La noticia de la salida de Chema Alonso de Telefónica me golpeó justo antes del Mobile World Congress. Y no fue una sorpresa, pero sí un recordatorio de lo rápido que pasa el tiempo en el mundo de la tecnología y como, a veces, las visiones más brillantes pueden quedar atrapadas en la espesa niebla de la burocracia empresarial. Este artículo se adentrará en su travesía a lo largo de estos 13 años, explorando tanto sus logros como las promesas que quedaron en el aire. ¿Quién es Chema Alonso y por qué su nombre resuena como un eco en la historia reciente de la digitalización corporativa en España?

Un hacker en un mundo corporativo

Desde el momento en que Chema Alonso, un hacker convertido en alto ejecutivo, se unió a Telefónica en 2012, una corriente de aire fresco parecía entrar en la tradicionalmente conservadora empresa. La industria de las telecomunicaciones, a menudo percibida como una corbata gris sobre un traje oscuro, recibió un soplo de color con la llegada de un ejecutivo marcado por su estilo despampanante: gorro azul y patinete. Y sí, ¿quién no querría un jefe que sale de la oficina para ir a trabajar en patinete? Ahí ya ganaba puntos en originalidad.

¿Qué hizo a Chema Alonso tan especial?

Alonso fue un pionero en el sentido más literal; un perfil técnico que ascendió a la cúpula de un gigante del IBEX-35 sin seguir el guion habitual del MBA tradicional. Su nombramiento como Chief Digital Officer en 2016 simbolizaba un necesario cambio de mentalidad. Pero, ¿realmente logró el impacto esperado? La respuesta es, como suele suceder en la vida, un sí pero no.

A lo largo de su trayectoria, Chema fue la cara visible de varios proyectos ambiciosos. Telefónica confiaba en él para llevar a cabo la transformación digital que tanto necesitaba, y su carisma lo convertía en un gran comunicador. En su paso por la empresa, Alonso fue protagonista de campañas publicitarias, creando una conexión entre la alta tecnología y los consumidores que en muchos casos era más real en la teoría que en la práctica.

Las iniciativas que prometían mucho

La cuarta plataforma: sueños hechos trizas

Uno de los proyectos más esperados fue la cuarta plataforma, anunciada en 2016. Imagina un lugar donde la relación entre las operadoras y gigantes como Google o Facebook pudiera cambiar radicalmente. Los usuarios tendrían el poder de decidir sobre sus propios datos, incluso pedir una compensación a cambio. Suena como una película de ciencia ficción, ¿verdad? Lamentablemente, dos años después, el proyecto no vio la luz y se quedó en una mera promesa. ¿Te imaginas lo decepcionados que debieron sentirse los usuarios que soñaban con un nuevo mundo digital? Hay quienes creen que Alonso podría haber sido un revolucionario. Para otros, simplemente fue un buen vendedor.

Aura: la respuesta a Siri que nunca despegó

Y luego está Aura, un asistente virtual que en la presentación prometía no solo ayudar a sus usuarios, sino hacerles la vida más fácil. Inspirado claramente por figuras como Siri o Alexa, Aura fue un proyecto que recibió una cobertura mediática espectacular, pero que no logró capturar la imaginación del público. Sabes cómo es esto: lo anuncian con bombos y platillos, pero luego resulta que nadie quiere comprar lo que vendes. Chema presentó Aura en seis países de un tirón, y aunque la campaña publicitaria con loros parlantes sonó divertida en papel, la realidad era otra: el asistente apenas fue adoptado por una pequeña fracción de la base de usuarios de Telefónica. A veces, la única respuesta a tus problemas es el típico «¿por qué no funciona algo que debería ser tan simple?»

Movistar Home: el dispositivo sin un hogar

Hablando de proyectos desafortunados, ¿quién puede olvidar Movistar Home? La idea detrás de este dispositivo era ser el centro del hogar inteligente, pero se estrena en un mercado que ya contaba con titanes como Amazon Echo y Google Home. Claro, uno pensaría que con el respaldo de una gran empresa, habría un lugar para el niño nuevo en clase. Pero la realidad fue que los consumidores ya tenían smartphones que hacían mucho más que lo que el nuevo gadget ofrecía. La última vez que escuché de Movistar Home, había noticia de que regresaría… pero solo como una app. ¡Qué ironía!

Un balance entre luces y sombras

Con iniciativas fascinantes pero resultados más modestos de lo esperado, chequear la era de Chema Alonso en Telefónica es un ejercicio de balance y reflexión. Mientras algunos celebran su entrada en la empresa como un aire nuevo de innovación, otros acusan a la cultura corporativa de la compañía de haberla atado de manos. La dificultad de transformar una empresa tan arraigada en sus estructuras es un problema que muchos innovadores enfrentan.

La nueva guardia de Telefónica

Daniel Murtra ha comenzado a reorganizar la empresa de una manera más pragmática y, quizás, menos ruidosa. Con la salida de Alonso, muchos se preguntan si fue él el que no logró hacer los cambios, o si la compañía simplemente no estaba lista para lo que él ofrecía. En un mundo donde se busca la innovación, ¿por qué se teme también a la disrupción? Me resulta intrigante pensar en esto: ¿será que al intentar cambiar la cultura empresarial se malinterpreta la propia esencia de la compañía?

Reflexiones finales

En conclusión, el legado de Chema Alonso es un capítulo fascinante en la historia de la digitalización de las corporaciones en España. Su abordaje como «hacker corporativo» es representativo de la tensión que viven muchas empresas tradicionales en su camino hacia la modernización. Intentó abrir puertas, aunque no siempre fue capaz de derribar los muros que encontró a su paso.

Su trayectoria es un recordatorio de que la innovación no solo se trata de tener ideas brillantes, sino también de saber cómo ejecutarlas dentro de estructuras que pueden ser, en ocasiones, inflexibles. ¿Es esto un fracaso o solo una etapa de aprendizaje? Eso depende del lente a través del cual se quiera mirar. La transformación digital es un viaje, no un destino, y Chema Alonso fue, para bien o para mal, un conductor notable, si bien el viaje en sí ha tenido sus baches.

Así que, mientras celebramos su contribución a la tecnología en España, uno no puede evitar preguntarse: ¿qué nos deparará el futuro? La aventura de la digitalización continúa, y no tengo dudas de que habrá más protagonistas interesantes en esta narrativa en evolución.