuerzo hacia la igualdad debería ser aplaudido.

La importancia de escuchar a las nuevas generaciones

Un momento destacado en el discurso de Sánchez fue su referencia a las diferencias entre la “España de la dictadura” y “la España de 2010”. En sus palabras, se deducía que las mujeres jóvenes de ahora no solo están más empoderadas, sino que también tienen un claro sentido de los derechos. Esto, en mi opinión, es motivo suficiente para sentirnos optimistas.

Me encanta conversar con jóvenes sobre sus concepciones del feminismo y muchas veces me sorprende la claridad con la que articulan sus pensamientos. Es refrescante escuchar sus perspectivas, que pueden ser radicalmente diferentes a las de las generaciones anteriores. Esto me lleva a un planteamiento intrigante: ¿estamos realmente creando un movimiento inclusivo que también respete y escuche esas voces más jóvenes?

La paridad, el empoderamiento y el acceso a oportunidades son claves que llegan de la mano de esta nueva generación. No podemos olvidarnos de involucrarlas en estas conversaciones, ya que son ellas quienes empujarán las fronteras del feminismo hacia adelante.

Balancemos la balanza: la política y la sociedad

A pesar de que el discurso de Sánchez está lleno de buenas intenciones, siempre queda la pregunta: ¿las acciones que se toman realmente reflejan las promesas hecha? El hecho de que el liderazgo haya asumido un rol proactivo en pro de las mujeres es laudable, pero es necesario profundizar en cómo se implementan estas políticas. La realidad puede ser bastante diferente a la visión idealista que se ofrece desde el estrado.

Hay quienes critican, con razón, que hay un largo trecho entre proclamaciones y realidades. Y aquí es donde viajamos a la historia contemporánea, donde movimientos como el #MeToo han agitado la conciencia social, pero al mismo tiempo nos enseñan que todo esto requiere un esfuerzo genuino y sostenido.

Mirando hacia el futuro: un país referente en igualdad

En última instancia, la visión de que España se posiciona como un referente global en igualdad es un faro de esperanza. Quienes trabajamos activamente en esta causa sabemos que no es solo un objetivo, sino una forma de vida. Esta lucha es sobre algo más grande que uno mismo; es sobre las futuras generaciones, sobre garantizar que nunca tengan que luchar las mismas batallas.

Sánchez ha dejado clara su postura: “No vamos a ceder ni un milímetro ante aquellos que quieren retroceder”. Una frase poderosa que invita a una reflexión profunda. Pero, y aquí va otra pregunta retórica, ¿el compromiso es suficiente para generar un cambio tangible?

A veces, hay que preguntarse si nuestras acciones reflejan nuestras palabras. La lucha por la igualdad no debe ser un mero discurso, sino un compromiso real en cada rincón del país.

Conclusión: un camino lleno de retos y oportunidades

Así que, mientras este 8 de marzo se celebra en todo su esplendor, soy consciente de que el camino hacia una sociedad más igualitaria no solo es lleno de retos, sino también de oportunidades. Tal vez, los discursos son meros preámbulos, pero es en nuestras acciones donde se puede medir verdaderamente la efectividad de nuestras palabras.

La historia se está escribiendo ante nosotros, y cada uno de nosotros tiene el poder de contribuir a un futuro donde la igualdad y la justicia no sean solo conceptos lejanos, sino una realidad palpable. Es momento de unir fuerzas y abrazar la lucha por el feminismo en todas sus formas, no solo como un ideal, sino como un compromiso diario para transformar nuestro entorno.

Así que sí, sigamos luchando, sigamos hablando. ¿Quién sabe? El futuro puede que nos depare sorpresas extraordinarias, y eso sería, sin duda, un motivo de celebración.