¿Alguna vez has pensado en la existencia de un buzón dedicado exclusivamente a deshacerse de revistas para adultos? En Japón, eso es una realidad. La historia de los shiroposuto —buzones blancos para arrojar publicaciones pornográficas— es un tema fascinante que combina la evolución cultural, la moralidad social y la tecnología; una mezcla peculiar que nos muestra cómo cambian nuestras costumbres a lo largo del tiempo. Así que prepárate, porque iremos a descubrir juntos por qué estos buzones se están volviendo poco a poco una rareza en el paisaje urbano japonés.

¿Qué son exactamente los shiroposuto?

Para aquellos que no están familiarizados con el término o la cultura japonesa, los shiroposuto son buzones específicos, pintados de blanco, diseñados para que las personas puedan depositar sus revistas, libros y películas con contenido sexual sin dejar que caigan en manos de menores. ¿Una forma un tanto inusual de lidiar con la pornografía? Tal vez, pero en un país donde la percepción de la moralidad es bastante alta, es un intento digno de valorar.

El concepto fue introducido en 1963 en la ciudad de Amagasaki, como parte de un esfuerzo por mantener el contenido adulto fuera del alcance de los niños. La idea era simple: brindar a los adultos un lugar discreto donde deshacerse de sus publicaciones sin exhibirlas públicamente. Con el tiempo, estos buzones se extendieron a lo largo y ancho del país y se convirtieron en un elemento común en estaciones de tren y otros espacios públicos.

De hecho, si ha habido un experimento social único en Japón, definitivamente es este. Me recuerda a cuando de niño encontré una caja enorme llena de juguetes en la casa de una tía. La caja, casi secreta, mantenía a salvo algunos de mis tesoros de juguete, lejos de la vista de mis primos más pequeños que a menudo asumían que todo juguete existente era suyo. Algo así parece ser el propósito de estos inusuales buzones.

Un vistazo al pasado: la historia detrás de los shiroposuto

La historia de los shiroposuto no se detiene en su invención. La socióloga Yuko Obi ha profundizado en la evolución de estos buzones y su significado cultural. En sus propias palabras, estas iniciativas fueron impulsadas en gran parte por madres preocupadas. Querían proteger a sus hijos de publicaciones que consideraban dañinas y, al mismo tiempo, encontrar una manera de lidiar con sus deseos humanos naturales. ¡Qué dilema, verdad?

Recuerdo una conversación con un amigo sobre cómo nuestros padres solían esconder las revistas que contenían esa «información perjudicial». Era curioso, porque mientras más intentaban ocultarlas, más queríamos buscarlas. Yo diría que los shiroposuto funcionan de manera similar: aquel aire de misterio solo impulsó la curiosidad.

La finalidad original, que era evitar que el contenido sórdido terminara en la calle, tuvo un éxito notable durante décadas. A su apogeo, los shiroposuto recolectaban miles de revistas y películas al año. En Nagasaki, por ejemplo, se recogían entre 5,000 y 6,000 publicaciones anualmente en la década de 2010. ¡Piénsalo! Es casi como tener un pequeño archivo nacional de secretos en cada esquina.

Evolución de la sociedad: ¿por qué están desapareciendo?

Sin embargo, como suele ocurrir con las tradiciones antiguas, la influencia de la tecnología ha cambiado todo el panorama. Según las estadísticas más recientes, el uso de los shiroposuto ha disminuido drásticamente. La razón principal es bastante evidente: el porno online ha tomado el control del contenido para adultos. Al igual que el video cassette se volvió obsoleto con el advenimiento de los DVDs y, eventualmente, el streaming, los shiroposuto ahora se enfrentan a una dura competencia en la forma de la internet.

¿Has notado que a menudo preferimos la comodidad de ver algo en la pantalla de nuestro móvil en lugar de salir a buscarlo? ¡Es una tendencia a la que muchos de nosotros hemos sucumbido! TikTok, Instagram y otras plataformas han revolucionado la forma en que consumimos información, entretenimiento y sí, también contenido para adultos.

Obi comenta que, aunque los bustos han servido a su propósito durante mucho tiempo, hoy en día es difícil pensar que sirvan como una solución eficaz en la era digital. Ni siquiera son visibles en cada esquina; es más como un misterio donde los nuevos usuarios apenas saben de su existencia, como si fueron un mito urbano.

La lucha de los guardianes de la moralidad

Detrás de cada shiroposuto, todavía hay una figura que trabaja para mantener los estándares morales: personas como Kazuhide Inoue, un septuagenario que se ha convertido en el guardián de estas peculiares cajas. Su trabajo, aunque un poco extraño, es fascinante. Este “****cartero de la moralidad****” pasa su tiempo revisando los buzones, asegurándose de que todo el material inapropiado sea desechado correctamente.

Recuerdo mi propio ‘trabajo extraño’ cuando era niño, de ayudar a mi abuela a ‘revisar’ las galletas antes de dárselas a los nietos: ¡había que asegurarse de que todas estaban en perfecto estado y solo las mejores pasaran la exigente inspección! De alguna manera, lo que hace Inoue es similar, ¿verdad?

Inoue arma su bolsa y se dedica a recolectar revistas y DVDs que los usuarios han arrojado al buzón. Sin embargo, muchos de estos guardianes de la moral enfrentan un dilema: aunque sostienen la tradición de proteger la juventud, ¿vale la pena el esfuerzo en un mundo donde el consumo de contenido ha cambiado radicalmente?

El futuro de los shiroposuto: ¿nueva vida o extinción?

De acuerdo con los informes, la mayoría de los shiroposuto están desapareciendo, pero no todos. Algunos lugares, como Fukui, han instalado buzones nuevos, demostrando que todavía hay quienes apoyan esta tradición. No obstante, la mayoría son cada vez menos frecuentes debido a su mantenimiento costoso y a la falta de uso. La pregunta que muchos se hacen es, entonces, ¿qué les depara el futuro a estos buzones?

Las opiniones son diversas. Algunos ven su desaparición como una señal de progreso: ¡la sociedad está evolucionando y adaptándose! Otros reflejan nostalgias por tiempos pasados, donde la moralidad se defendía en cada esquina, mientras otros se preguntan si el equilibrio entre privacidad y moralidad se ha perdido.

A menudo, me encuentro reflexionando sobre la confrontación entre lo viejo y lo nuevo. ¿Han perdido la batalla los shiroposuto, o simplemente se están transformando? ¿Hacia dónde nos llevará esta evolución cultural? Debemos estar atentos a los cambios y ser moldes de nuestro entorno social.

Reflexiones finales: el legado de los shiroposuto

El panorama de los shiroposuto es un microcosmos del cambio social. A medida que la tecnología avanza y nuestras costumbres se transforman, debemos preguntarnos cómo queremos equilibrar la moralidad con la libertad. Aunque los buzones pueden estar en vías de extinción, el diálogo sobre su existencia sigue vivo.

Quizás, como una sociedad, deberíamos encontrar nuevos métodos para lidiar con la moralidad en esta era digital. Lo que está claro es que si hay algo que los shiroposuto nos enseñan, es que cada tradición tiene su razón de ser, y aquellos que se dedican a proteger nuestros valores sociales siempre encontrarán la forma de adaptarse.

Y así, la próxima vez que veas un buzón blanco, recuerda su historia y el propósito que alguna vez sirvieron. Solo no esperes encontrar un «código secreto» para acceder a su contenido. Spoiler: la mayoría de las veces está vacío.

¡Hasta la próxima!