La historia que todo el mundo conoce, y que nadie debería olvidar. El accidente aéreo en Los Rodeos, Tenerife, en 1977, donde un Boeing 747 de KLM chocó contra un Jumbo de Pan Am en una de las peores catástrofes aéreas de la historia, no solo es un ejemplo de lo que puede salir mal en un entorno de alta presión, sino también un testimonio fundamental sobre el miedo interpersonal y la falta de comunicación en un equipo. Lo que empezó como un simple malentendido se convirtió en un desastre, en el cual 583 personas perdieron la vida.
Pero, ¿cómo pudimos llegar a esa tragedia? La respuesta se encuentra en lo que la experta en liderazgo Amy Edmondson denomina «miedo interpersonal», un fenómeno que puede ser devastador no solo en el ámbito aéreo, sino también en nuestros lugares de trabajo cotidianos.
La historia detrás del desenlace fatal
Imagina que estás en la cabina de un avión, con el cielo como límite y una vida entera frente a ti. Quizás en esa situación, alguna vez te hayas sentido incapaz de hablar, incluso cuando tu instinto te gritaba que algo no estaba bien. Esa fue la experiencia del primer oficial Meurs en el vuelo de KLM. A pesar de sus constantes advertencias sutiles a su capitán, van Zanten, sus palabras fueron ineficaces. ¿Qué lo detuvo? El miedo.
«Las decisiones cruciales se pueden tomar en un segundo y, a menudo, pueden provocar un efecto dominó», nos dice Edmondson. Cuando Meurs no se sintió seguro para alzar su voz y preguntar si realmente tenían permiso para despegar, se sentía como si su voz se hubiera apagado. Él no fue el único en ese infame vuelo; ese silencio se extendió a todos en la cabina, creando un ambiente donde el miedo al reproche eclipsó la necesidad de comunicación.
¿Quién no ha estado en una situación similar? Yo misma recuerdo una vez en clase, cuando un profesor hizo una pregunta y, aunque sentía que tenía la respuesta correcta, la incertidumbre de que podrían pensar que estaba equivocada me paralizó. Miré a mi alrededor y decidí callar… ¡Menuda pérdida de tiempo! Pero, ¿qué sería del mundo laboral si ese miedo se eliminará? Pasando de casos extremos a situaciones cotidianas, es un dilema que enfrentamos todos.
El impacto del “miedo interpersonal”
El miedo a ser juzgado, a hacer el ridículo, a enfrentar la crítica, provoca que muchas personas se autocensuren, incluso en entornos donde las decisiones son críticas. La situación de Meurs nos incita a reflexionar sobre el ambiente en nuestra propia empresa. ¿Es seguro hablar? ¿Estamos dispuestos a admitir nuestros errores y aprender de ellos? Lo que pasó en Tenerife también pone de manifiesto cómo el entorno laboral puede convertirse en uno hostil, donde los trabajadores sienten que absuelven de responsabilidad a sus superiores, y la comunicación se ve obstaculizada.
Edmondson explica que este tipo de ambientes son insostenibles. Los equipos donde los miembros sienten la presión de guardar silencio pueden ser muy peligrosos. A menudo, las ideas más innovadoras y las correcciones más necesarias permanecen en la penumbra, y así, se pierden oportunidades valiosas. En un contexto empresarial actual (que a menudo se basa en la agilidad y la innovación), esta es una tendencia sumamente preocupante.
La importancia de la seguridad psicológica
Aquí es donde entra en juego el concepto de seguridad psicológica. Es un término que se escucha mucho en el entorno laboral moderno, pero ¿qué significa realmente? Se refiere a un clima de trabajo donde las personas sienten que pueden expresar sus pensamientos, proponer ideas inusuales y reconocer errores sin temor a ser criticados.
Edmondson argumenta que “los empleados deben saber que se espera de ellos que se expresen, aunque emocionalmente no siempre resulte fácil o divertido”. Esto contrasta con la realidad en muchas empresas donde el miedo silencia a los trabajadores. ¿Te imaginas cuántas ideas innovadoras o soluciones a problemas se han perdido simplemente porque alguien se sintió inseguro para hablar?
Es fascinante pensar en ello: el ambiente de seguridad psicológica no solo fomenta el trabajo en equipo, sino que a menudo resulta en una mayor productividad. Equipos donde reina la confianza y donde asegurarse que cada voz cuenta son más propensos a experimentar con nuevas ideas y aprender de sus errores.
¿Cómo construir un ambiente seguro?
La construcción de un ambiente de seguridad psicológica comienza en la alta dirección. Los líderes deben estar dispuestos a mostrar vulnerabilidad, admitiendo que no tienen todas las respuestas, y fomentando un espacio donde las voces de todos importen. En este sentido, recuerdo haber trabajado con un supervisor que siempre decía: «La única pregunta estúpida es la que no se hace». A menudo, era un mantra que repetía para aliviar el ambiente y poder practicar la apertura. ¿Tienes algún líder como ese en tu vida laboral?
Para construir este tipo de cultura, Edithdson ofrece algunas recomendaciones:
- Fomentar la curiosidad: Mantén un interés genuino por las ideas de tu equipo. Las preguntas significativas pueden abrir la puerta a una lluvia de ideas innovadora.
- Aceptar los errores como parte del proceso: Las organizaciones exitosas ven los errores no como fracasos, sino como oportunidades para mejorar.
- Reconocer contribuciones: Incluye y celebra las aportaciones de todos los miembros del grupo, independientemente de su rango.
El camino hacia un ambiente laboral más saludable no es sencillo, pero es urgente.
Lecciones de actualidad: Volkswagen y el “Dieselgate”
Un momento fascinante de la historia moderna nos ofrece otra lección, la controversia del Dieselgate protagonizada por Volkswagen. Este escándalo se originó porque el equipo se sintió incapaz de expresar adecuadamente su preocupación respecto a las metas inalcanzables que les impusieron sus altos mandos. La presión de alcanzar un objetivo dentro de un tiempo determinado condujo a la creación de un software engañoso para manipular las pruebas de emisiones.
Nos lleva a preguntarnos: ¿dónde está la salud organizacional en un entorno así? Si los empleados hubieran tenido la seguridad para compartir su aprehensión inicial las cosas, podrían haber tomado un rumbo totalmente diferente. Mucho se habla de la ética empresarial en tiempos modernos y el impacto que esto tiene en la confianza pública. La percepción de la marca de Volkswagen se ha visto gravemente dañada, y lo que podría haber sido una situación problemática se convirtió en un escándalo monumental.
El rol de las escuelas en la formación de una cultura de comunicación
Y, ¿qué hay de la educación? Desde el aula, los estudiantes aprenden la importancia de tener la respuesta correcta y, a menudo, se les enseña a evitar cualquier situación en la que puedan parecer inseguros. Crear un ambiente donde se glorifique la asertividad y el aprendizaje constante podría cambiar radicalmente el futuro de nuestras organizaciones.
Imagina un aula donde los estudiantes son animados a compartir sus ideas innovadoras y donde se promete que no habrá consecuencias negativas si cometen errores. ¿No sería un enfoque refrescante?
Un futuro basado en el aprendizaje
El futuro que todos anhelamos se construye a partir de experiencias de aprendizaje, y esto implica que debemos dejar atrás el miedo interpersonal que nos aferra como una sombra. Desde líderes que muestran su vulnerabilidad hasta empleados que son alentados a hablar, es un ciclo que beneficia a todos y que se traduce en un entorno de trabajo positivo.
Las áreas donde se fomenta la seguridad psicológica también suelen ser más resilientes. En un mundo en constante cambio, estas organizaciones pueden adaptarse mejor a la incertidumbre y mantenerse a la vanguardia.
Reflexionando sobre la seguridad psicológica en nuestras vidas
Finalmente, la clave para convertir la teoría en acción es la reflexión personal. Pregúntate: ¿Cómo contribuyes a tu entorno laboral? ¿Eres el que fomenta la comunicación abierta o el que calla cuando siente que las cosas no van bien? Reflexionar sobre estas preguntas puede ser un primer paso para cambiar actitudes y fomentar un ambiente más seguro y empático para ti y tus compañeros.
Vivimos en un mundo lleno de retos, pero si aprendemos a construir la seguridad psicológica en todas nuestras interacciones, no solo en la vida profesional sino en nuestras relaciones diarias, quizás podamos evitar tragedias como las del accidente de Tenerife y ser parte de un cambio positivo en la cultura organizacional en todo el mundo.
Así que en lugar de dejar que el miedo nos paralice, elijamos la valentía, la comunicación y la colaboración. Después de todo, cada voz importa y juntos podemos construir un futuro más brillante donde cada idea, sin importar lo inusual que parezca, tiene un lugar en la conversación.