El camino hacia la maternidad es una travesía llena de aprendizajes, sacrificios y, para muchos, un torrente de emociones. Es hermoso, pero a menudo complicado. Entre los hitos que experimentan las madres, el destete es uno de esos momentos que, aunque puede ser un alivio para algunas, puede dejar a muchas otras sintiéndose un poco perdidas, tristes o incluso solas. Hoy, vamos a desglosar este tema, explorar las emociones que lo rodean y ofrecer algunas perspectivas y consejos nutridos por la experiencia personal. Así que, si alguna vez has sido madre o incluso si solo eres un curioso, ¡sigue leyendo!

El inicio del viaje: la lactancia y su conexión emocional

Imagina esto: acabas de dar a luz y el bebé está en tus brazos. Él comienza a amamantar y sientes esa chispa mágica. Parece que de repente te has convertido en la principal fuente de alimento y consuelo de otra personita. La lactancia materna no es solo un acto físico, es una danza emocional, donde las hormonas como la oxitocina, también conocida como «la hormona del amor», fluyen en tu sistema. Cada vez que tu pequeño succiona, tú sientes una oleada de bienestar.

Carmen, una madre de 29 años, recuerda esa sensación de alegría y conexión: «Amamantar a mi hijo fue uno de los momentos más gratificantes de mi vida. Era como si creáramos un pequeño universo solo nosotros dos». Sin embargo, como muchas madres, Carmen también enfrentó el desafío del destete que dejaría huella en su corazón.

Estrés y culpa: destete y la falta de apoyo

¿Alguna vez te has sentido atrapado entre dos mundos? Eso es exactamente lo que siente muchas veces una madre cuando llega el momento de destetar. Para Camila, la logopeda que mencionamos al inicio, el destete fue todo menos un momento feliz. La falta de orientación y apoyo durante su lactancia la dejó sola, preguntándose si había hecho lo correcto. “Me sentí un fracaso por tener que cambiar a mi bebé a un biberón”, dice, recordando cómo se desmoronó emocionalmente.

Ella también es parte de un fenómeno llamado tristeza posdestete, que puede aparecer cuando finaliza la lactancia. Es una sensación que puede surgir incluso antes de tomar la decisión de destetar. La psicóloga Imke Dachs señala: «La tristeza posdestete sería la emoción que surge de manera esperable y adaptativa ante el cese del proceso de lactancia materna». Pero, ¿por qué no se habla más de ello?

La presión social y las expectativas

Otro factor que juega un papel crucial en esta montaña rusa emocional es la presión social. Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud sobre la lactancia —seis meses exclusivamente con leche materna— suelen estar presentes en la mente de muchas madres, creando una ansiedad subyacente: “No estoy haciendo lo suficiente”. Patricia, una abogada, explica: “Pensé que dejar la lactancia sería una liberación, pero me sentí muy triste”. Es una lucha de emociones que muchas mamás enfrentan, y es vital que la sociedad comprenda que la lactancia no es solo una opción de alimentación, sino un viaje emocional.

El duelo del destete: hacia dónde dirigir esas emociones

Si bien hay una gran presión, también es crucial reconocer que el destete no significa el final del vínculo. La lactancia es solo una parte de un espectro más amplio de la maternidad. Cuando llega el momento de dejar de amamantar, las emociones de tristeza y duelo pueden ser abrumadoras. Esto puede sonar muy dramático, pero piensen en ello: para la madre, el proceso de lactancia es profundamente instintivo, y dejarlo puede sentirse como una pérdida.

Carmen, que ahora tiene dos hijos, ha aprendido a navegar estos sentimientos. “Con mi segundo hijo, entendí que destetar no significaba perder el vínculo. Empezamos a hacer más actividades juntos, como jugar y abrazar, y eso ayudó a mitigar el duelo”, comparte. Los abrazos y el contacto piel con piel pueden generar niveles de oxitocina que compensen el cambio. Una pequeña dosis de amor siempre habrá disponible.

Estrategias para manejar el destete emocionalmente

Si estás navegando esta travesía o simplemente deseas proporcionar apoyo a otros, aquí te dejamos algunas estrategias para manejar esta etapa:

1. Reconocer y validar tus emociones

Es completamente normal sentir tristeza o culpa. La tontería de pensar que “estás sola” no debería tener cabida. Dediquémonos un momento a reconocer esos sentimientos. Recuerda que la tristeza es una respuesta válida a una pérdida, incluso si todos sabemos que destetar a tu hijo es parte del crecimiento. Habla con amigas, familiares o incluso busca comunidades en línea.

2. Hacer una transición suave

Cuando sea posible, haz que la transición del destete sea gradual. Esto no solo ayuda a tu hijo a adaptarse, sino que también le da a tu cuerpo tiempo para ajustarse. Si puedes, mira de sustituir una toma a la vez y reemplázala con actividades enriquecedoras como jugar, leer cuentos o disfrutar de un paseo al parque.

3. Mantente ocupada

Dirige esa energía hacia cosas que disfrutes. Si eres como yo, la gastronomía es un gran consuelo. ¿Qué tal cocinar o hacer alguna manualidad? ¡Olvídate de las calorías! Esa es la última preocupación en este camino.

4. Buscar ayuda profesional

Si los sentimientos se vuelven abrumadores, no dudes en contactar a un experto. La psicología perinatal ha ganado mucha notoriedad y es un recurso excelente para abordar estos sentimientos. Una psicóloga puede ofrecer consejos y herramientas para sobrellevar esta etapa con más apoyo.

Las fases de la maternidad: cómo seguir adelante

Incluso si el proceso de dejar de dar el pecho puede parecer oscuro, hay un mundo de luz al final del túnel. María Hesse, la talentosa ilustradora que compartió su experiencia en Instagram, dice que no hay que temer al destete. “Poco a poco me di cuenta de que el vínculo no se perdía. Que la magia de la teta también la tienen los brazos”, cuenta.

La conexión que creas con tus pequeños no se limita a la lactancia. Con cada abrazo, cada sonrisa y cada gesto cariñoso, continúas alimentándolo con amor. Puedes crear rutinas nuevas que refuercen esa conexión sin la leche materna. Así que, en lugar de una despedida, piensa en este proceso como una evolución.

La importancia del apoyo emocional

Las anécdotas como las de Patricia y María muestran que, al hablar sobre el destete, podemos normalizar el duelo y construir una comunidad. Las historias de otras mamás pueden hacer que te sientas menos sola. Participar en foros o talleres de crianza puede ser una excelente manera de compartir experiencias y aprender que no estás sola en tu sufrimiento.

En conclusión: celebrar el viaje materno

El destete es un viaje multifacético lleno de emociones. Es una pérdida, pero también una ganancia. Como madres, debemos navegar con cuidado entre los sentimientos de tristeza y celebración.

Así que, la próxima vez que una amiga o familiar se enfrente a este momento de transición, ofrécele tu apoyo. Recuerda que la lactancia es solo un capítulo en el hermoso libro de la maternidad. Llenemos nuestras páginas con historias, risas y mucho amor, porque al final, la maternidad es un viaje que merece ser celebrado, no solo llorado.

¿Y tú? ¿Tienes una historia que compartir sobre el destete? ¡No dudes en dejar tu comentario! Juntas, podemos hacer que estas experiencias sean un poco más suaves.