El 8 de marzo es una fecha que resuena en las calles de España. La lucha feminista ha estado en el centro de esta jornada, un día dedicado a poner de relieve la desigualdad, la violencia y las injusticias que muchas mujeres aún enfrentan. Este año, el 8-M se presenta especialmente complicado, y no solo por lo que se suele escuchar en las pancartas, sino por la combinación de escándalos que involucran a figuras prominentes de la política española, como Íñigo Errejón y Juan Carlos Monedero.
¿Te imaginas tener que mirar hacia el lado de aquellos que solían ser los grandes defensores del feminismo y ver cómo, en sus nombres, se asocian con acusaciones de acoso? Es una situación que causa un profundo desasosiego. Recordemos que solo unos años atrás, éramos testigos de Errejón blandiendo su pañuelo morado con orgullo, mientras denunciaba las injusticias de género. Y ahora, ¿qué ha cambiado?
La caída de ídolos: cómo el activismo se enfrenta a la realidad cruda
El hecho de que Errejón y Monedero estén ahora apartados de sus respectivos partidos, Sumar y Podemos, por acusaciones de acoso sexual, plantea serias interrogantes no solo sobre su legado, sino también sobre la credibilidad de los movimientos que ambos promovieron. Hablar de feminismo es sumamente complejo, particularmente cuando los líderes que defienden esta causa tienen su propio historial problemático. ¿Dónde queda el idealismo cuando se contrasta con la realidad de estas acusaciones?
Ambos políticos han tenido roles destacados en la política española, pero su trayectoria en favor del feminismo se tambalea ante la sombra de estos escándalos. Es razonable preguntarse: ¿los movimientos feministas tendrán que distanciarse de estas figuras, o serán capaces de seguir adelante a pesar de ellos?
Un 8-M marcado por la desconfianza
Este año, las manifestaciones del 8 de marzo en Madrid prometen ser un espectáculo digno de un drama político. La división entre Podemos y Sumar se torna cada vez más palpable, y las manifestaciones se verán condicionadas no solo por la demanda de igualdad, sino por la nube de desconfianza que ahora rodea a sus máximos representantes. La pregunta que muchos se hacen es si la participación de estas fuerzas políticas en las manifestaciones será vista como una hipocresía en medio de sus propios escándalos.
Y es que, ¿acudirá el PSOE a manifestarse junto a figuras como Monedero y Errejón? Los críticos del PP han hecho que esta ecuación se torne cada vez más clara: nos enfrentamos a un «Gobierno feminista» lleno de contradicciones. Parece claro que la política y el activismo feminista no siempre caminan de la mano de la manera en que nos gustaría creer.
Las voces que rompen el silencio
A pesar de las acusaciones que rondan a Errejón y Monedero, el Movimiento Feminista de Madrid nos recuerda que el feminismo no necesita cabecillas para existir. “No necesitamos que ningún partido ni cargo político nos secunde para que el feminismo siga conquistando espacios”, afirman desde la organización. Esto es un recordatorio poderoso y necesario: el feminismo es una lucha colectiva y no puede reducirse a las acciones o a los fracasos de unas pocas figuras.
Además, la respuesta de las organizaciones feministas es clara: más mujeres están dispuestas a romper el silencio y más personas están unidas en la lucha contra la violencia machista. La rabia, lejos de paralizarlas, se ha convertido en un poderoso motor que las impulsa a salir a las calles, y eso no puede ser ignorado.
Un llamado a la acción: feministas antirracistas
Bajo el lema “Feministas antirracistas, a las calles! Nos va la vida en ello”, la principal manifestación que se llevará a cabo en España es un claro llamado a la acción. Los organizadores enfatizan que la justicia no es solo un concepto abstracto, sino que debe ser tangible, basada en la verdad y en la reparación. Esta perspectiva renovada busca unir todas las luchas en una sola voz, que resuene y se haga escuchar.
Evidentemente, la lucha no solo se centra en la violencia física, sino que abarca otras problemáticas como la desigualdad en el trabajo, la explotación sexual y las políticas que afectan desproporcionadamente a las mujeres. La abolicion de la prostitución, que a menudo se queda en un «cajón» de propuestas políticas, es otra de las demandas que ha cobrado fuerza y que también fue discutida.
La falta de unidad como un desafío
La realidad es que este 8-M también se presentará dividido. La división entre dos marchas en Madrid—una convocada por las feministas más clásicas y otra por la denominada Comisión 8M—ilustra una vez más la falta de unidad dentro del movimiento feminista. Los debates sobre qué tipo de feminismo debe prevalecer—¿el inclusivo o el abolicionista?—sigue siendo uno de los puntos más controvertidos y se torna crucial a la hora de movilizar a las mujeres.
La figura de Ana Redondo, nueva ministra de Igualdad, es una esperanza para muchos, pero ¿será capaz de unir estas corrientes tan opuestas? La presión es enorme y el tiempo apremia.
Un futuro incierto
Lo que está claro es que el 8-M de este año se seguirá recordando por las controversias y las acusaciones que rodean a los líderes de Podemos y Sumar. ¿Podrán estos partidos reconciliar el apoyo a la causa feminista con los escándalos que han salido a la luz recientemente?
Los comentarios de líderes de la oposición han resaltado lo absurdo de la situación actual. Alberto Núñez Feijóo y José Luis Martínez-Almeida han aprovechado la oportunidad para cuestionar no solo la credibilidad de la izquierda, sino también la moralidad en cómo manejan estos casos. ¡Es el más puro estilo de la política, donde se juega a ser el más «hombre» entre hombres!
Reflexiones finales: el camino por delante
Este 8 de marzo, las calles estarán llenas de voces, de cánticos y de demandas. A pesar de las sombras que podrían oscurecer la lucha, la determinación de las mujeres por seguir adelante es más fuerte que cualquier adversidad. La lucha feminista no es solo de unos pocos líderes, sino de toda una comunidad que se niega a ceder.
A lo largo de nuestra historia, hemos aprendido que cada voz cuenta, que cada acción tiene poder. La lucha continuará hasta que todas las mujeres sean escuchadas, valoradas y respetadas.
Así que, en medio de la controversia, recordemos que el verdadero feminismo no polariza, sino que suma. Y aunque las sombras de Errejón y Monedero puedan parecer grandes, la luz del movimiento feminista sigue brillando más fuerte que nunca. ¡Nos vemos en las calles!